Un estudio de la UNLP y el Conicet evidenció las necesidad de los comedores y ollas populares que trabajan para sostener familias en barrios populares.
La preocupación por el incremento de pedidos de comida en los barrios de La Plata quedó en evidencia durante la presentación del último informe elaborado por el Consejo Social de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Las organizaciones remarcaron que la demanda no deja de crecer y que la situación requiere respuestas estatales sostenidas.
El documento fue desarrollado por equipos de investigación de la universidad y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), junto con docentes, estudiantes y residentes vinculados a la Facultad de Ciencias Médicas. El trabajo reúne información obtenida en comedores y ollas populares administrados por agrupaciones que integran el Consejo Social, donde el flujo de asistencia se amplió de manera notable.
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Según el trabajo, las agrupaciones comunitarias de la región –como Barrios de Pie, Corriente Clasista y Combativa, Corriente Néstor Kirchner, CTD–Aníbal Verón, Frente de Organizaciones en Lucha, Frente Popular Darío Santillán, Frente Político y Social Carlos Cajade y Federación de Tierra y Vivienda, entre otras– manifestaron inquietud por el aumento sostenido de la demanda alimentaria.
Los primeros resultados del relevamiento muestran cómo funcionan hoy los espacios comunitarios que brindan comida. En ese punto, se indica que "la mayoría de los Sitios de Distribución de Alimentos (SDA) –90%– ofrece viandas para consumo domiciliario, más de un 34% distribuye productos sin elaborar y el 16% brinda comida elaborada para consumir en el local". Además, "en más del 35% de los SDA se da una combinación de modalidades".
En cuanto a qué comidas ofrecen, el informe indica que "la merienda es el servicio que se ofrece en mayor medida –75,4%–, seguido por la cena –49,2%– y el almuerzo –47,5%". También añade que "36,1% brinda almuerzo y merienda, 34,4% merienda y cena y el 8,2% almuerzo y cena".
La merienda es el servicio que se ofrece en mayor medida –75,4%–, seguido por la cena –49,2%– y el almuerzo –47,5%
El relevamiento también preguntó qué insumos faltan y los espacios señalaron como primera carencia al aceite (65,6%), seguido por el azúcar (50,8%) y luego carnes y verduras (36,1%). Más atrás quedaron arroz y harina de trigo (29,5%) y fideos y puré de tomate (24,6%). El informe explica que "la centralidad de estos alimentos evidencia una profundización de las limitaciones detectadas en el relevamiento 2024", lo que significa que los insumos básicos son cada vez más escasos y esto compromete la posibilidad de garantizar "aportes nutricionales mínimos". A esto se suma la demanda de lácteos (32,8 %), frutas (29,5 %), verduras (29,2 %), condimentos (24,6 %) y carnes (23%), todos alimentos esenciales cuya ausencia genera "déficits significativos en macro y micronutrientes". Además, "más del 76,7% señaló cambios y en casi la totalidad ese cambio tuvo un carácter negativo" principalmente por menor variedad y cantidad de alimentos, lo que obligó incluso a "diluir algunos productos más de lo recomendado".
El informe también detalla cómo se organizan los equipos de trabajo. La mayoría de los comedores funcionan con entre seis y diez trabajadores (47,5%), mientras que 31,1% tiene hasta cinco personas y 21,3% más de diez. La mayoría de esos equipos está remunerada: 45,9% de la muestra recibe retribución en todos los puestos, mientras que 24,6% solo en algunos y 8,2% no tiene ningún trabajador pago.
La primera carencia es de aceite, pero a ello se suman el azúcar, carnes, verduras, arroz, harina de trigo, fideos y puré de tomate, entre muchos otros alimentos
Finalmente, la infraestructura y los recursos presentan fuertes dificultades. El relevamiento muestra que los comedores se apoyan principalmente en cocina con horno y hornallas (47%), aunque muchos usan anafe (29%) o brasero (20%) como recurso central. En cuanto al combustible, la amplia mayoría utiliza gas en garrafa (69%), que hoy es el principal problema: el 70% refiere problemas para la obtención de combustible obligando a sustituir dicho combustible por leña, algo que implica obstáculos como escasez, humedad, distancia y disponibilidad de vehículo. En paralelo, todos los SDA reciben alimentos, pero solo 47.5% reciben además recursos en dinero, lo que restringe la capacidad para comprar lo que falta y mantener el funcionamiento diario.
El objetivo es aportar insumos que permitan identificar las principales problemáticas alimentarias del Gran La Plata y orientar el diseño de políticas sociales. La coordinación general estuvo a cargo del Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS) dependiente de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales (FaHCE) y del Consejo Social, mientras que el relevamiento territorial fue realizado por equipos de la Secretaría de Redes en Salud.
La actividad estuvo encabezada por directora del Consejo Social de la UNLP, Inés Iglesias. También estuvo el secretario de Producción, Daniel Tobio; la secretaria de Derechos Humanos, Verónica Cruz; la secretaria de Políticas Sociales, María Bonicatto; el secretario de Ciencia y Técnica, Nicolás Rentorff; el prosecretario de Salud, Manuel Fonseca; el titular del Conicet La Plata, Gonzalo Veiga; y autoridades universitarias, representantes de organizaciones sociales, referentes provinciales, del municipio platense, representantes del Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires y de la pastoral social.
En la presentación, Iglesias agradeció el acompañamiento del Centro Científico Tecnológico (CCT) del Conicet en La Plata durante todo el proceso y destacó: "Este registro es una tarea conjunta que hicimos para la producción de información con la que queremos respaldar todo lo que generan las organizaciones sociales". "Uno de los objetivos de este trabajo es articular acciones para intercambiar esfuerzos en pos del derecho a la seguridad y soberanía alimentaria", cerró la especialista.