A 33 años del cuádruple femicidio cometido por Ricardo Barreda, sigue la disputa por la herencia
Se cumplen 33 años del cuádruple femicidio que conmocionó al país y la herencia de las víctimas de Barreda sigue en disputa entre la Provincia y la familia.
A mediados de año, la Fiscalía de Estado de la provincia de Buenos Aires presentó un recurso para impedir que dos integrantes de Arreche —Mariana y Tomás—, familia Elena la suegra del odontólogo y una de sus víctimas, sean reconocidos como parte legítima en el litigio por la expropiación de la casona de calle 48 entre 11 y 12, donde ocurrió todo.
Ese inmueble, escenario del cuádruple femicidio del 15 de noviembre de 1992, fue expropiado por el Estado provincial para fines públicos, aunque aún no se determinó la compensación final.
El Juzgado Contencioso Administrativo N°3 de La Plata había habilitado en abril de este año la participación de los jóvenes Arreche. Sin embargo, la Fiscalía de Estado apeló alegando que ambos fueron previamente excluidos como herederos por el Juzgado Civil y Comercial N°17, que en julio de 2024 determinó que su parentesco no alcanzaba los límites legales para heredar a Gladys Mac Donald, a sus hijas Adriana y Cecilia ni a Elena Arreche.
Según el organismo, permitirles continuar en el expediente vulneraría el debido proceso y los derechos de propiedad de quienes sí fueron reconocidos como herederos directos.
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El odontólogo Ricardo Barreda, cuádruple femicida
Quiénes heredan y qué bienes están en juego
El fallo del fuero civil dejó firme la nómina de sucesores de las cuatro víctimas. Por el linaje de Elena Arreche, la suegra de Barreda, fueron reconocidos como herederos sus sobrinos Irma Luisa Fernández Arreche, Dora Elena Julián Arreche y Hugo Enrique Fernández Arreche. Por el lado de Gladys Mac Donald, esposa del femicida, heredan sus primos hermanos, quienes coincidentemente pertenecen al mismo grupo familiar Arreche.
Por el fallecimiento de Adriana y Cecilia Barreda, heredan sus tías abuelas Graciana Nélida y Luisa Isabel Arreche. En tanto, los sobrinos nietos —Mariana y Emilio Tomás Arreche— figuran solo por representación, aunque su legitimidad es precisamente lo que hoy debate la Cámara.
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Las víctimas del cuádruple femicidio cometido en La Plata el 15 de noviembre de 1992
En disputa hay dos propiedades:
La casona de 48 entre 11 y 12, actualmente en ruinas.
Un departamento en la zona de la terminal de ómnibus, que pertenecía a Elena Arreche.
El conflicto central es económico: los herederos reclaman que la Provincia indemnice con el valor real de mercado y no con el valor fiscal, sensiblemente más bajo.
La conmoriencia, la clave jurídica que cambió la sucesión
En el fuero civil, la línea hereditaria se definió aplicando la teoría de la conmoriencia del Código Civil argentino. La doctrina establece que, cuando no puede determinarse con exactitud el orden de las muertes —como en asesinatos múltiples—, se presume que todos fallecieron al mismo tiempo.
Ese principio impidió que Barreda heredara a su esposa o a sus hijas y permitió que todos los bienes se transfirieran directamente a parientes colaterales del linaje de su suegra, justamente la persona a la que él más despreciaba.
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Una imagen del interior de la casa de la calle 48
Un inmueble cargado de horror y simbolismo
La casona de 48 y 11 no es un inmueble cualquiera: es un símbolo del femicidio más estremecedor de las últimas décadas. Allí, Barreda asesinó a su esposa, a sus dos hijas y a su suegra utilizando una escopeta Víctor Sarrasqueta que la propia Elena Arreche le había regalado años antes.
El deteriorado estado actual de la propiedad contrasta con la magnitud simbólica que conserva: es un sitio donde la violencia patriarcal se expresó en su forma más brutal y que, pese a la expropiación, nunca logró resignificarse.
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La casona de calle 48 entre 11 y 12, donde Ricardo Barreda perpetró el cuádruple femicidio
Foto: Archivo AGLP
Un caso que no deja de resonar
Tras cumplir su condena, Barreda murió en 2020 en un geriátrico de José C. Paz, declarado “indigno” para heredar. Sin embargo, su nombre continúa generando fascinación y rechazo. Ha sido objeto de canciones, remeras, estampitas y hasta defensas públicas que chocan con los avances del movimiento feminista.
A 33 años, su historia sigue presente en debates culturales, en proyectos audiovisuales —como la reciente filmación de la docuserie de dos capítulos— y en la agenda judicial. El expediente por la herencia funciona como un epílogo legal de aquel juicio penal que lo condenó y, al mismo tiempo, como una disputa entre parientes que nunca llevaron el apellido Barreda pero que hoy reclaman justicia patrimonial por el crimen que alteró su historia familiar.