Con más interrogantes que certezas, avanzó este viernes la segunda audiencia del juicio por el presunto femicidio de Romina Videla. La declaración de cuatro testigos de la acusación permitió establecer la existencia de una relación marcada por la violencia, pero no pudo aportar datos concretos sobre la noche en la que tuvo lugar el incendio de la vivienda de Melchor Romero en el que la víctima falleció calcinada.
Bajo la atenta mirada del Tribunal Oral Criminal (TOC) IV de La Plata, los testigos convocados por la fiscalía describieron la conflictiva relación que mantenían Héctor Carrizo, de 65 años; y Videla.
Aunque todos coincidieron en relatos sobre discusiones frecuentes y un clima de tensión en el hogar situado en 519 entre 184 y 185, al llegar al punto medular de su declaración —el origen del fuego que terminó con la vida de Romina— sus testimonios se encontraron con un muro de silencio o desconocimiento: ninguno de los testigos pudo aportar información sobre cómo se desataron las llamas y dejaron un vacío crucial en la narrativa del caso.
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Tras las declaraciones, el proceso ingresó en un compás de espera. La próxima audiencia, que sería la tercera, no tiene fecha prevista. Recién el próximo 24 de septiembre se definirá la nueva jornada de debate, un retraso atribuido a la "apretada agenda de la magistratura". La pausa prolongada tensa los nervios de un caso que ya acumula más de 4 años de búsqueda de justicia.
Indicios de violencia de género
Si bien los testigos no pudieron iluminar el hecho específico, sus declaraciones refuerzan la línea argumental de la Fiscalía: existía un contexto de violencia de género previo. Videla ya había denunciado amenazas de muerte por parte de Carrizo, un historial que la defensa técnica de los abogados Juan y Miguel Di Nardo buscará desvincular del incendio fatal, insistiendo en la inocencia de su cliente y en la prescripción del delito de amenazas.
Acusado femicidio en Melchor Romero año 2020
Héctor Carrizo, acusado de femicidio.
El juicio, que tiene a Carrizo enfrentando una posible pena de prisión perpetua por femicidio, incendio y amenazas, queda así en suspenso.
La próxima fecha marcará el rumbo de un proceso que busca, contra el tiempo y el olvido, reconstruir los últimos momentos de Romina y determinar si su muerte fue el trágico epílogo de la violencia o se trató de un accidente.