Desde el martes están subiendo y bajando las escaleras para limpiar sus departamentos, listos para reacomodar de a poco sus vidas sobre calle 48.
Exactamente 42 días después del incendio y derrumbe del depósito de Aloise Tecno en la esquina de diagonal 77 y 48, este miércoles los vecinos del edificio lindero volverán a pasar la noche en sus departamentos. Durante todo ese tiempo estuvieron deambulando por hoteles y casas de amigos y familiares. "Por fin podemos volver", repiten.
En el edificio de siete pisos todavía se está reestableciendo el gas. Luz ya hay, y el agua va y viene. Algunos tienen Internet y otros no. "Lo más importante es que pudimos volver después de tanto tiempo, estoy contenta", le dice a 0221.com.ar Mailén, vecina del primer piso.
Horacio, Brisa, Mailén y Verónica son vecinos del depósito de Aloise. Cuentan su angustia e incertidumbre por no saber cuándo podrán recuperar su vivienda.
Roxana Aloise ya fue imputada por el incendio en La Plata y su indagatoria depende de pericias clave que definirán si hubo negligencia o intervención dolosa.
Brisa todavía sigue limpiando su departamento, en el quinto. Su balcón da a la calle y ahora tiene una vista completamente distinta cuando sale y mira hacia su izquierda: ahí desapareció la mayor parte de la estructura del depósito prendido fuego.
Lo mismo ocurre con Eugenia, en el séptimo, que todavía está averiguando para contratar algún técnico que revise el aire acondicionado. La heladera está vacía porque tuvo que tirar toda la comida, igual que Horacio, en el primer piso del contra frente. Él todavía no puede instalarse, al igual que quienes viven debajo y arriba de su departamento: las vigas de la pared del depósito de Aloise Tecno están colgando y nadie sabe qué puede pasar con eso.
En su balcón está lleno de escombros, algo que también ocurre en el departamento de Josefina, en el segundo piso a la calle. La pared que se derrumbó cayó encima de ese espacio y le destruyó por ejemplo su bicicleta, que continúa bajo una pirámide de ladrillos.
Las paredes, los pisos, los muebles, los sillones y muchos artefactos electrónicos siguen con manchas de hollín. Lo mismo con los colchones y algunos cielorrasos.
En los pasillos y principalmente las escaleras, las marcas negras de las manos que aquella mañana trágica del 16 de julio subieron y bajaron a toda velocidad, permanecen intactas. Son las muestras vivas de un episodio que todavía tiene abiertos muchos interrogantes.
Los vecinos están contentos por haber vuelto, pero saben que esto no termina acá. Todavía sienten que las autoridades de la Municipalidad de La Plata pueden pedirles un día de estos que vuelvan a desalojar el edificio para continuar con las tareas en el depósito. "De acá no me mueven más", dice una de vecina. "Dicen que después de las elecciones nos van a pedir de nuevo que nos vayamos y de acá no se va nadie", agrega otro.
Durante gran parte del martes, Brisa estuvo golpeando las puertas de varios despachos en la Municipalidad para que algún funcionario le confirmara oficialmente que ya podían instalarse.
También exigió tener en sus manos o al menos conocer qué es lo que realmente pasa con el informe de la UTN que determinaría el estado de la estructura del depósito. Hasta este momento, sigue sin contar con esas certezas y por eso es que todavía hay cierto temor con respecto a la permanencia definitiva en sus casas.
Mientras tanto, todas las tareas de limpieza que continuarán durante esta semana deberán hacerse subiendo y bajando por las escaleras, ya que el ascensor está fuera de servicio. "Ayer estaba loco, subía y baja solo", dice Eugenia, mientras intenta resolver lo de su aire acondicionado y continúa coordinando con gente amiga la vuelta de mucha de su ropa, que también deambuló en otras casas.
De a poco, después de casi un mes y medio, en el edificio de calle 48 todo está volviendo a la normalidad.