El primer encuentro se concretó el 10 de agosto de 2019 en el centro cultural Azulunala, ubicado en 69 entre 12 y 13, adonde concurrieron alrededor de veinte chicos que, en su mayoría, se conocían de antes a través de la relación de sus padres. Aquella tarde de sábado fue pura emoción y puso a flor de piel la forma profunda y definitiva en que estos jóvenes están atravesados por la dolorosa historia que segó la vida de sus antepasados. Hubo presentaciones y, entre anécdotas llantos y sonrisas, un intenso debate que avanzó hacia la constitución de una organización que no sólo nucleara nietos sino también sobrinos nietos y otros descendientes de la segunda generación siguiente a la de las víctimas de la represión. Acordaron reunirse de forma regular y empezaron a pensar cuál sería su primera actividad.
El nombre, en efecto, fue muy discutido. “Nos identificamos como un organismo de Derechos Humanos creado para dar continuidad a la lucha desde un posicionamiento transversal. Finalmente, nos inclinamos por ponerle Nietes y subrayar con la e las luchas de nuestra generación”, explica Ana Ríos Brandana, de 22 años, estudiante de Psicología. La de Ana fue una familia muy castigada; sus abuelos José Ignacio Ríos y Juana María Armelín estuvieron secuestrados en el centro clandestino de detención “El Banco”, en Moreno. Según los retazos de historia que se pudieron reconstruir, ambos habrían sido arrojados al río en los llamados “vuelos de la muerte”. En su casa vibra la política desde siempre. Su papá Camilo, que estuvo secuestrado con apenas cinco años, milita en Hijos y forma parte de la Asociación de Trabajadores del Estado.
“Nosotres empezamos a juntarnos en el contexto de un gobierno neoliberal como el macrismo, queríamos involucrarnos, seguir la lucha de Abuelas, de Hijos y Familiares teniendo en cuenta también nuestras propias luchas como generación, como la igualdad de género o el aborto legal”, sostiene Lara Hueravilo, de 20 años, estudiante del Profesorado de Historia en la UNLP, para quien una de las misiones más importantes que tienen por delante es “llegar a las nuevas generaciones para que no se pierda la conciencia del horror que se vivió en el país”. Y acota: “Estamos dando, de este modo, un mensaje a nuestros mayores de que nos comprometemos fuertemente a seguir adelante con la lucha cuando ellos no estén”.
Una de las reivindicaciones surgida de Nietes es sostener que los desaparecidos fueron 30.400 porque incorporan los casos de 400 miembros de la comunidad LGTB y otras disidencias “a quienes -afirman- se intentó borrar de la memoria colectiva y no tuvieron familiares que marchen por elles debido a que se trataba de identidades expulsadas, marginadas, ocultas”.
Una de las principales preocupaciones que motivó la constitución de Nietes tuvo que ver con el contexto político del país. Según la mirada compartida por estos jóvenes, durante el gobierno de Mauricio Macri se produjo un “grave retroceso” en materia de DDHH. Al mismo tiempo, rechazan enérgicamente los planteos que denostan o menosprecian la tarea de grupos y referentes del sector a la que se ha llegado a considerar como “un curro”, como sugirió el propio Macri en diciembre de 2014 en una entrevista publicada por el diario La Nación. Creen, en este sentido, que esa corriente de pensamiento se reprodujo a partir de un clima generado por discursos de odio e intolerancia.
“En el período macrista hubo muchos ataques, hasta se puso en cuestionamiento el número de treinta mil desaparecidos, surgió la iniciativa de aplicar el beneficio del dos por uno a represores y hubo una actitud negacionista frente al caso de Santiago Maldonado”, explica Malena Moreno, de 23 años, otra de las precursoras de Nietes. Su abuelo, Carlos Alberto Moreno, era un abogado laboralista que defendía empleados de la cementera Loma Negra de Olavarría nucleados en el sindicato )Asociación Obrera Minera Argentina (AOMA). Malena, que estudia Ciencias de la Educación en la UNLP, agrega: “Nosotres intentamos no focalizar la historia particular porque nos pensamos de un modo colectivo, en función del proyecto de país y de las luchas que estamos afrontando”.
SALIR A LA CALLE
El 16 de septiembre de 2019, Nietes llevó adelante su primera intervención en la vía pública, durante la tradicional marcha en recuerdo de la denominada Noche de los Lápices, cuando fue secuestrado un grupo de estudiantes diez secundarios de los cuales seis permanecen desaparecidos. Si bien aquel día no marcharon encolumnados detrás de una bandera como suelen hacer los colectivos, realizaron una intervención frente al edificio de la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense colgando pañuelos blancos con la leyenda “Nietes” y consignas como “Tenían nuestra edad” o “Muy jóvenes para votar pero no para desaparecer”.
Los encuentros avanzaron en la organización de un gran evento con el que pensaban darse a conocer acompañados por los organismos de Derechos Humanos de La Plata. Pero hubo que cancelarlo. El festival, que llevaría el nombre de “Tercera generación en lucha” se iba a realizar en Meridiano V el sábado 14 de marzo de 2020, pocos días antes de que se cumplieran 43 años del golpe de Estado. El acto anunciaba un espacio con feriantes y la actuación de bandas en vivo. Dos días antes de la fecha, el presidente Alberto Fernández decretó una ampliación de la emergencia sanitaria a causa del Covid-19 y dispuso una serie de medidas para contener la propagación de la enfermedad a la que, pocas horas antes, la Organización Mundial de la Salud había declarado como pandémica.
La idea de “tercera generación” fue una de las consignas que consensuaron para mostrar su lugar en la continuidad de la lucha por los Derechos Humanos. Sin embargo, dejaron de usarla luego de que dirigentes de Abuelas les hicieran ver que, en realidad, las generaciones fueron cuatro, incluyendo Abuelas y Madres; Hijos; Nietes; y la de los desaparecidos y asesinados.
Las medidas restrictivas por la cuarentena dictada por el gobierno parecieron dejar todo en suspenso. Hasta que, poco a poco, el grupo cobró nuevo impulso y se fueron retomando los contactos en forma virtual: se organizaron reuniones por Zoom y se comenzó a incursionar en el activismo a través de redes sociales que se habían habilitado para la organización del fallido festival. Todo fue tomando un nuevo impulso.
“En algún momento, surgió la idea de filmar un documental con nuestras historias y eso hizo que comenzáramos a buscar testimonios de otros Nietes en distintos puntos del país”, relata Malena. Para ello, se lanzó una convocatoria por redes con la consigna “Si sos Nietes, comunicate”, a través de la que se sumaron nuevos miembros desde varios puntos del país. Lo que dio a Nietes, en poco tiempo, una dimensión nacional.
En diciembre de 2020, cuando el Congreso votó la ley que legalizó la interrupción voluntaria del embarazo, integrantes de Nietes confluyeron en la masiva movilización de apoyo a la sanción de la norma y así se conocieron personalmente. En esa oportunidad estrenaron las remeras blancas y negras que llevaban el nombre de la flamante organización con un reborde del mismo verde que caracterizó la campaña pro aborto legal. Ese día se abrazaron, con barbijos, aliviando los protocolos que hasta entonces habían impedido que se encontraran. Charlaron de política, compartieron viandas y bebidas y, ya de madrugada, cantaron al ritmo de una batucada “¡Aborto legal en el hospital, aborto legal en cualquier lugar!”.
Para el aniversario del golpe del 2021, Nietes ya estaba organizado por regionales. Ante la imposibilidad de movilizarse, optaron por impulsar actividades en sus propias jurisdicciones. En La Plata se realizó un mural en la Facultad de Psicología donde, además, fue colocado un mosaico con un pañuelo en una de las salas.
Hoy la agrupación cuenta con unos 100 miembros, de los cuales cerca de 40 son platenses, y suma terminales en Córdoba, Rosario, Tucumán, Salta, Pergamino, Olavarría, Tigre, Ciudad de Buenos Aires y Zona Sur (del conurbano).
“Estamos en construcción, definimos que el espacio crezca integrando a Nietes y sobrinos Nietes de desaparecidos y ex detenidos, pero aún no tenemos una mesa de conducción nacional”, cuenta Ana.
Por ahora, el esquema organizativo implica reuniones semanales por Zoom donde se encuentran los representantes de cada lugar. A ello le suman un activo grupo de WhatsApp donde circulan ideas, información, memes y muchos menajes, casi todos sobre asuntos ligados a la política y a cuestiones organizativas.
En este tiempo de distanciamiento, la actividad desplegada ha incluido encuentros virtuales, muchas veces de carácter formativo con referentes de Derechos Humanos y organizaciones políticas, sociales y culturales. Además, participan de charlas con estudiantes secundarios; encuentros sobre feminismos y masculinidades; y conversatorios con colectivos como Historias Desobedientes (que reúne a familiares de represores unidos para denunciar y repudiar sus actos) o Memorias Disidentes (grupo autogestivo formado para visibilizar a las disidencias sexuales durante dictaduras).
Nietes usa las redes para tomar posición sobre diversos temas de actualidad política como repudiar el accionar represivo en un desalojo de tierras ocupadas, un caso de violencia institucional o de discriminación o, como ocurrió semanas atrás, reprobar el ataque sufrido por Miguel Arias, candidato a intendente de Tapebicuá en Corrientes por el Frente de Todos.
Ahora le dan vueltas a la idea de escribir una suerte de manifiesto para explicitar sus principales definiciones, incluyendo cuestiones sobre género, violencia institucional, medio ambiente y la defensa de una posición latinoamericanista.
También intentan dar forma a una serie de podcasts mientras se esperanzan con poder marchar todos juntos en una nutrida columna detrás de una bandera que solo diga Nietes el próximo 24 de marzo, cuando se cumplan 46 años del inicio de la dictadura que se llevó a sus abuelos. El jueves último Nietes participó de una de las marchas realizadas en La Plata para conmemorar la Noche de los Lápices y llevó adelante una intervención llamada "relámpago" que replica el tipo de actividades que realizaba la militancia durante los años 70 en las que se buscaba reducir la máximo la exposición de los participantes y, al mismo tiempo, generar un impacto que visibilizara los planteos y reclamos.
RECONSTRUIR HISTORIAS
Cada uno de los miembros de Nietes tiene tras de sí una historia desgarradora. De a poco, con más o menos apertura, van logrando reconstruir la memoria familiar convertida en un rompecabezas con piezas borradas por el horror del genocidio. Su participación en el colectivo es, en algún sentido, reparadora, política y hasta terapéutica.
“Pasa algo muy fuerte, transformador, porque implica asumirnos un compromiso con nuestra historia personal y, a la vez, con la lucha colectiva por los Derechos Humanos desde un lugar diferente al que conocíamos y que consistía en acompañar a nuestros viejos”, confiesa Lara Hueravilo, para quien Nietes es "como una gran familia, un lazo acogedor donde nos encontramos para militar pero también para escucharnos y reconocernos en la historia común que nos atraviesa”.
Sus abuelos Mirta Alonso y Oscar Huervavilo fueron secuestrados el 19 de mayo de 1977 y llevados a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Mirta estaba embarazada y tuvo a su hijo Emiliano en cautiverio quien, tiempo después, fue recuperado en Casa Cuna. En un conversatorio organizado por Nietes hace unos meses, Lara supo que su abuela tenía como apodo de militancia “Tita”, un dato adosado a anécdotas que en su familia no eran conocidas.
De esa forma, y tal como ocurrió en HIJOS, los relatos cruzados aportan nuevos datos que, en ocasiones, revelan trayectos y vínculos inesperados. Algunos de los nietos descubren, así, nuevas facetas en la historia de sus abuelos.
En septiembre de 2020, Nietes lanzó una campaña en busca de detecar nuevos casos de hijos de desaparecidos con el eslogan: “En mes de la identidad, te proponemos dudar de todo”.
El abuelo de Ana Ríos Brandana, fue uno de los fundadores del Partido Comunista Marxista Leninista (PCML) en Argentina; se había formado conociendo en persona las experiencias de Vietnam, Cuba y China. Los dirigentes del PCML fueron arrasados y casi no hay sobrevivientes. Gracias a Nietes, ella pudo conocer algunos aspectos y los principios que guiaban al partido, es decir, las ideas que defendía su abuelo.
También supo que su papá había militado junto a los padres de varios de sus pares. “Nos vamos dando cuenta lo mucho que les cuesta a nuestros viejos hablarnos de estas cosas. Descubrimos que nuestra información generalmente es incompleta”. Y agrega: “Mucho de lo que sé de mis abuelos me lo enteré acompañando a mi papá a declarar como testigo en un juicio. Ahí le escuché decir cosas que nunca me había contado. Otras cosas sólo las supe porque me las contó mi mamá”.
Los Nietes consultados dividen las motivaciones grupales o políticas de la cuestión personal que tiene su propia procesión interna. “Hay un proceso de lucha que arrancan nuestros abuelos y que nosotros tenemos la obligación de mantener viva”, dice Joaquin Medina, de 17 años. Sus abuelos paternos, Elizabet Kennel y Daniel Medina, militaban en Montoneros y fueron secuestrados por separado en la zona de Tandil. En tanto que su padre, Simón -único hijo de la pareja-, logró salvarse y fue criado por los bisabuelos de Joaquín, en Ensenada. “Cuando abordás tu historia y se la contás a otros o escuchás lo que otro te cuenta, se te pone la piel de gallina y te mueve muchas cosas. Estar en Nietes es darse cuenta de que uno no está solo”, resume.
Para Joaquín, “la lucha tiene que transferirse a todo el mundo. No podemos dejar que se olvide para impedir que vuelva a repetirse. Para nosotros es muy importante en esta etapa mostrarnos, que nos conozcan, contar quiénes somos y por qué peleamos. Pensá -acota- que tenemos dos años como organización y casi todo el tiempo lo pasamos en pandemia".
REPRESIÓN EN LA PLATA
El Gran La Plata fue una de las regiones más castigadas en los años de plomo. La conjunción de un escenario político muy activo y concentrado que implica la capital de la provincia, la universidad y los sindicatos bonaerenses, sumado al polo fabril vinculado al procesamiento de hidrocarburos y Astilleros Río Santiago, convirtió a la zona en blanco predilecto del accionar represivo.
La dimensión del horror que sufrió la ciudad y su área de influencia puede verse reflejada en el sitio “Huellas digitales de la memoria” que recupera, en base al trabajo de los organismos defensores de los Derechos Humanos de la región, las historias de las víctimas del exterminio provocado por el plan represivo y las presenta en un mapa que permite su geolocalización. Se trata de un proyecto colaborativo lanzado el 24 de marzo de 2019 en el que participa, junto a organizaciones y oficinas de DDHH de distintos ámbitos y jurisdicciones, el diario digital 0221.com.ar.
Como consecuencia del ensañamiento que el gobierno militar exhibió en La Plata, la ciudad ha dado a muchos de los principales referentes de la lucha contra la impunidad y por las consignas de Memoria, Verdad y Justicia por lo ocurrido en esos años. Hay representantes platenses en Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y fue en La Plata donde surgió HIJOS, el colectivo que reunió a hijos de desaparecidos y exiliados durante la vigencia del Estado terrorista. El germen de esa entidad se manifestó durante un acto homenaje a desaparecidos realizado en la Facultad de Arquitectura de UNLP a fines de 1994. Unos meses más tarde, los hijos platenses participaron de un encuentro con pares de Córdoba y avanzaron en la constitución de una organización que fue presentada formalmente el 20 de abril de 1995 en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UNLP. Entre los objetivos de la institución figuraba la lucha contra la impunidad, la restitución de los hijos apropiados y la reivindicación de la lucha de sus padres. Rápidamente, la iniciativa fue replicada en otros puntos del país.
Durante el encuentro en Córdoba, en el que se tomó la decisión de formalizar la organización, los hijos redactaron un documento en el que, entre otras cosas, señalaron: “Para nosotros es imprescindible reconstruir nuestras historias personales. Pero no es una necesidad solamente nuestra. Recuperar la memoria y conocer la verdad es indispensable para toda la sociedad. El país debe asumir su propia historia”. Fue el momento de HIJOS de sumarse a la lucha. Ahora, llegó el tiempo de Nietes.