Stella Rosso tenía una familia de 5 integrantes y 3 murieron en accidentes de tránsito. La última fue Ana Fiorino, en el choque de hace un año en 7 y 49.
Este 10 de agosto se cumple un año del trágico accidente ocurrido en 7 y 49 de La Plata que le costó la vida a Ana Fiorino, una médica forense de 42 años llena de proyectos profesionales que estaba a punto de cumplir junto a su pareja Juan Manuel Roldán, quien sufrió heridas física y anímicas de las que no puede recuperarse.
El abogado Maximiliano Insaurralde, de 42, es el único acusado por la tragedia y enfrentará próximamente un juicio por jurado por homicidio doloso en el caso ella y lesiones por el Roldán.
En la madrugada del 10 de agosto de 2024 la médica Ana Fiorino murió en un choque ocurrido en pleno centro de La Plata. Los reveladores datos de la pericia.
A un año de la tragedia, Stella Rosso, la madre de Ana de 77 años, habló con 0221.com.ar del dolor que la acompaña desde aquella mañana y de su esperanza en que la Justicia avance. Pero también de su propia historia y la de su familia, diezmada por los accidentes de tránsito.
"Ana vino con Juan, porque se iban a La Plata. Vino a dejarme las llaves de su casa para que le diera de comer a los perritos. El sábado volvían e íbamos a almorzar o cenar. La abracé, la besé y le dije: 'Vayan con cuidado'. pero me la devolvieron en una caja de madera. Ni siquiera la pude despedir. Estuve 24 horas abrazando una madera".
La muerte de Ana profundizó el dolor por tantas pérdida en esa familia marcada por la tragedia. Su hijo mayor, Marcelo Fiorino, murió a los 25 años en agosto de 1999 tras chocar su auto contra una columna en la entrada de Pergamino. "Me dio un beso a las 23.30 y a las 2.30 de la mañana tuvo el accidente. Murió en el hospital de Pergamino. Los médicos no se dieron cuenta que tenía el bazo roto. Lo podrían haber salvado", dijo.
Su marido también murió en la ruta en octubre de 2014: "Salió de mi casa a las 16 y a las 20 se mató cerca de Pergamino, en Alcorta (Santa Fe). No vio el tren por la lluvia y se lo chocó", recordó entre lágrimas. Horacio Antonio Fiorino tenía 69 años, era viajante y falleció tras chocar su Renault Megane contra el tercer vagón de un tren en la ruta nacional 178. Volvía a Pergamino de ver a un cliente. Eran cinco y ahora quedan solo dos.
Ana, quien sufrió esas pérdidas al igual que Stella y Andrés —el único hermano que queda y actualmente tiene 49 años—, decidió estudiar Medicina influenciada por el error médico que derivó en la muerte de Marcelo.
"Era excelente. Desde el primer día que se recibió nunca dejó de estudiar. Fue médica, después forense, luego perito y después legista. Estuvo becada en la universidad para investigar el mal de Chagas. Su mayor sueño era llegar al poder judicial y lo había logrado después de tantos estudios y sacrificios. La habían nombrado en San Luis. A la semana siguiente que pasó esto tenían que ir para alquilar una casa, para mudarse", lamentó.
Actualmente Stella está en su casa de Pergamino, pasando los días y esperando la llegada del juicio contra el abogado Insaurralde. "No sé que pensó pasando a esa velocidad los semáforos en rojo... y mi hija inocente. Tengo una ausencia que me grita dentro del alma. Vivo de los recuerdos de las cosas hermosas que hemos vivido. Mi hija y yo éramos compañeras, estábamos todo el día juntas. Nos había unido el dolor de las ausencias de nuestra familia. Ahora me aferro a mi memoria".
Juan y Ana habían llegado a La Plata el viernes 9 para una capacitación laboral organizada por el Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires. Pasaron la noche en el hotel del Círculo Policial de 49 entre 9 y 10 y el sábado recién pasadas las 7 decidieron emprender el viaje de regreso a Pergamino.
Solo hicieron 150 metros por 49. Al cruzar la avenida 7 el Clio negro apareció de golpe y los chocó a toda velocidad directamente en la puerta del acompañante. Ana murió en el acto y Juan quedó internado en el Hospital San Martín por politraumatismos. Se retiró antes del alta, y se fue a Mar del Plata, en donde vive su mamá, y luego acompañó a Stella en Pergamino, donde está actualmente.
"Juan perdió la vista por el impacto y está con tratamientos, está mal. Recibió muchos golpes feos en el choque, pero es lo que menos le importa. Está tan dolorida y tan vacía su vida que está esperando justicia. Nada más", contó Stella.
Ella tiene algo más de fuerzas para hablar y pedir justicia. "Lo único que quiero y le pido a Dios todos los días es que llegue el juicio y que se haga justicia por mi hija. Nada me la va a devolver, el no tenerla para nosotros es una agonía pero por lo menos que descanse en paz, que no quede impune", cerró.