La defensa de Raúl Sidders, el cura detenido y procesado por abuso sexual a una exalumna del colegio religioso San Vicente de Paúl, solicitó una batería de producción de prueba de descargo, entre las que se destaca el pedido de declaración de varios integrantes de la comunidad educativa de la institución educativa y hasta el pedido de una pericia sobre el estado de salud mental de la joven que lo acusó, según se desprende de la documentación judicial a la que accedió 0221.com.ar.
En el escrito presentado por el abogado Germán Oviedo se detalla una lista de once personas entre las que hay autoridades educativas, exalumnas y alumnos, docentes, profesores y preceptores, aunque dejó aclaró que si el fiscal Álvaro Garganta cita a otras personas ligadas a la institución elegidas por él, no harán objeciones. "Más allá del dolor y sufrimiento que me generan las quiméricas acusaciones de las que soy objeto, tengo la firme convicción de que la verdad tarde o temprano saldrá a la luz y se demostrará que soy inocente respecto de los hechos que falsamente me imputa (la denunciante)", se detalla en uno de los pasajes del extenso escrito.
La defensa también requirió al fiscal que le solicite "al patrocinio letrado" de la denunciante:
Los datos de los médicos que atendieron en la adolescencia a la joven.
Los datos de los psicólogos y psiquiatras que atendieron en la adolescencia a (la denunciante).
Aporten todos los datos relacionados al primer novio sobre quien la denunciante hizo un relato de índole sexual sobre el que detalló "ese día no me lo voy a olvidar nunca más, fue horrible".
Las medidas fueron solicitadas en el marco de una “presentación espontánea” que realizó la defensa antes de la detención de Sidders, donde se solicitó se dicte “oportunamente” el sobreseimiento del sacerdote.

LOS ARGUMENTOS
En el escrito de 22 fojas, la defensa hace un pormenorizado relato de la versión de esa parte. “Jamás llevé a cabo ninguno de los actos con connotación sexual que me endilga la denunciante. No solo no es cierto, sino que resulta imposible, porque nunca estuve a solas con ella; menos aún que en las confesiones le haya preguntado a (…) –o cualquier otra/o alumna/o– sobre sus costumbres sexuales; tampoco le propuse que satisfaga sexualmente a su novio o que le enseñaría a tener relaciones con un compañero; es inadmisible aceptar que se tome por cierto lo que sostiene (…) en su denuncia por escrito, como así tampoco lo que luego amplió en su declaración testimonial, la que tuve la oportunidad de escuchar”, sostiene Sidders, quien permanece detenido.

Para el acusado los hechos relatados por la joven “son falsos de falsedad absoluta, como también lo es la inexacta descripción de los lugares del colegio, de la iglesia y de la sacristía donde ha indicado que se habrían producido los hechos aberrantes que pretende endilgarme”. “Una de las pautas más claras de la mendacidad de sus dichos se desprende de la falta de precisión que se advierte en su relato –la cual no es casual, sino causal–; en varios fragmentos hay un notorio indicio demostrativo de que los hechos jamás ocurrieron como los denuncia, por lo que, para poder demostrar mi inocencia, desde ya solicito se haga lugar a todas las medidas de prueba que propongo. Así, con su producción, indefectiblemente quedará al descubierto su mendacidad”, reza el escrito.
El sacerdote afirma que la investigación avanzó “sin más pruebas” que las aportadas por la acusación, para señalar que “el daño generado a mi persona ya es irreparable”.
Según la acusación el sacerdote abusó de la menor cuando tenía 11 años "a quien hacía colocar sus manos en los bolsillos de la sotana y sentir su pene erecto, situaciones que acaecía en el patio de la institución y durante los recreos, que provocó un grave daño en la salud mental de la niña". "Asimismo, y en las habituales ocasiones en las que recibía el sacramento de confesión, corrompió a la menor mediante explicaciones personalísimas sobre cómo masturbarse, realizar sexo oral y mantener relaciones sexuales con acceso carnal con su novio", se detalla en el expediente.
Sobre este punto, Sidders sostuvo que “no se puede aceptar un relato tan ambiguo e impreciso sin nombres de personas que supuestamente participaron de algunos pasajes de su vida tanto al momento de los hechos denunciados como con lo que ha pasado desde ese entonces hasta ahora –máxime cuando dice haber recurrido a distintos profesionales y está claro que ha tenido parejas–”. “Al colegio concurren cientos de chicos, profesores y preceptores. Es imposible que algo como lo relatado haya sucedido sin que nadie se enterara hasta la presentación de esta denuncia. Y la única persona que lo supo, me refiero al padre (de la joven9 que ‘casualmente’ ha fallecido”, agrega.


En la denuncia se detalla que la víctima tuvo secuelas de los abusos, que fue tratada por profesionales a los que la defensa quiere citar para que presten testimonio. “Para conocer la verdad, es indispensable conocer los profesionales que supuestamente atendieron de niña a (…) y receptar que saben sobre el particular. La denunciante en reiteradas oportunidades dijo haber sido tratada y medicada por los desmayos; pues bien, hay que solicitar que a través de la representante de la particular damnificada se aporten los nombres de los galenos a quienes primero habrá que ubicar para confirmar si tuvieron como paciente a (…); luego se los debe relevar del secreto profesional para que presten declaración testimonial”, reza al respecto el texto del descargo presentado por el sacerdote y en otro pasaje agrega: “No es lógico y es inaceptable que se me acuse de tan horribles y repudiables actos y que no haya una sola persona que viera algo ni haya escuchado en su momento a la víctima o que ni siquiera se puedan acreditar los inconvenientes de salud que dijo padecer y atribuye a lo que falsamente denuncia”.
“Es imposible aceptar que en una denuncia de tal gravedad institucional, una testigo diga que ‘jamás se olvidará lo sucedido un día determinado con un chico, porque fue horrible’ y al mismo tiempo que ‘ni se acuerda el nombre del noviecito porque era muy chica’”, sostiene la defensa en relación a una situación personal que vivió la joven en su adolescencia pero no recuerda el nombre del joven con el que se encontraba en la habitación de su casa.

Luego de realizar un detallado análisis de la declaración de la joven y por entender la defensa que existen situaciones que no cuadran, esa parte considera que “debe darse intervención a la Asesoría Pericial Departamental, a fin de que evalúe el estado psicológico y psiquiátrico de la denunciante antes de pasar a otra etapa procesal”.
El acusado fue capellán general del colegio San Vicente de Paúl. Según la denuncia entre los años 2004 y 2007 abusó de la denunciante que hoy tiene 27 años, tal como este medio publicó el 20 de agosto pasado. Al día siguiente de la presentación judicial el obispado de Iguazú defendió a Sidders y dijo que la denuncia se basa en "fake news", es decir, una falsa noticia. En esa misma jornada la curia platense emitió un comunicado dirigido a los fieles de la comunidad arquidiocesana y el arzobispo Víctor Manuel Fernández pidió que Sidders no tenga contacto con menores mientras es investigado.