Tras el paro de micros que paralizó La Plata, el AMBA y gran parte del país, el conflicto salarial entre los choferes, las empresas del transporte y el Gobierno sigue sin resolverse y podría profundizarse si no aparecen los fondos para concretar los aumentos reclamados.
Durante la jornada del martes, se habló de una posible continuidad del plan de lucha con una medida de fuerza por tiempo indeterminado. Sin embargo, la Unión Tranviarios Automotor (UTA) desmintió públicamente esa versión.
A través de un comunicado, el gremio aclaró que no está en análisis una medida de esa magnitud y rechazó las declaraciones realizadas por Gabriel Gusso, quien se presentó como secretario gremial del sindicato. “Esta entidad gremial rechaza, desconoce y no se identifica con cualquier comentario u opinión política o gremial de este sujeto, que no es miembro de ningún cuerpo orgánico de la entidad sindical”, expresaron.
El reclamo del gremio liderado por Roberto Fernández apunta a que ningún trabajador cobre menos de $1.700.000, en un contexto de inflación persistente, tarifas congeladas y sueldos que no alcanzan para cubrir los gastos básicos.
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El paro de micros fue total en La Plata
Foto: Ignacio Amiconi | AGLP
Sin acuerdo entre la UTA y los empresarios del transporte
La negociación paritaria está estancada. La última oferta presentada por las cámaras empresarias -un aumento del 6% entre febrero y junio, sumado a montos no remunerativos- fue rechazada por la UTA. El gremio exige un ajuste mensual según el IPC desde enero, algo que las empresas aseguran no pueden afrontar.
Desde la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (AAETA), Luciano Fusaro argumentó que el salario actual, de $1,2 millones, no puede incrementarse sin una actualización de las tarifas, muchas de las cuales están congeladas hace más de ocho meses en el AMBA.
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Plaza Constitución sin micros, este martes durante la medida de fuerza de UTA
El conflicto expone no solo la disputa gremial sino también la crisis estructural del sistema de transporte, donde los subsidios, las tarifas congeladas y los sueldos en caída alimentan un combo explosivo. La Secretaría de Trabajo aún no logró encaminar una solución entre las partes.
Mientras tanto, la UTA mantiene el estado de alerta y espera un gesto político que destrabe el conflicto. Aunque la posibilidad de un paro por tiempo indeterminado fue desmentida oficialmente, las bases continúan presionando por una resolución inmediata. Todo indica que la pulseada recién empieza.