A Juana Rodríguez le amputaron una pierna tras una rara enfermedad. En silla de ruedas, demostró que la ciudad no estaba preparada para personas con movilidad reducida y lucha por una localidad preparada y pensada también para quienes tienen alguna discapacidad. Brenda Martínez Barreto nació ciega, encabezó una campaña para conseguir un perro guía y pronto hará un entrenamiento para conseguir el lazarillo. Las Dragones Rosas son 18 remeras que superaron el cáncer de mama, entrenan y motivan sobre este deporte como una experiencia favorable en la recuperación de esta enfermedad. ¿Qué tienen en común? Que sus historias resonaron en la ciudad como relatos de mujeres que no saben de obstáculos y superan las adversidades: 0221.com.ar las recopiló en un nuevo aniversario de la ciudad.
Juana Rodríguez es platense, tiene 19 años y a mediados de febrero del 2017 estaba a punto de comenzar la facultad cuando le sucedió algo inesperado. Un día se despertó y notó una hinchazón importante en sus piernas, que triplicaba su tamaño normal y que le provocaba un dolor que no podía siquiera tocarlas. Ingresó a terapia intensiva del Hospital Italiano, donde luego de varios estudios le confirmaron que padecía de “rabdomiolisis”, una enfermedad rara y poco conocida que afecta los músculos y no permite que la sangre circule con normalidad. El edema afectó los riñones y le provocó una falla renal.
Sin saber el porqué del inicio de la enfermedad, el camino a recorrer fue largo. Estuvo internada dos meses en terapia intensiva y llegó a estar 15 días en coma farmacológico, soportó más de una docena de operaciones, reiteradas transfusiones de sangre. Todo, con su vida en un serio peligro. “Me abrieron las dos piernas desde la rodilla para abajo para que pueda circular la sangre y se deshinche el cuerpo”, recordó. Debido a la infección que se generó, los médicos le amputaron su pierna derecha y lograron salvarle la izquierda.
Juana comenzó a usar silla de ruedas y atravesó una odisea para intentar tener la vida “normal” de cualquier persona. Si bien aseguró que ya tiene asumida la situación, le costó mucho asimilar su nueva vida: “Mi mamá es trabajadora social y siempre vi muy de cerca los problemas de la gente, pero ahora que lo vivo me doy cuenta que nadie piensa en las personas discapacitadas. Un día fui al hospital y un auto estaba estacionado en la rampa, es una falta de respeto”.
Deportista, con una vida inmersa en la natación, hockey y gimnasio, contó que muchísima gente se comunicó con ella y que recibió un mensaje muy especial: “Me habló la hija del intendente Garro y me dijo que quería organizar una reunión para charlar con su papá”. Pocos días después se concretó el encuentro. La joven dialogó con el jefe comunal y le transmitió sus problemas, así como también le remarcó las zonas de la ciudad que tienen más inconvenientes de accesibilidad.
La joven terminó convirtiéndose en influencer y sigue brindando mensajes cargados de energía y positivismo. Su nuevo desafío fue desfilar para una marca de Buenos Aires. Además, este año llegó a la televisión para participar del programa "¿Quién quiere ser millonario?" que conduce Santiago del Moro por Telefe. Allí, la instgrammer contó sobre la extraña enfermedad que provocó que le amputaran la pierna derecha y mostró su espíritu de optimismo y lucha por una infraestructura y una sociedad más aptas para personas con discapacidad.
BRENDA
Brenda Martínez Barreto es una estudiante de 23 años de Gonnet y nació sin la posibilidad de ver. Hizo el primario y el secundario en distintas instituciones de la zona norte y ahora está cursando el profesorado en Educación Especial, con orientación en discapacidad visual. Sin embargo, necesita un gran apoyo financiero para obtener un perro guía y así continuar con su camino de independencia.
El valor de formación del animal -y el derecho a recibir todos los perros que ella necesite a lo largo de su vida- asciende a 12.000 dólares, monto que escapa a sus posibilidades. Por esta razón, su familia tomó contacto con el Club de Leones, una organización mundial de servicio con más de 46.000 sedes alrededor del mundo. Es la filial La Plata Sur la que apoya su causa y realiza gestiones para poder cumplir su sueño.
"Quise largarme sola porque ya proyectaba la idea de ir a la facultad. Siempre tuve acompañantes y crecí con ellos, pero cuando me enteré de la cantidad de cosas que hacen este tipo de perros, que te llevan a la panadería, al banco, al trabajo, me decidí", manifestó Brenda. Jessica, su mamá, aseguró que el principal objetivo de su hija es "sentirse libre” y dejar de depender de los demás: "Bren confía en la gente, en que la ayuden a cruzar la calle, en que le den bien el vuelto. Pero para ella, confiar en un perro guía es mejor que hacerlo en una persona".
Así es cómo entra en escena el trabajo del Club de Leones La Plata Sur. El presidente de la asociación, Dagoberto Sardina, explicó que la única escuela de entrenamiento para perros guía, en el territorio que va desde Estados Unidos hasta la Antártida, está en Quilmes y fue impulsada por el Club de Leones de esa localidad: "El animal que recibirá Brenda será el primero formado en Argentina que se entregue en la ciudad".
Según contó Eduardo Galeazzi, otro de los integrantes de la asociación, no todas las personas no videntes son aptas para recibir un can de estas características. Ahora bien, Brenda no es la única que debe cumplir con ciertos requisitos: el perro también debe pasar por un exhaustivo proceso de selección que se inicia desde su nacimiento y se rige principalmente por su raza y sus padres.
Sin dudas, su historia es un claro ejemplo de superación ante las adversidades de la vida y despertó la solidaridad del pueblo platense. A fines de julio le confirmaron lo que tanto esperaba: la campaña "Un perro guía para Brenda" logró recaudar el dinero que necesitaba para acceder a su lazarillo. Mediante el acuerdo celebrado junto a la Escuela de Perros Guía Argentinos (EPGA), Brenda se aseguró el derecho a tener todos los perros guía que necesite a lo largo de su vida. A fines de este mes se alojará alrededor de 20 días en un predio de Quilmes, donde se capacitará para terminar de concretar su deseo.
Pero llegar a tener su can no es el único: "Quiero terminar con el profesorado y estudiar Derecho porque también quiero ser abogada. Me gustaría trabajar en una escuela especial y enseñar braille. Mi idea es postularme como voluntaria en la biblioteca de braille de La Plata para transcribir los libros a ese sistema. Una vez que ya esté asentada en uno de esos trabajos y pueda mantenerme a mí misma y al perro, buscaré una casa para irme a vivir sola".
LAS DRAGONES ROSAS
Las Dragones Rosas es el grupo de remeras que vencieron el cáncer de mama y hacen este deporte para recuperarse de las secuelas, sino también para alentar a otras personas que luchan contra la enfermedad y concientizar sobre la detección temprana. Ninguna de las 18 mujeres de entre 40 y 70 años que conforman el equipo había agarrado un remo en su vida y tampoco se había subido a una canoa o a un kayak. Pero sí sabían cómo afrontar el riesgo. “Me enteré a través de la psicooncóloga que me trataba en la clínica donde hice el tratamiento y me dijo que se estaba armando un grupo. Empecé a participar y ahora soy la presidenta. Todas hemos pasado en distintas circunstancias por el mismo diagnóstico”, contó Jenny Bolatti, que preside el espacio.
La idea surgió en 2013, primero como mujeres con esa misma historia. “La iniciativa la trajo Adriana Bártoli, una platense que vive en Canadá. Tuvo cáncer de mama allá y se contactó con un grupo que se llama ‘Abreast in a boat’, que rema para recuperarse de las secuelas que puedan dejar la operación o el tratamiento. Entonces, quiso traer la idea a su ciudad natal”, recordó. Esta disciplina de origen chino tiene dos mil años de historia y es practicada por millones de personas en todo el mundo. En tanto, la movida a nivel internacional surgió hace casi tres décadas, de la mano del médico Donald Mc Kenzie, que estudió los beneficios de este deporte náutico.
“Demostró que el remo disminuía todas aquellas secuelas, sobre todo el linfedema, el edema del brazo que provoca la cirugía del cáncer de mama o las complicaciones posteriores en las cirugías. Él trabajó con 20 mujeres en un gimnasio y vio que remando se removían todas esas secuelas y generaba una actitud muy positiva físicamente. Estas 20 mujeres –de la que hoy solo vive una– quisieron seguir remando juntas y encontraron en este bote chino milenario un lugar donde hacerlo. Esto fue creciendo en el mundo y llegó a nuestro país”, detalló Jenny.
Y agregó: “Todo está nucleado en la Comisión Internacional de Remeras contra el Cáncer de Mama (IBCPC). Son 226 equipos de 24 países. En Argentina empezó prácticamente con nosotras y hay grupos en Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Neuquén, Río Negro, Tierra del Fuego. De argentina son nueve los equipos federados internacionalmente”.
En 2016 consiguieron la personería jurídica como asociación sin fines de lucro y cambiaron su nombre a Dragones Rosas. Inmediatamente empezaron a juntar fondos para poder comprar el ‘dragon boat’. Pero no fue fácil. Después de tres años y 40 días de viaje, la primera parte del sueño se cumplió. El 4 de septiembre llegó el bote desde China y lo usaron por primera vez el 7. “Remamos en el canal paralelo a la calle Génova, saliendo del Club Náutico de Berisso. Cuando me subí me dio una cosa tan rara, una mezcla entre emoción, alegría, disfrute”, dijo Jenny con una gran emoción. Hasta ese momento, entrenaban en canoas y kayaks.
Las mujeres entrenan todos los sábados de 13 a 15 en Berisso, bajo las órdenes de la profesora María Laura Libardoni. “Lo que queremos demostrar con nuestra actividad es que se puede vivir plenamente después de haber atravesado un cáncer. Justamente lo que hay que hacer es eso. Diagnosticarlo temprano y atravesarlo. Curarse y salir. Ese es nuestro lema fundamental”, subrayó. Ése es otro de los pilares de la asociación: “A la par concientizamos, para atraer gente. Que se acerquen, que le pierdan el miedo a la palabra cáncer. Es realmente fascinante. Remar así juntas, sentís que sos una sola cosa con tus compañeras y eso es muy fuerte”.