martes 29 de julio de 2025
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Única presentación

V8 en La Plata: la noche que tronó el heavy metal

En 1985, la banda de Ricardo Iorio visitó la ciudad por primera vez. El grupo local Genocidio inauguró la velada con una presentación que hizo historia.

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Todas las personas que lo conocen opinan que Ricardo Massei es un visionario. A lo largo de su carrera, este baterista de La Plata fanático de Ringo Starr, Keith Moon y John Bonham, le puso ritmo y corazón a varios proyectos de vanguardia.

A principio de los ochenta formó parte de Los Baraja, indiscutiblemente la primera banda punk platense y una de las pioneras del género en Argentina. En 1982 fundó Genocidio, grupo que incursionó en el thrash metal y se mantuvo diez años en permanente evolución estética y sonora. La consecuencia de ésta búsqueda fue Pandemia, que en 1992 se adelantó a su tiempo con la incorporación de teclados e instrumentos poco convencionales, explorando a fondo la creación de atmósferas lúgubres, algo que los entendidos de la materia catalogaron como doom metal.

01. Ricardo Massei de Genocidio, en su casa de Villa Elvira. Foto por Valentín Gómez..jpg
Ricardo Massei, en su casa.

Ricardo Massei, en su casa.

Tal vez nada de eso hubiera sido posible sino fuera por el talento de Ricardo tras los parches y su entrega obsesiva con el instrumento. Desde hace más de cincuenta años dedica dos horas diarias a practicar con una batería muda, una estructura de metal con paneles de goma que fabricó artesanalmente para tocar a un volumen controlado. Dice que es terapéutico y que el día que no lo hace siente que le falta algo. Los fines de semana, cuando no tiene shows o citas en el estudio, ensaya con Pandemia en la sala que tienen en Villa Castells.

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—Para mí es una liturgia, algo sacro. Dedicarle todo a la música. No solo física y mentalmente, sino la emoción, descargar: alegría, frustración, odio. Yo canalizo todo por la música, no puedo pensar otra forma —se confiesa el músico.

Otra de las características que lo define es su capacidad de gestión. Desde siempre, se ocupó de generar contactos con bandas y músicos, se comunicó con sellos, productoras y prensa especializada. Entre muchos hitos, es uno de los responsables directos de haber hecho posible la única presentación de V8 en La Plata, evento que dejó una huella en la memoria colectiva de la tribu metalera platense.

Ricardo abre la puerta del chalet en Villa Elvira donde ha vivido toda su vida. Luce una oscura melena ondulada y viste todo de negro. Su remera lleva la estampa de la marca de platillos Zildjian. Tiene las uñas pintadas de negro y metal por todas partes: anillos, brazaletes, aros y un vistoso crucifijo colgando del cuello. Pero hasta ahí llegan los atributos comunmente asociados con el prototipo del metalero, contento de recordar cómo se formó Genocidio y cuáles fueron los pasos dados para la gesta de aquel show.

—Si querés anda grabando porque yo me largo y no paro —advierte desde un comienzo. El grabador se enciende y Ricardo se larga.

Tiempos metálicos

Tras su alejamiento de Los Baraja a fines de 1981, Ricardo emprendió la búsqueda de músicos con los cuales formar un nuevo proyecto que tuviera su impronta. El punk ya le parecía viejo y quería una banda en donde mezclar influencias más rápidas y sucias como GBH, Motorhead y Plasmatics, con el metal clásico de Black Sabbath y Judas Priest, y algo de glam rock.

06. V8 en vivo. Teatro Costamagna. 06 de octubre de 1985. Inédita. Archivo Ricardo Massei.jpg
V8 en vivo en el teatro Costamagna.

V8 en vivo en el teatro Costamagna.

En una feria de artesanos conoció al guitarrista Néstor “Cacho” Vicente, y congeniaron de inmediato en materia de gustos y proyección. Al poco tiempo sumaron a Javier Ringuelet en bajo y Javier Rodriguez en voz, y empezaron a ensayar en el galpón de una casa que les prestaban unos amigos en Villa Elvira. Corría el verano de 1982 y la primera formación de Genocidio ya estaba ensamblada.

—Le pusimos Genocidio por el horror que vivimos. Yo fui un sobreviviente. Te puedo contar un montón de historias, estuve cerca de que me maten varias veces —explica Ricardo.

No es un detalle menor señalar que los primeros años en la carrera de Genocidio transcurrieron bajo la dictadura militar, que ocupó de facto el Gobierno entre marzo de 1976 y diciembre de 1983.

—Fuimos al cine ver el estreno de The song remains the same, la película de Zeppelin, y cuando salimos había tres micros esperando en la puerta. Teníamos campera de cuero y pelo largo, nos subieron a todos. Después me han metido en cana por estar esperando el micro, la misma gente era re contra agresiva. Si ibas a un restaurante, no te atendían. Nos han tirado naranjazos en la calle. Éramos como la peste —grafica el baterista.

02. Genocidio en sus comienzos. Estética glam y cantante femenina. Archivo Julio César Cañete..jpg
Genocidio, en sus comienzos.

Genocidio, en sus comienzos.

Genocidio hizo su debut en el Club 12 de Octubre, en calle 49 entre 26 y 27. A esto le siguió la salida de Javier Rodríguez, que dejó su puesto vacante para el ingreso de Claudia Di Marco, a quien Ricardo consigna como “la primera cantante heavy de La Plata”.

—Hicimos una fecha frente al Pasaje Dardo Rocha. Era un festival de no sé qué, estaba toda la ciudad. Fue medio fatídico porque a Claudia le gritaron de todo, de todo. Era muy chocante, pero se la bancó re bien.

A pesar del clima de asfixia cultural que se respiraba en el país, Genocidio plantó la bandera del metal en La Plata, consagrándose también como una de las primeras bandas del género en Argentina. No estaban solos en su epopeya. V8 llevaba un par de años luchando por abrirse paso con su versión criolla de Black Sabbath y Judas Priest, en medio de una escena copada por músicos que se habían vuelto masivos durante los '70 gracias al hippismo.

Le pusimos Genocidio por el horror que vivimos. Yo fui un sobreviviente. Le pusimos Genocidio por el horror que vivimos. Yo fui un sobreviviente.

La irrupción de este cuarteto conformado por Alberto “Beto” Zamarbide, Ricardo Iorio, Osvaldo Civile y Gustavo Rowek, con canciones que sobresalían por el volumen de sus guitarras distorsionadas y letras que hablaban sobre destruir y rebelarse, y una identidad visual fuertemente caracterizada por el uso de pelo largo, ropa negra y mucho cuero, no se parecían a nada de lo visto y oído hasta ese entonces.

Su aparición representaba una competencia directa para Riff, el grupo hard rock con estética heavy de Norberto “Pappo” Napolitano. Sin embargo, dice los que saben que Pappo les tendió una mano para que participaran del festival “B.A. Rock” en 1982, donde V8 protagonizó su momento más icónico al dirigirse al público con un “y los hippies que se mueran”, antes de cerrar su presentación con el tema “Parcas sangrientas”.

07. V8 en vivo. Teatro Costamagna. 06 de octubre de 1985. Inédita. Archivo Ricardo Massei.jpg
El escenario estalló en la presentación de V8.

El escenario estalló en la presentación de V8.

El platense Gabriel “Ganzo” González es un reconocido baterista de heavy metal con una extensa trayectoria dentro del género. Estuvo detrás de los parches en Horcas, El Dragón y Razones Conscientes. A la hora de dar una explicación para el éxito de V8 dice: “La importancia se la dio el pibe de clase obrera que tenía sueños de que las cosas cambiaran, por eso el mensaje quedó tan arraigado en toda una generación. Era el mensaje que queríamos escuchar, mucho más visceral y directo. Había mucha hipocresía de los medios para vender un rock nacional que no decía nada”.

—La gente encontró en V8 un momento de eclosión —concluye González.

Tommy y la ciudad maldita

Marcelo “Tommy” Moya es historia viva del heavy metal argentino, un personaje querido y respetado por todos dentro del ambiente. Fue manager de V8, Hermética y Almafuerte, las tres bandas emblemáticas que lideró Ricardo Iorio, quien incluso lo dejó inmortalizado en el videoclip de la canción “A vos amigo”, del disco A fondo blanco, que publicó en diciembre de 1999.

Afiche del show Genocidio y V8.jpg
Afiche del concierto de Genocidio con V8.

Afiche del concierto de Genocidio con V8.

La amistad que une a Marcelo “Tommy” con Ricardo Massei se remonta a los días del Led Zeppelin Club, el grupo de coleccionistas de grabaciones piratas que tenía sede en su casa de Villa Ballester. El intercambio de cintas y discos de vinilo les sirvió de excusa para forjar un vínculo en los tiempos antes de V8 y Genocidio, que se fortaleció aún más en la década del 80.

—Ricardo Massei venía desde La Plata a los ensayos de V8, es una gran persona, un amigazo de Ricardo (Iorio) y mío. Él también ayudó muchísimo para el concierto con su banda, haciendo un montón de cosas —cuenta Marcelo “Tommy” por WhatsApp.

Antes de ir hacia los detalles que componen la organización del show en el teatro Costamagna, hace un apartado para hablar de su relación con la ciudad, un amor que describe teñido por el infortunio:

—La Plata es una ciudad que yo le digo “la ciudad maldita” porque siempre la encontré alegre cuando están los chicos estudiando, pero después cuando se van es una soledad oscura. Como me pasó una vez cuando fuimos con unas amigas al cumpleaños de Ricardo y no había nadie en las calles, una soledad, una oscuridad. Me acuerdo que nos topamos con los hinchas de Gimnasia, un desastre.

Curiosamente, France-Ville: La ciudad maldita es el título de una novela publicada por el escritor platense Arturo Philip en 1992, donde se narra una supuesta maldición que pende sobre la ciudad de las diagonales desde su mismísima fundación. El manager de V8 guarda un ejemplar entre sus libros, que le fue obsequiado por una amiga conocedora de sus malas experiencias en La Plata.

Para mediados de 1985, cuando Ricardo Massei llamó por teléfono a Marcelo “Tommy” y le propuso la idea del show en La Plata, V8 se encontraba en un momento de transición. Venían de publicar Un paso más en la batalla, su segundo disco, lo cual representaba un logro importante para los parámetros que manejaba el género por aquel entonces. Pero ese verano, el guitarrista Osvaldo CIvile y el baterista Gustavo Rowek habían dejado la banda.

08. V8 en vivo. Teatro Costamagna. 06 de octubre de 1985. Inédita. Archivo Ricardo Massei.jpg
Otra postal del único show de la banda de Ricardo Iorio.

Otra postal del único show de la banda de Ricardo Iorio.

El nuevo V8 quedó conformado por Walter “El Aguila” Giardino y Miguel Roldán en guitarras, con Gustavo Andino en batería, manteniendo a Iorio y Zamarbide en los puestos de bajista y cantante, respectivamente. En septiembre habían retomado la actividad con un concierto a dos funciones en la Biblioteca Popular de Olivos, y tenían una serie de presentaciones ya programadas en distintos puntos del Gran Buenos Aires.

Genocidio también estaba cambiando. Gracias a los contactos de Ricardo con programas de radio, fanzines y revistas de metal, la banda había empezado a tener mayor proyección por fuera del circuito platense y estaba haciendo pie en la escena porteña. Tambien tenían nuevo cantante: Omar “Jimmy” Ayastusy, que venía del grupo platense Panzer y poseía dotes actorales, que no dudaba en desplegar durante el vivo.

—Partamos de una base: honestamente nunca me consideré cantante —admite Jimmy—. Lo que a mí siempre me gustó fue la parte escénica, trataba de salir en cada show de una manera distinta con respecto a vestimenta, a los looks. Para la época era algo impactante, chocante, novedoso. Había músicos en Capital que les llamaba la atención cómo salíamos a escena y un loco -que era yo- que saltaba, iba de un lado para el otro, caminaba por arriba de los baffles, pegaba saltos, me tiraba a la gente, todo lo que se me ocurría y me salía en ese momento, era espontáneo.

Nos han tirado naranjazos en la calle. Éramos como la peste. Nos han tirado naranjazos en la calle. Éramos como la peste.

Marcelo “Tommy” viajó hasta La Plata, donde se encontró con Ricardo y juntos fueron hasta el teatro Costamagna, en calle 43 entre 7 y 8. El espacio se encuentra instalado en una casona estilo Tudor de dos plantas, con grandes vitrales y varios ambientes, que data de 1925. La sala Honorato Costamagna abrió sus puertas al publicó el 19 de noviembre de 1982, en ocasión del primer centenario de la ciudad. Su nombre es un homenaje al padre de Carlos y Rodolfo, los hermanos que para darle vida a su sueño, compraron alfombras, telones y mármoles sobrevivientes al famoso incendio del Teatro Argentino.

03. Marcelo Tommy Moya de visita en La Plata junto a Genocidio. Archivo Julio César Cañete.jpg
Marcelo Moya, de visita en La Plata junto a Genocidio.

Marcelo Moya, de visita en La Plata junto a Genocidio.

Hasta ese entonces, el Costamagna se dedicaba estrictamente al arte escénico, con alguna que otra presentación de artistas musicales de renombre. El rock estaba implícitamente descartado de su grilla.

—Recuerdo la primera vez que fui a verlos. Enseguida me dijeron “acá rock, no”, porque era para teatro, a veces venían cantantes melódicos, pero en general rock no. Entonces les explique que tenía contacto con productores de Buenos Aires que hacían cosas serias —narra Ricardo.

Con la promesa de sólo llevarles propuestas serias, los dueños le dieron una oportunidad. El resultado fue un exitoso show de Genocidio junto a Bloke, 6L6 y Dhak. Por lo que ya se contaba con esa venia cuando fueron a reservar una fecha histórica.

Ese día, Marcelo “Tommy” regresó a Ballester con buenas noticias: el domingo 6 de octubre, V8 se presentaría junto a Genocidio en el teatro Costamagna de La Plata.

Brigadas metálicas y barrabravas

Es el primer sábado de abril de 2025, el sol de la tarde, con sus tonos amarillos y anaranjados, cae desde la copa de los árboles sobre las estrechas calles de Villa Castell. El ensayo de Pandemia, en una sala herméticamente acustizada, contrasta con la quietud que reina en el barrio a la hora de la siesta. A pesar de las tinieblas que desatan con su música puertas adentro, ningún vecino parece enterarse del asunto.

Javier Ringuelet, el bajista con el que Ricardo Massei selló un vínculo musical desde los años 80, es alto, bonachón y viste enteramente de jogging. Está literalmente “de entre casa”. Podría pasar por un profesor de educación física, pero es un ex librero que hoy se dedica al negocio de la cerveza artesanal. Finalizado el ensayo, prepara mate y se sienta en una mecedora del living, dispuesto a recordar los detalles de esa noche:

—Llegamos tempranísimo. Nos dejaron entrar porque Ricardo tenía buena relación con Costamagna. Era un lugar hermosísimo. Pusimos todo arriba del escenario y dije "vamos a calentar un rato, total falta para que lleguen”, pero no había luz y no pudimos conectar los equipos. Después llegaron ellos, armaron el sonido, y cuando fuimos a tocar reconozco que estábamos con miedo. La importancia de la fecha te hacía poner un poco tenso.

Los recuerdos de Ricardo Massei van en esa misma dirección:

—Estaba muy nervioso. Primero porque llovió tanto que dije "esto nos va a arruinar, no va a venir nadie". También porque lo tomamos con mucha responsabilidad, íbamos a tocar con V8, era muy importante. El público de V8 no aceptaba ninguna banda que no sea V8. Era demasiado extremista.

05. Genocidio en vivo. Teatro Costamagna. 06 de octubre de 1985. Archivo de Ricardo Massei.jpg
Genocidio en el Costamagna.

Genocidio en el Costamagna.

La propuesta estética de Genocidio era muy diferente a cómo sonaban. Visualmente parecían Twisted Sister o los New York Dolls, pero sonaban tan pesados y agresivos como cualquier banda thrasher de ese momento. Esa noche subieron a escena completamente maquillados, con pelos batidos y medias de red. El resultado fue un shock para el publico.

—Al primer tema nos gritaron de todo. Ya para el segundo les cerramos la boca, porque no esperaban esa música. Nos compramos al público, no nos gritaron más nada. Fue un desafío salir vestidos así, Jimmy re pintado, yo con redes de mina, no nos importaba tres carajos nada. La onda era tener esa estética teatral, pero a la vez desafiante, que le caiga mal a todo el mundo—evoca orgulloso Ricardo.

Jimmy lo recuerda de la siguiente manera: “Había un gran contraste entre V8 y Genocidio. No solo por lo musical, sino por la onda, el look, la vestimenta. Nosotros salíamos con una onda media glamorosa y V8 salía todo negro, cuero, tachas. Así que eran dos bandas estéticamente distintas y eso la gente lo notaba. Tal es así que a mí [se ríe] me gritaban cosas, uno me gritaba fantoche. Al principio no me gustaba, después lo terminé tomando como broma”.

Además de la fuerte tormenta que cayó ese día, de la confrontación entre Genocidio y el público de V8, el otro episodio que hace al mito del show fue la presencia de varios hinchas de Gimnasia y Esgrima de La Plata. Después de haber vuelto a primera a fines del año anterior, el Lobo venía remando su promedio en la tabla y ese día le ganó 2-1 a Independiente, por lo que algunos triperos cayeron a “festejar” al recital.

El Costamagna se dedicaba estrictamente al arte escénico. El rock estaba implícitamente descartado de su grilla.

Tanto Ricardo como Jimmy, coinciden que todos se portaron bien esa noche y no hubo que lamentar roturas ni incidentes. Javier Ringuelet sostiene que para ese momento V8 había perdido parte de la “locura” que los caracterizaba en sus comienzos, y que el ingreso de Giardino les representaba un paso hacia la maduración, algo que el público también acompañaba.

—Estaban haciendo las cosas muy en serio, siempre las hicieron en serio, pero calculo que Giardino les puso una vara alta y fueron a por esa vara. Había que profesionalizarse porque los recitales eran caóticos y a veces no terminaban, digo en general, no solamente V8, se armaba quilombo. Las huestes del metal podían ser muy violentas.

“Fuimos unos privilegiados”

Marcelo Poratti es el líder de Excalibur, una banda platense que la viene batallando desde fines de los ochenta. Cuando era chico, fue al cine a ver Let there be rock, la película documental de AC/DC, y desde ese día decidió que quería ser rockero. Cuenta que un amigo del barrio le cantaba las letras de V8 y así se hizo fanático, al punto tal que antes de que saliera Luchando por el metal, su primer disco, ya conocía varias de las canciones de memoria.

Poratti recuerda ese día como uno de los mejores de su vida, en parte por el triunfo tripero, pero también por ser la primera y única vez que pudo ver a sus amados V8 en vivo:

—Primero fui a la cancha, después volví a casa, me bañé y nos fuimos con un amigo a ver a V8. Estaba toda la hinchada ahí adentro, me acuerdo patente. Estuvo mortal verlos, por todo lo que significaba. Hicieron casi todo el segundo disco, y algunas cosas del primero, fue un show enorme, larguísimo. Se tocaron todo, pararon y después siguieron tocando un par de temas más.

En sus recuerdos, Marcelo “Tommy” dice que los V8 quedaron encantados con el lugar y que las dos bandas pasaron un momento muy ameno compartiendo los camarines en la previa del show. Ese día se le grabó en la memoria porque ahí conoció a Gabriel “Ganso” González, que en ese momento participaba del grupo local Murdock, y a quien más adelante convocaría para ser parte de Horcas, el grupo que iba a armar Osvaldo Civile en 1988.

04. Genocidio en vivo. Teatro Costamagna. 06 de octubre de 1985. Archivo de Ricardo Massei.jpg
Fue un concierto épico, a dos años de recuperada la democracia.

Fue un concierto épico, a dos años de recuperada la democracia.

Por su parte, González ya había estado en shows anteriores de V8, aquello le sirve de perspectiva para describir el momento de la banda en su única visita a La Plata:

—Fue un V8 sin la energía del original. Yo ya los había visto prendidos fuego en el B.A. Rock y prendidos fuego en Obras con Barón Rojo. Cuando los vi con Walter, con Roldán y con otro batero, no me pareció lo mismo. Si bien me pareció que sonaba mejor, que habían logrado una evolución compositiva importante, faltaba la esencia esa que llamaba la atención del primer V8. De hecho, esa formación duró poco y nada. Walter es el primero que se va con el batero, así que creo que fuimos unos privilegiados en ver ese V8 en La Plata.

Según lo recuerda González, esa noche todos los ojos estaban puestos en Walter: “Era imposible que no llamara la atención porque era el único tipo que hacía chiflar la viola como una banda de afuera. No conocía a nadie que hiciera chiflar la viola y tocara con la velocidad que él. Walter se comía la escena de V8”.

También narra otra particularidad:

—En un momento se le corta una cuerda a Walter y se va en medio del tema. Dejándole el solo a Roldán, que era el violero base. Y se desempeñó muy bien, fue el héroe escondido en ese momento, salvó las papas. Eso me llamó la atención, los dos eran buenos.

Esa formación duró apenas unos meses. En total dieron cuatro recitales -incluido el de La Plata-, y hacia fin de año Walter Giardino y Gustavo Andino dieron un paso al costado. El grupo siguió con Roldán como único guitarrista y se incorporó a Adrián Cenci en la batería. En 1986 publicaron el disco El fin de los inicuos y se desbandaron definitivamente hacia fines del ´87.

De la disolución de V8 nacerían cuatro súper grupos que marcarían la tendencia del heavy metal argentino en la década siguiente: Giardino sumó a Gustavo Rowek en batería y ya en 1985 comenzaron a darle forma a lo que después sería Rata Blanca, Ricardo Iorio formó Hermética en el ´88, Osvaldo Civile fundó Horcas, y en 1990, Alberto “Beto” Zamarbide junto a Roldán y Cenci saldrían al ruedo con Logos.

El público de V8 no aceptaba ninguna banda que no sea V8. Era demasiado extremista. El público de V8 no aceptaba ninguna banda que no sea V8. Era demasiado extremista.

Genocidio siguió tocando y evolucionando en su sonido hasta 1992. En ese punto, y ya con varias idas y venidas de integrantes a cuestas, la dupla Massei-Ringuelet decidió que era hora de cerrar el ciclo y empezar algo nuevo. Ese mismo año nacía Pandemia.

Genocidio. Archivo Julio César Cañete.jpg
Retrato grupal de Genocidio.

Retrato grupal de Genocidio.

En 2021 el sello argentino Metal Command Records lanzó Humana pestilencia, disco que reúne todas las grabaciones de estudio que dejó Genocidio: Kali-Juga, la cinta compartida con Dr. Jekyll de 1987; Crónicas del Armageddon, registrada en 1988, pero que no fue publicada hasta 1990; su participación en el compilado Thrash de 1991, y una verdadera gema para coleccionistas: el registro en vivo del show con V8 en el teatro Costamagna.

Ricardo cuenta que cuando la gente de Metal Command lo contactó para reunir material para el disco, le sugirieron poner algo en vivo, que fuera importante. A pesar de contar con un archivo personal que tiene numerosas grabaciones de los shows que dio Genocidio, no tuvo que pensar demasiado cuál sería el elegido.

—¿Qué es más importante que haber tocado con V8? —pregunta, exhibiendo una sonrisa.

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Begum es un segmento periodístico de calidad de 0221 que busca recuperar historias, mitos y personajes de La Plata y toda la región. El nombre se desprende de la novela de Julio Verne “Los quinientos millones de la Begum”. Según la historia, la Begum era una princesa hindú cuya fortuna sirvió a uno de sus herederos para diseñar una ciudad ideal. La leyenda indica que parte de los rasgos de esa urbe de ficción sirvieron para concebir la traza de La Plata.

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