La banda de narcos peruanos que operaba en La Plata y vendía droga oculta en penes de cotillón quedará detenida hasta que el caso sea ventilado en juicio oral y público ya que la jueza de Garantías Marcela Garmendia dictó la prisión preventiva de todos los procesados confirmaron fuentes judiciales a 0221.com.ar.
La medida recayó sobre Manuel Benavídez Espichán, Sheyla Cruzado López, Hebert Sánchez García, Sonia Cueva Chiclote, Florencio Castro Moreno, José David Balarezo y Walter Paolo Pérez Díaz, todos procesados por comercialización agravada de estupefacientes. El octavo detenido es William Antonio Vivanco Leguas procesado por comercialización simple.
Tras analizar el planteo la jueza avaló la investigación realizada por la fiscal Ana Medina. La pesquisa incluyó seguimientos encubiertos, intervenciones telefónicas, toma de fotografías y filmaciones, lo que permitió identificar a cada uno de los integrantes de la estructura delictiva, como así también conocer los domicilios donde acopiaban los estupefacientes.
De la investigación se supo que la banda operaba, ente otros sectores del conurbano bonaerense, en la denominada zona roja de La Plata y que la droga era trasladada dentro de penes de plástico, para luego ser vendida por travestis.
Según se estima, esa estructura delictiva recaudaba alrededor de un millón de pesos mensuales, dinero que era invertido en vehículos por el jefe del clan familiar, un peruano de 48 años que vivía en Berisso, en una casa con pileta y cancha de fútbol valuada en más de 20 millones de pesos.
Con esos datos, la Justicia ordenó siete allanamientos que se concretaron en las últimas horas: tres en la localidad de Villa Elvira y uno en Altos de San Lorenzo; uno en Berisso, y dos en Boulogne.
En poder los imputados la Policía incautó más de un kilo de cocaína de máxima pureza, alrededor de medio kilo de marihuana, elementos utilizados para el corte de las sustancias y nueve penes de plástico, en cuyo interior se hallaron escondidas dosis de droga.
También se decomisó un revolver .32, balas de distintos calibres, joyas, dólares, pesos y cuatro automóviles, entre otros elementos de interés para la causa. Además, a partir de las escuchas, se pudo determinar que la organización utilizaba un restaurante denominado “El rinconcito del sabor peruano” como pantalla para vender la droga.