En ese marco, el presidente de la UNLP recibe a 0221.com.ar en su despacho para hablar de esta fecha tan especial, de la actualidad universitaria y de los desafíos que enfrenta para seguir brindando una educación pública, gratuita y de calidad.
Ser presidente de la UNLP y celebrar 120 años
—¿Cómo estás viviendo a título personal este momento tan especial para la UNLP?
—Más allá del cargo actual, para mí significa mucho. Estoy vinculado a la UNLP desde el año 1985, o sea que son 40 años, gran parte de mi vida la pasé en la Universidad. Desde que fui alumno, hasta ahora que soy presidente. Para mí es un honor realmente estar presidiendo esta casa de estudios en su aniversario. Esto es muy importante porque representa la continuidad de una institución que tiene su historia, su presente y, fundamentalmente, por ser una institución educativa de referencia, que tiene la obligación de pensar en ejes de futuro, en un mundo muy cambiante y un contexto dinámico y complicado. Para que la UNLP siga siendo protagonista tiene que adaptarse, ser flexible y tener una muy buena lectura de lo que está sucediendo en el mundo y de lo que va a ocurrir. Hace poco participaba de una actividad y un especialista planteó: "Estamos formando profesionales para un trabajo que no sabemos cuál va a ser. Porque los cambios son tan dinámicos". En este contexto, más allá de la coyuntura actual de la Argentina, toma principal importancia pensar el futuro.
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Martín López Armengol asumió como Presidente de la UNLP el 1º de junio de 2022
Marcos Gómez | AGLP
—Recién hacía mención a la cantidad de años que lleva recorriendo la UNLP, ¿cuáles son los hitos que más recuerda y que forman parte de la historia?
—A nivel institucional, por supuesto que para mí es muy importante toda la gestión en la Facultad de Ciencias Económicas. Empecé allí en el 2001 como secretario académico, hice toda la carrera, como vicedecano y decano. Ahí tuvimos un hito que hoy es una referencia en nuestra Universidad, que es la implementación del sistema SIU Guaraní, entre 2002 y 2003. Pasamos de un sistema manual que estaba cuando yo estudiaba, década del ’80, a un sistema digitalizado.
Junto con el CesSPI (Centro Superior para el Procesamiento de la Información) tomamos como prueba piloto a la Facultad de Ciencias Económicas para inscribirnos en el SIU Guaraní, a través de Internet, y todo lo que significó. Estoy hablando de hace ya más de 20, 22 año. Hoy tenemos un SIU Guaraní nivel 3. Eso para mí fue realmente importante como secretario académico. Un momento muy significativo.
Después los distintos cambios en planes de estudio, que tuve la posibilidad de llevar adelante como decano de la facultad. Llevamos adelante el cambio de plan de estudio que tenía más de 20 años.
Desde la Universidad, más allá de estos 3 años de gestión, hay muchísimas cosas que hemos hecho, es el trabajo de la continuidad de muchos presidentes desde 1983 hasta ahora. Y uno toma toda esa responsabilidad de continuar con proyectos que ya venían impulsándose y dar respuestas a los cambios que se están dando en el mundo.
Lo que hemos hecho desde la gestión es una continuidad de lo hecho por muchos presidentes desde 1983 hasta ahora Lo que hemos hecho desde la gestión es una continuidad de lo hecho por muchos presidentes desde 1983 hasta ahora
La UNLP y la ciudad
—¿Cuál es el rol que ocupa la UNLP actualmente en la ciudad de La Plata?
—Es un rol protagonista que lo ocupó desde siempre, desde su creación en 1905, 23 años después de la fundación de La Plata. La UNLP fue un actor muy importante en darle identidad a la ciudad nueva, con la que tiene muchas coincidencias: las dos fueron proyectadas, las dos fueron pensadas, una como capital, la otra como casa de estudio. Ambas historia se escribieron junta. En el medio estuvo la Reforma Universitaria, que llegó 13 años después de la fundación, y que nuestra Universidad la abrazó rápidamente.
Me parece que, desde 1983 hasta ahora, la UNLP fue tomando cada vez más una dimensión más importante en su vinculación con la ciudad y en el protagonismo que tiene la ciudad. Hoy es una de las instituciones de referencia de La Plata. Me sigue llamando la atención cuando te encontrás con rectores de otras universidades nacionales que te dicen: "La nuestra es hija de la Universidad de La Plata". Hay muchos ejemplos de universidades que hoy reconocen que su funcionamiento inicial estuvo muy vinculado a la UNLP. Entonces hay una Universidad que es un símbolo de la ciudad, pero que a la vez es una referencia a nivel nacional. Pero también compruebo, en viajes o representaciones, que hay un bloque regional en Latinoamérica en el que nuestra universidad tiene una gran importancia.
Martín López Armengol (8-8-2025) (1)
"Hoy la UNLP es también una referencia en el bloque latinoamericano", dice Martín López Armengol
Marcos Gómez | AGLP
—¿Con que proyectos concretos vincularía esa incidencia en la ciudad?
—Con políticas y gestiones de recursos para proyectos concretos como los edificios de las facultades o el tren universitario. Pero también en proyectos más ambiciosos y estructurales como el parque fotovoltaico, que actualmente estamos avanzando con el proceso licitatorio. También está la fábrica de alimentos deshidratados, la fábrica de baterías de litio y otros proyectos que están funcionando, que son de vanguardia. Y, al ser de vanguardia, son iniciativas muy complejas, que llevan mucho trabajo de las facultades y los colegios de la Universidad.
Desde su nacimiento, la Universidad mantiene la impronta de su fundador: ser una casa de altos estudios protagonista del cambio social. Esa vocación está plasmada en su proyecto constitutivo. Creo que eso, con el paso del tiempo, lo fue perfeccionando, aunque con altibajos propios del país. Creo que se ve que hay una Universidad muy activa y presente, que entiende su rol social de una manera muy estratégica. Eso creo que fue parte de la evolución desde la recuperación de la democracia, cuando se armó una gobernanza y un sistema de redes en donde las instituciones del medio son determinantes. Y eso lo ves en los proyectos de extensión, en los centros de investigación aplicada, en las diplomaturas y la presencia que tiene en todos los barrios de la ciudad. No solo somos una Universidad que forma profesionales, sino también una que distribuye el conocimiento que genera en toda la región.
Desde su nacimiento, la UNLP mantiene la impronta de su fundador: ser protagonista del cambio social Desde su nacimiento, la UNLP mantiene la impronta de su fundador: ser protagonista del cambio social
Los desafíos, la IA y las carreras del futuro
—¿Cuáles son los espacios que la Universidad aún no ha podido ocupar?
—Creo que algo que podríamos haber mejorado en los últimos cuatro años es un mayor compromiso para trabajar también con el sector empresario, en fomentar y generar micro-emprendimientos de nuestra propia Universidad. En el 2022, cuando recién empezamos la gestión, aprobamos una ordenanza de creación de empresas de base tecnológica, lo que se ve en el mundo, con muchas universidades que crean empresas, que brindan servicios o crean productos de innovación con alto impacto social. Bueno, es lo que estamos empezando a generar.
—¿Cómo se está avanzando en ese camino?
—Tenemos ya 11 empresas de base tecnológica que surgen de nuestros propios institutos y centros de laboratorios de investigación. Están a cargo de distintos investigadores que tienen esa inquietud emprendedora con las que quieren generar su propia empresa. Además de fomentar la vinculación con el sector productivo. Esto es la vinculación tradicional, no es algo nuevo en nuestra Universidad, pero vemos que hay cada vez más compromiso de nuestros laboratorios o centros de investigación en que ese conocimiento pueda aplicarse en las distintas instituciones de la ciudad, particularmente en el sector empresario.
—¿Y en ese marco cuáles son los desafíos que asoman?
—El gran desafío está vinculado al impacto de la inteligencia artificial (IA), no solo en las aulas de colegios o de facultades, sino en herramientas de la gestión, como el uso y análisis de datos. Son herramientas de IA que te permiten mejorar la planificación y toma de decisiones con análisis predictivos. Las facultades están trabajando en muchos proyectos, pero es un desafío ver cómo nuestra universidad, con 120 años de historia, sigue siendo protagonista en un contexto donde los cambios son cada vez más veloces.
Me acuerdo cuando pensábamos un plan de estudio en la facultad de Ciencias Económicas y decíamos: "Hoy estamos pensando un plan de estudio para los chicos que quizás, entre que lo aprobás y lo ponés a rodar, se van a estar recibiendo dentro de 7 o 8 años”. Como decía hace un rato, estamos formando personas para trabajos que aún no sabemos cuáles serán, debido al avance constante de la tecnología. Ese, creo, es un gran reto para la UNLP y para todas las universidades. Tengo mucha confianza porque la Universidad ha sabido reinventarse a pesar de los cambios sociales, económicos y tecnológicos. Estos últimos años han sido muy turbulentos y dinámicos.
Estamos formando personas para trabajos que aún no sabemos cuáles serán, eso es un gran desafío Estamos formando personas para trabajos que aún no sabemos cuáles serán, eso es un gran desafío
—Eso implica que también algunos trabajos que pueden desaparecer...
—Es lo que también nos preocupa desde aquí. Porque en definitiva no es solo ver qué instrumento, qué herramienta de IA o de cualquier tecnología adquirís para mejorar tus procesos, sino también lo que tenés que valorar es cuál es el impacto que tienes sobre el capital humano. Hay disciplinas, profesiones y oficios que van a quedar de lado. Como en todo cambio tecnológico hay ganadores y perdedores. Ahí es donde tenemos que estar muy atentos, a que la formación de nuestros jóvenes vaya conduciendo a aquellos oficios, profesiones o disciplinas que van a seguir. Eso implica ser protagonistas de este cambio tecnológico. La Universidad no solo tiene que adoptar estos cambios, sino también ser responsable y saber cómo administrarlos, porque la formación que ofrecemos finalmente impacta en los nuevos avances tecnológicos. Es un tema complejo pero ahí está el futuro.
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Para Martín López Armengol la inteligencia artificial representa uno de los grandes desafío para la UNLP
Marcos Gómez | AGLP
Ley de Financiamiento, presupuesto y contexto político
—Esas políticas requieren inversión y recientemente tuvo media sanción de la Ley de Financiamiento Universitario, ¿qué lectura hace de este momento?
—Por supuesto con mucha expectativa. Creo que gran parte de la comunidad universitaria y nuestra sociedad necesitan una ley que nos dé la posibilidad de que los docentes y nodocentes recuperen algo en el aspecto salarial, que fue muy castigado el año pasado y el transcurso de 2025. También hacen falta reglas claras en lo que refiere al presupuesto de gastos de funcionamiento. Pero, fundamentalmente, lo que siempre destaco, de estas leyes es que nos den la posibilidad de contar con un presupuesto. Por supuesto, uno siempre espera un presupuesto que no solo permita cubrir los gastos necesarios, sino que también posibilite un crecimiento real, algo que hace mucho tiempo no ocurre en nuestra Universidad. Lo que esperamos ahora es un presupuesto que incluya una proyección de crecimiento para lograr un avance real. Hasta ahora, el crecimiento ha sido solo nominal, no real.
Es necesaria una fuerte recomposición salarial para docentes y nodocentes de las universidades Es necesaria una fuerte recomposición salarial para docentes y nodocentes de las universidades
—¿Cree que es posible que esta media sanción finalmente se convierta en ley?
—Fue una aprobación categórica, con 158 votos afirmativos, lo que nos genera expectativa de que pueda ser apoyada en el Senado. Después habrá que esperar la reacción y la decisión del poder ejecutivo, que es de público conocimiento. Además de haberlo explicitado en esta ley, existen otras leyes que podrían ser objeto de veto presidencial, y en ese caso, hay otra instancia constitucional para insistir.
—También será importante el tratamiento del Presupuesto
—Claro, porque en los últimos seis años hemos tenido cuatro años sin presupuesto, es decir, con presupuestos prorrogados. Se hace muy difícil porque los valores se han quedado muy atrás debido a la inflación. Aunque el gobierno los va actualizando, pero es una actualización discrecional y que realmente preocupa. Preocupa porque no se tiene un horizonte de mediano plazo en el que se pueda prever con qué dinero se contará y qué proyectos se podrán encarar. Entonces, yo creo que hay dos cosas: la ley es importante porque plantea un futuro con mejores supuestos y una recomposición salarial necesaria. Pero más allá de eso, es importante que el gobierno nacional presente en septiembre el presupuesto para el año que viene, y que, independientemente de lo que decida la ley, ese presupuesto sea aprobado. Si esto ocurre, vamos a tener el presupuesto para el año que viene, después veremos cómo se puede trabajar.
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Marcos Gómez | AGLP
—Habló de los docentes y nodocentes ¿pero cómo se ven afectados los estudiantes?
—Todas nuestras políticas de bienestar estudiantil también se ven afectadas en este contexto.
—Por ejemplo el Comedor Universitario...
—El comedor es un punto muy importante en la historia de nuestra Universidad. Durante mucho tiempo estuvo cerrado, pero en 2004 la UNLP volvió a ponerlo en marcha. Hoy, alrededor de 10.000 chicos pasan por ahí, con dos turnos al mediodía y uno nocturno, y también los fines de semana. La demanda crece, y nosotros seguimos dando respuesta.
Como muchas otras, estas acciones de bienestar estudiantil forman parte de nuestra política académica, porque permiten que nuestros chicos y chicas puedan estudiar en la Universidad. Tenemos las becas Progresar, las becas Manuel Belgrano, que son nacionales, pero cuyos montos han quedado muy relegados. Es importante que el gobierno nacional también las actualice porque están relacionadas a carreras estratégicas definidas por el propio gobierno nacional. Estas becas buscan apoyar a quienes estudian esas carreras, que son consideradas clave para el país y tienen que ser interesantes para que realmente nuestros alumnos estén motivados para seguir esas carreras.
—¿Y cómo impacta la situación económica general en ellos?
—Ese es el otro punto, porque impacta en toda la sociedad pero en particular en nuestros jóvenes, que son los sectores más castigados, tal como lo indican los indicadores de pobreza. Los jóvenes son quienes más sienten la crisis que Argentina viene atravesando desde hace años, y que se agravó desde el año pasado. Esto nos preocupa porque vemos las deserciones. Muchos chicos y chicas tienen que salir a trabajar y dejan el estudio porque necesitan aportar a la familia. Entonces, cuesta pagar el transporte, cuesta alquilar y cuesta pagar la pensión. A quienes vienen del interior el hecho de trasladarse se vuelve cada vez es más difícil. Hay toda una construcción socioeconómica que, cuando se deteriora, impacta directamente sobre los estudiantes.
La deserción aumenta porque por la crisis muchos chicos y chicas tienen que salir a trabajar La deserción aumenta porque por la crisis muchos chicos y chicas tienen que salir a trabajar
Balance de gestión y el desafío de adaptarse a los cambios
—Está entrando en el último año de gestión, ¿qué balance hace?
—Todavía queda mucho por hacer para poder hacer un balance, pero para mí, la gestión de la Universidad es fascinante. Es estar diariamente con recorridos y conociendo espacios e investigadores, es algo que nunca termina. Con todo lo que produce, elabora, con quienes trabajan en ella, y con lo que significa para la comunidad. Hay momentos buenos y otros no tanto, sobre todo en una situación del país en la que quienes gestionamos enfrentamos muchas tensiones. Hasta ahora es muy positivo, sin duda.
—¿Qué sensaciones le genera ser el presidente de la UNLP en su 120º aniversario?
—La verdad, pensando en toda la historia de la UNLP y sus presidentes, estar en esa lista es para mí un privilegio y un honor. Además de que los aniversarios que terminan en cero y en cinco siempre tienen una sensibilidad especial. Este momento es una oportunidad para reflexionar y para difundir su historia, que fue pensada en 1905, en un país y una sociedad, también fragmentada, pero muy distinta. Y que, 120 años después, sigue vigente. Esto sirve para demostrar y convalidar que la UNLP ha atravesado muchas situaciones, las buenas, las difíciles, las dramáticas y las más oscuras, y que, a pesar de todo, sigue funcionando, sigue creciendo y sigue siendo una referencia, y así lo va a seguir siendo en el futuro.
Si tenemos la capacidad para seguir adaptándonos a los cambios, la UNLP va a seguir funcionando Si tenemos la capacidad para seguir adaptándonos a los cambios, la UNLP va a seguir funcionando
Si tenemos la capacidad para seguir adaptándonos a los cambios, de seguir generando conocimiento que sea recibido por la sociedad para no perder la legitimidad social que tenemos, la UNLP va a seguir funcionando. En definitiva, siempre dependerá de la Universidad misma. Más allá de las relaciones con el gobierno nacional que toque, todo dependerá de cómo maneje su autonomía. Y en esto, la generación de un conocimiento que sea útil para la sociedad y que ésta lo valore, es el principal motivo por el cual la Universidad va a seguir funcionado.