La escena pudo haber sido la de una película de mafias suburbanas, si no fuera porque ocurrió a plena luz del día y en un hospital público, frente a trabajadores de la salud y vecinos con guardapolvo y barbijos. El 25 de marzo de 2025, en la puerta del Hospital San Roque de Gonnet, una emboscada con machetes, armas de fuego y golpes de puño transformó un parte médico en una declaración de guerra. No era una guerra nueva. Era la continuación brutal de una vieja disputa que nunca se extinguió: el control de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA) en La Plata y su versión más violenta, que se expresa en las tribunas de fútbol, en los accesos a las obras, en los pasillos judiciales y en las cárceles.
A casi 3 meses de aquellos hechos, el rompecabezas empieza a cerrarse con nombres, apellidos, acusaciones y barro. La Justicia Penal local ya procesó a más de una docena de barras y militantes de la interna gremial y dictó nuevas prisiones preventivas. Entre ellos está Oscar "Osty" Monzón, quien se entregó el miércoles 11 de junio.
El expediente, como en los tiempos más oscuros de la política sindical platense, vuelve a mostrar la anatomía de un poder que, aunque fragmentado, conserva intacta su capacidad de daño.
El 25 de marzo: machetes y tiros en la guardia
Los hechos, narrados en el expediente por el fiscal Gonzalo Petit Bosnic tienen la frialdad quirúrgica de quien ha contado estas historias antes. Esa tarde, cerca de las 14, varios hombres vinculados a la barra de Gimnasia —identificados como Juan Roberto Arcajo, Manuel Alejandro Ramos, Mauro Perilli y el líder de la barra tripera Cristian "El Volador" Camilleri — esperaban novedades sobre la salud de Fernando Sacconi, un herido tras un episodio previo de violencia gremial. Allí fueron sorprendidos por un grupo de al menos 50 personas, que según la fiscalía actuaron instigadas por Iván "El General" Tobar, titular de la Agrupación Blanca y Azul y desde la cual disputa el poder interno de la seccional local del gremio.
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Iván Tobar asegura que es ajeno al enfrentamiento entre miembros de la UOCRA y espera ser excarcelado por la Cámara Penal.
Llegaron en dos camionetas, un Fiat Uno y unas quince motos. No hubo diálogo, solo palos, puntas, hachas, fierros y balas. Hubo heridos de arma blanca, cristales rotos y un hospital que se convirtió en campo de combate.
La causa penal califica los hechos como "tentativa de homicidio y daños", no como un simple ajuste de cuentas sino como un plan criminal de ejecución coordinada.
"Los emboscaron de modo simultáneo, con el objetivo de causarles la muerte", sostuvo el fiscal al respecto. La causa penal, que ahora se encamina a su cierre de instrucción, califica los hechos como "tentativa de homicidio y daños". No como un simple ajuste de cuentas, sino como un plan criminal de ejecución coordinada.
Preventivas, procesamientos y una cárcel que espera
En la última semana, el juez de Garantías Eduardo Silva Pelossi firmó un nuevo paquete de prisiones preventivas. La medida recayó sobre Exequiel David Ávila, Fabricio Agustín Borgert, Maximiliano Ezequiel Ramos, Jonatan Osvaldo Ruiz y Nicolás Agustín Tobar, todos supuestos ejecutores del ataque. En el texto del fallo, el magistrado afirma que existe "peligro cierto de frustración de los fines del proceso" si se los excarcela. En criollo: si quedan libres, podrían fugarse, intimidar testigos o destruir evidencia.
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El Hospital San Roque de Gonnet, lugar donde se dio el enfrentamiento.
Ignacio Amiconi | AGLP
Silva Pelossi también ordenó al Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) gestionar de forma urgente sus traslados. La cárcel será la próxima casilla en esta guerra de posiciones, porque, en este caso, no es el final sino apenas una estación. La misma prisión en la que están otros ocho hombres que responden a Tobar —sus hijos Santiago y Rodrigo Tobar, Luis Nievas, Emiliano D'Amico, Nehuén García y Brian y Franco Gamarra— y que ya recurrieron sus detenciones. A todos se los acusa por el mismo hecho.
La excepción es Víctor Alexis Ybarra, quien fue excarcelado tras acreditarse su participación marginal en el ataque, aunque continúa imputado. El último que faltaba —Oscar Monzón, alias "Osty" y quien es señalado como uno de los organizadores de la emboscada— declaró ante el fiscal, pero no incriminó a nadie. Solo resta capturar a un prófugo. La Policía Bonaerense lo busca desde hace semanas.
De las obras al tablón: cemento, barras y política en La Plata
Detrás del caso judicial, asoma con nitidez la vieja matriz de poder que signó la historia de UOCRA en La Plata: la combinación de negocios, lealtades políticas, violencia organizada y una cobertura territorial que mezcla hinchadas, contratistas y dirigentes. Tobar, pese a estar detenido, es el hombre fuerte del nuevo oficialismo gremial, construyó su agrupación a partir de exsoldados de la barra de Estudiantes. Su contracara: los leales a Juan Pablo "Pata" Medina y su hijo Cristian "Puly" Medina, cuya estructura —aunque disminuida tras la detención y caída en desgracia del histórico caudillo— aún mantiene vínculos con la barra de Gimnasia, militantes locales y punteros que orbitan la periferia del peronismo platense.
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Detrás del caso judicial asoma con nitidez la vieja matriz de poder que signó la historia de UOCRA en La Plata.
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La disputa ya no es por un cargo, es por el control de los accesos a las obras, la provisión de mano de obra, los favores políticos, las cajas paralelas y los peajes invisibles que tributan al gremio. En el medio, los métodos siguen siendo los mismos que en los años de plomo sindical: amenaza, extorsión, patota, plomo. La ciudad conoce estos métodos. No son nuevos.
El hospital de Gonnet no fue el primero, ni será el último escenario de esa pelea. La historia reciente ya tuvo otras escenas similares: emboscadas en asambleas, irrupciones violentas en obras públicas y amenazas a delegados. El caso actual, sin embargo, condensó todo en un solo hecho: fue público, masivo y quedó registrado. Por eso avanzó más rápido.
Cierre de instrucción y lo que viene
La causa penal aún no fue elevada a juicio, pero los fiscales trabajan para hacerlo antes de la feria judicial de julio. Según fuentes del Ministerio Público Fiscal (MPF), los elementos probatorios ya están casi cerrados: testimonios, cámaras de seguridad, informes médicos, rastros balísticos y cruces telefónicos. Falta la declaración del último prófugo y algunas pericias complementarias.
Lo que está en juego no es solo la autoría de un ataque violento: lo que se dirime, a cielo abierto, es quién manda y cómo.
Si el expediente sube a juicio oral, será uno de los procesos más resonantes del año judicial platense. No solo por la gravedad de los hechos, sino por el entramado político que lo rodea. La historia de UOCRA en La Plata, como escribió Rodolfo Walsh sobre otra organización con poder territorial —la Unión Obrera Metalúrgica (UOM)—, no es solo la historia de un gremio, es la historia de una ciudad y sus formas de poder. Lo que está en juego no es solo la autoría de un ataque violento: lo que se dirime, a cielo abierto, es quién manda y cómo.