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Por Martín Soler
Desde el año 2010 que el 29 de julio no es una fecha más para los platenses. Aquella fría y soleada mañana de vacaciones de invierno, una banda de asaltantes ejecutó una salidera bancaria que resultó letal. Carolina Piparo cursaba más de ocho meses de embarazo y fue baleada para robarle el dinero que había extraído minutos antes del Banco Santander Río de 7 y 42. El 5 de agosto falleció su bebé Isidro Buzali, a causa del trauma padecido tras el impacto de bala en la cara de su madre.
Alrededor de 50 vecinos del barrio Los Fresnos de City Bell se reunieron para exigir a las autoridades respuestas ante la ola de inseguridad que los azota.
Ocurrió este miércoles en pleno centro de La Plata y fue protagonizado por un Honda Fit y un micro de línea Oeste. Por fortuna, no hubo víctimas fatales.
La banda estaba integrada por dos jóvenes de La Plata y tres hombres que habían llegado del Gran Buenos Aires con planes de robo. La modalidad: salidera bancaria. Pero, ¿quiénes conformaban la banda y qué roles cumplían?
Leonel Luciano López (19 años al momento del ataque), conductor y dueño de la moto Yamaha 125 que siguió a Carolina desde 7 y 42. Fue apresado en Dock Sud, el sábado 31 de julio.
Carlos Fabián Moreno (19), alias “El Pelado” o “Carlín”, en principio fue acusado de “encubrimiento agravado”, pero resultó ser el autor del disparo a la víctima.
Miguel Ángel “Pimienta” Silva (42), el “marcador” de Carolina. Su imagen quedó registrada por la cámara de seguridad del banco. En la puerta de la entidad se subió a una camioneta Ford modelo Eco Sport color negro, que sirvió de apoyo. Murió este jueves por la noche en su casa de La Matanza.
Carlos Jordán Juárez (45), conductor de la camioneta. Llegó desde La Matanza junto a “Pimienta” Silva, para hacer apoyo durante la salidera.
Juan Manuel Calvimonte (24), estaba en la camioneta junto a Silva y Juárez. Fue detenido el domingo 1º de agosto en Ciudadela.
La banda fue capturada en pocos días, mientras que Silva se entregó en La Plata tras algunas semanas prófugo. La clave de la investigación fue el rastreo de los teléfonos celulares y el análisis de impactos de llamados en las antenas de telefonía móvil, que permitieron establecer con precisión quirúrgica, la hora del ataque y la ruta de escape de los involucrados.
Todos los integrantes de la banda fueron condenados a perpetua por el Tribunal Oral Criminal II de La Plata, integrado por Silvia Hoerr, Liliana Torrisi y Claudio Bernard. Los jueces entendieron que la muerte del bebé, que nació de urgencia, fue un homicidio. Y la sentencia se transformó en un caso testigo (leading case). Las defensas sostenían que, técnicamente, la muerte debía tomarse como un aborto, delito que tiene un pena mucho menor a la de homicidio.
En su investigación, el fiscal Marcelo Romero sostuvo que: "Los imputados, en su aberrante accionar, quisieron y asumieron fríamente las consecuencias de cercenar la vida de Carolina y de Isidro: el segundo cometido fue consumado".
Romero sostuvo que era "tan claro que Isidro tenía vida y era un ser independiente que uno de los co-imputados manifestó telefónicamente en una conversación con su madre: ‘Estoy re jugado, si esa criatura se muere yo quedo hasta las pelotas’", según surge de escuchas telefónicas que sirvieron como prueba en la investigación.
Isidro, de una semana de vida, falleció el 5 de agosto a las 13 en el Hospital San Roque de Gonnet, donde permaneció internado en terapia intensiva desde que nació tras una operación cesárea de urgencia cuando su madre fue baleada.
El fatal hecho comenzó a gestarse el 28 de julio, cuando Carolina fue al Banco Santander Río de 7 y 42 a retirar 20 mil dólares para pagar parte de su primera vivienda, pero le dijeron que regresara al día siguiente porque no había fondos suficientes.
A la mujer y a su esposo les llamó la atención, pero al día siguiente Carolina volvió al banco con su madre y retiró 13 mil pesos y 10 mil dólares.
Tras salir, fue en auto hacia su casa del barrio La Loma. Fue sorprendida en la esquina de 21 y 36, donde los motochorros López y Moreno le arrebataron la cartera. Carolina se resistió y fue baleada.
Durante la primera etapa de la investigación, el entonces tesorero de la sucursal, Gerardo René Pereda, quedó en el ojo de la tormenta. Se lo investigó como “presunto entregador de la víctima”. En su declaración explicó las razones por las cuales hizo volver a Carolina dos días seguidos, y se consideró una “víctima” de la situación. Finalmente fue sobreseído.
LA PALABRA DE CAROLINA
El 22 de septiembre de 2010, tras varias citaciones, Carolina Piparo se presentó a declarar ante la fiscal Ana Medina, quien suplió momentáneamente a Romero, que estaba de licencia. De mujer a mujer, la víctima volvió a revivir la tragedia para que el relato quede plasmado en el expediente y poder seguir adelante con la investigación. La banda ya estaba tras las rejas, pero los tiempos procesales apremiaban para terminar con la prueba y solicitar que el caso sea ventilado en juicio oral.
A las 15.40 de aquel día comenzó a declarar ante la fiscal y rodeada por los abogados defensores de los detenidos. Con un hablar lento, producto de la angustia que mostró y la traqueotomía a la que fue sometida durante su internación, confirmó que el 28 de julio, un día antes del brutal ataque, fue a la sucursal del banco Río Santander de 7 y 42 a retirar 20 mil dólares pero el cajero (Pereda), le dijo que debía haber avisado antes y que no podía darle esa suma.
“Me dijo que no la tenía disponible y como máximo me podía dar diez mil dólares. Sin ánimo de discutir ese día por la panza (estaba embarazada de 39 semanas) le pregunto cuándo puedo retirar el resto y me dice mañana a la misma hora”, aseguró Carolina. Y añadió: “Me dice (el cajero) si mejor no quiero llevarme todo mañana y le digo que no, que quería llevarme los diez mil dólares”. Ante eso, le pidió que al otro día “lo vea a él".
“Cuando entró al banco -continuó- noto que el cajero me mira y yo lo miro”, y luego "atiende a una persona que estaba delante" de ella en la fila.
Precisó: “Cuenta dos veces los dólares en el contador de billetes, para mí se veía mucho la plata, y por eso apoyo el brazo en el mostrador con la intención de tapar”.
“Él miraba constantemente hacia la izquierda por lo cual yo también miro pero no veo nada, sólo dos personas esperando”.
Pero en la filmación del Banco se ve que el marcador “Pimienta” Silva estaba a la derecha de Pereda y Carolina.
La víctima ratificó además que tras el asalto, el primer día que estaba en terapia intensiva le dijo a su marido: “Fue el cajero”. Además reiteró que fue ese empleado de la sucursal bancaria quien le dijo la hora en la que debía ir para retirar el dinero.
El ataque en primera persona
Con el dinero en su poder Carolina y su madre se subieron al auto que estacionaron en la cochera del banco. Cuando se dirigía a su casa junto a su madre comentaron que el cajero “no” la “miraba y que era medio tosco para dar la plata”.
Al estacionar el auto en la esquina de 21 y 36 abrió la puerta y se sintió “acorralada” por una moto y un hombre. “Grité muy fuerte ‘no’”. En el lugar había dos “hombres” pero ella sólo vio a uno que le dice “dame la guita que sacaste del banco hija de puta”.
Carolina se agarraba la panza e imploraba que no le hicieran nada porque está “embarazada” lo que era visible “porque la panza me chocaba con el volante y me costaba bajar del auto”.
La mujer dijo que en ese instante quedó “paralizada” y el agresor “automáticamente me pega con el arma un culatazo en la cabeza, empiezo a sangrar enseguida y él ahí me baja del auto de los pelos” donde “arrodillada” la sigue golpeando “en todo momento, con muchísimo odio, descontrolado”.
El agresor, Carlos Moreno, ye le había arrancado la cartera con el dinero. Tenía la visión borrosa por la sangre que salía de su cabeza e inundaba sus ojos mientras estaba de rodillas tomándose la panza, ve la cartera “que estaba a un metro mío en la vereda” y el agresor “me sigue pegando en vez de agarrar la cartera, yo no siento el disparo”.
Una pareja que pasaba por el lugar se acerca para auxiliarla mientras su madre llama a una ambulancia del sistema público de salud que tardó “muchísimo”.
“Yo siento que me estaba muriendo, no podía respirar más. Lo que me acuerdo es de hacer fuerza por seguir respirando y pensar que el bebé estaba bien, nunca imaginé que podía pasar esto”.
LA PATA POLICIAL
Durante la investigación el entonces juez de Garantías César Melazo (hoy señalado de dar protección a una banda de policías y ladrones de La Plata) le ordenó al fiscal Romero que profundice la presunta conexión existente entre policías y los detenidos. “Pese a los escasos medios con los que cuenta, deberá redoblar su esfuerzo para profundizar la investigación tendiente a corroborar, determinar y acreditar la participación o no de los causantes en este hecho y en otros hechos delictivos”, sostuvo el magistrado un su resolución.
El juez, además, había autorizado que personal de Asuntos Internos de la Policía bonaerense le tome declaración testimonial a "Pimienta" Silva, quien es su indagatoria reveló que uno de los líderes de la banda tenía contacto habitual con policías del Conurbano bonaerense.
La sombra de "La Bonaerense" apareció en la investigación tras los dichos de Silva quien aportó un dato tan desconocido como grave. Carlos Jordán Juárez, uno de los líderes de la banda, tenía relación con policías de “La Matanza” y “San Isidro”.
En el relato de su versión del caso, Silva explicó que Juárez "tiene relación con la policía de todos lados" y dijo que desde su handy, "habló con policías".
"Carlos me decía este (por el policía) es de La Matanza, este de San Isidro" graficó, y cuando se lo consultó si hablaban en trato amistoso, respondió: "Sí. Hablaban de coches, de negocios". Nunca se conocieron avances en esa investigación que quedó en manos de Asuntos Internos.
EL JUICIO
El 4 de marzo de 2013 comenzó el juicio oral a la banda. A los seis mencionados, se sumaron Carlos Burgos (quien llegó acusado de ser el autor del disparo y resultó absuelto) y Alejandro Claramonte, acusado de ser el cerebro legal de la banda, pero en realidad trabajaba para un estudio jurídico recorriendo comisarias captando clientes. Fue excarcelado en la investigación y absuelto tras el juicio oral.
Uno de los momentos más salientes del debate, fue la declaración de la víctima, quien lloró varias veces en su relato: "Me tocó quedarme viva para hacer justicia por Isidro", dijo aquel día.
"Nada puede ser mejor de lo que era. Mi vida cambió radicalmente", dijo ante los jueces durante la primera jornada del juicio contra los siete acusados por el robo ocurrido en julio de 2010.
Piparo recordó que conoció a su hijo por fotos y que en sus últimos minutos de vida “no pudo abrazarlo”, porque permanecía inconsciente en terapia intensiva. “Yo me las iba a arreglar, quería que viviera, que esté conmigo. Era gordo y hermoso, yo les aseguro que quería vivir” dijo entonces Carolina.
Durante su relato le pidió a Carlos Moreno (uno de los acusados) que la mirara a la cara. No lo hizo, pero diez días después, el 14 de marzo, al escucharlo hablar, volvió a escuchar la misma voz que la insultaba mientras la golpeaba en el piso: “Fue él”, gritó Carolina en medio de la audiencia. Su voz de dolor sonó en la sala de audiencias como un sorpresivo trueno en la calma de la campiña: “Fue él, el que me disparó”, asestó si dudar un segundo. Dos años y ocho meses después del ataque, Carolina pudo reconocer al autor material del crimen de su bebé.
Esa jornada fue clave para la defensa de Carlos Burgos, quien durante todo el proceso sostuvo que el joven no había participado del hecho. Los antecedentes de su padre (como pirata del asfalto) y las causas penales que tuvo cuando era menor, le habían marcado el destino, pero finalmente se fue caminando de Tribunales. Esa noche festejó la libertad en familia, comiendo "milanesas con ensalada", detalló el día de su libertad. A las semanas cayó detenido nuevamente. Borracho y drogado, intentó robar en un kiosco en pleno centro de La Plata.
El 21 de marzo declararon los médicos que atendieron a Piparo durante el embarazo y los que la asistieron tras el ataque feroz. Todos confirmaron que durante la etapa de preñez no existieron problemas de salud, tanto para la madre como para el bebé. Se trató de un proceso de maternidad normal, sin sobresalto y todo hacía indicar que se trataba de una criatura “fuerte y sana”.
A su turno la médica Graciela Badin detalló ante los jueces y las partes, los procedimientos asistenciales que Piparo recibió cuando entró herida. Explicó que la mujer ingresó a la guardia del hospital con “riesgo inminente de muerte” y que su “índice de sobrevida” era bajo.
La médica dijo que la embarazada presentaba lesiones severas y un estado crítico. Pero, aún con serias dificultades para respirar, Carolina balbuceó para pedir por Isidro: “Por favor, mi bebé, mi bebé”, recordó Badin en su declaración.
A las 12.40 nació el bebé, en una cesárea de urgencia. “No tenía signos vitales. No había pulso, ni latidos cardíacos, por lo que requirió reanimación”, contó la médica.
Badin explicó que el daño fetal sobrevino por el compromiso respiratorio que padeció la madre. ”Sufrió en el útero la falta de oxígeno” de Carolina. Y agregó: “Era un bebé de aspecto saludable, grande, pesó 3,400 kilogramos”.
Los relatos de los médicos fueron claves para arribar a la primera de las calificaciones legales que tuvo el caso. El 13 de mayo se conoció la sentencia: perpetua para los cinco integrantes de la banda por intento de homicidio criminis causa en perjuicio de Carolina, homicidio criminis causa por la muerte de su bebé Isidro y robo calificado por uso de arma de fuego “con aptitud para disparo”.
Las defensas, recurrieron la sentencia y en febrero de 2015, en fallo dividido, una sala de Casación bonaerense redujo las condenas mediante una reconfiguración legal del caso. Los jueces Los jueces Víctor Violini y Daniel Carral sostuvieron en el fallo que la muerte del bebé se trató de un "homicidio en ocasión de robo". Por ese cambio de encuadre Moreno y Jordán Juárez recibieron la nueva pena de 25 años; Calvimonte de 24; y Silva (ya fallecido) y López de 23. Pero esta sentencia fue nuevamente recurrida ante instancias superiores y aun no esté firme, a ocho años de haberse cometido el hecho.
Leí está noticia y me pareció triste, mataron a Isidro, sufrimos tanto, me arruinó la vida, se la arruinó él mismo.
— Carolina Piparo (@CarolinaPiparo) 27 de julio de 2018
El crimen no debería ser el camino de nadie, siempre hay una alternativa para no dañar.
No odio ni tengo expresiones de odio, las repudio siempre. https://t.co/g9qjH4Rxbu
El 13 de julio último, Silva fue excarcelado por graves problemas de salud. Durante su estadía tras las rejas sufrió dos accidentes cerebro vasculares, que lo dejaron hemipléjico. Falleció este jueves 26 de julio, en su casa, producto de su deteriorado estado de salud.
Al conocerse la noticia del fallecimiento Carolina expresó mediante su cuenta de Twitter: “Leí está noticia y me pareció triste, mataron a Isidro, sufrimos tanto, me arruinó la vida, se la arruinó él mismo. El crimen no debería ser el camino de nadie, siempre hay una alternativa para no dañar. No odio ni tengo expresiones de odio, las repudio siempre”.