lunes 27 de octubre de 2025

De la UNLP al mundo: los secretos de los paleontólogos que hallaron uno de los dinosaurios más antiguos

El descubrimiento de un nuevo dinosaurio en La Rioja lo cambia todo. Expertos de la UNLP y el CONICET explican su valor y cuentan cómo es ser paleontólogo.

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Hace unos 230 millones de años, en lo que hoy es la provincia de La Rioja, un reptil de unos dos metros de largo y unos 20 kilos de peso dio uno de los primeros pasos en la evolución de aquellos que se convertirían en los animales más grandes que jamás caminaron la Tierra. Ahora, gracias al trabajo de un grupo de científicos de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y una larga lista de instituciones; tiene rostro y nombre: Huayracursor Jaguensis.

Entre risas, anécdotas de viajes de campo y reflexiones sobre qué es aquello que tanto enamora de los dinosaurios, los paleontólogos del Centro Regional de Investigaciones Científicas y Transferencia Tecnológica de La Rioja (CRILAR), Martín Hechenleitner y Malena Juarez, visitaron el programa No es una copia en el streaming de 0221.com.ar y no solo contaron detalles sobre cómo es que realizaron el hallazgo de este nuevo ejemplar, sino que también revelaron algunos de los secretos que esconde su profesión.

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"Cada vez que vamos al campo el viento nos destruye las carpas y nos hace la vida imposible, así que decidimos homenajearlo", cuenta Hechenleitner y explica que el nombre de la nueva especie responde precisamente a ese fenómeno climático: Huayra es "viento" en quechua y Huayracursor es, por tanto, "corredor del viento", mientras que "Jaguensis" alude un viejo pueblo de arrieros conocido como Jagüé, el más cercano al remoto y árido lugar de la Quebrada Santo Domingo en el que se produjo el fantástico descubrimiento.

Todo sucedió cuando el paleontólogo nacido en la ciudad bonaerense de Bragado y su colega Agustín Martinelli, investigador del CONICET y el Museo de Ciencias Naturales Bernadino Rivadavia, llevaban horas de una agotadora caminata y se toparon con lo que parecían unas pequeñas astillas de huesos. Más optimista que su compañero, el segundo de los paleontólogos decidió concentrarse en aquel hallazgo mientras Martín continuaba caminando por la zona y aquella apuesta dio resultados.

Huayracursor Jaguensis
Agustín Martinelli trabaja en el esqueleto del Huayracursor Jaguensis hallado en La Rioja

Agustín Martinelli trabaja en el esqueleto del Huayracursor Jaguensis hallado en La Rioja

"Encontramos una falange, una parte del pie; y enseguida supimos que era algo distinto", recuerda Hechenleitner. Esa pequeña pieza llevó a desenterrar una estructura más grande: patas, cadera y vértebras completas empezaron a aparecer unas tras otras. "Cuando apareció todo eso, sabíamos que era importante: estábamos en rocas muy antiguas y podía ser una de las especies más primitivas conocidas", explica.

Un hallazgo en La Rioja que lo cambia todo

Meses después y ya en el laboratorio con sede en la pequeña localidad de Anillaco, los investigadores lograron determinar que se encontraban ante una especie nunca antes vista y que iba a cambiar lo que hasta ahora entendían sobre los saurópodos. "Esto cambia todo lo que creíamos sobre el inicio de los dinosaurios de cuello largo", asegura Hechenleitner y detalla que el Huayracursor demuestra que esas características principales ­­-el cuello alargado y el gran tamaño corporal- aparecieron mucho antes de lo pensado hasta ahora.

Huayracursor Jaguensis
Martín Hechenleitner, recibido en la UNLP, es el autor principal del trabajo que dio la vuelta al mundo

Martín Hechenleitner, recibido en la UNLP, es el autor principal del trabajo que dio la vuelta al mundo

Este tipo de animales vivió en lo que se conoce como Triásico Superior y, aunque todavía no pudo ser corroborado fehacientemente, todo indica que habrían sido herbívoros, lo que los convertiría en uno de los primeros de ese tipo hallados en todo el planeta.

Huesos vs. rocas: el método "científico" para distinguirlos

Hallar fósiles no es cosa de todos los días y aunque los propios paleontólogos pasan años entrenándose para hacerlo, lo cierto es que la tarea es ardua y muchas veces completamente inútil.

Huayracursor Jaguensis
En detalle, fragmentos de la pata izquierda del Huayracursor Jaguensis hallado a más de 3.000 metros de altura en la Quebrada Santo Domingo

En detalle, fragmentos de la pata izquierda del Huayracursor Jaguensis hallado a más de 3.000 metros de altura en la Quebrada Santo Domingo

No son pocas las largas jornadas en las que los miembros de un equipo caminan kilómetros y kilómetros para volver a sus carpas con las manos vacías, pero tampoco son escasas donde al final del día sí hay recompensa: "Cuando aparece algo se te olvida todo", dice Martín con una sonrisa.

Cuando a un hueso le pasas la lengua, se te queda pegado. Si se pega, es hueso… no falla Cuando a un hueso le pasas la lengua, se te queda pegado. Si se pega, es hueso… no falla

En cualquier caso, también es cierto que las confusiones están a la orden del día. Aunque muchos huesos tienen colores particulares y son fáciles de distinguir de entre las rocas, en muchos casos establecer si se trata efectivamente de un fósil no es tan sencillo a simple vista. Para determinarlo, sin embargo, existe un método científicamente comprobado: "Hay que chuparlos", dicen los expertos. "Cuando a un hueso le pasas la lengua, se te queda pegado. Si se pega, es hueso… no falla", dice Hechenleitner.

El lado B de la paleontología

Más allá de las largas horas de trabajo, estudio y análisis, lo cierto es que, como toda actividad, la paleontología también tiene un costado más humano. Cada viaje de campaña puede oscilar entre apenas unos días y dos o tres semanas en medio de terrenos agrestes, sin señal telefónica ni baños, entre muchas otras comodidades que escasean; en los que buena parte del día se pasa al rayo del sol, intentando buscar un dejo de sombra y algo de reparo al incesante viento de los Andes riojanos.

"Uno se puede pasar horas buscando algo de sombra en lugares donde casi no hay nada", cuenta Juarez, quien llegó a la paleontología casi por casualidad cuando un profesor de la Universidad de La Rioja le propuso estudiar dientes de un dinosaurio. "No sabía que había dinosaurios en La Rioja, pensaba que todo eso pasaba en otros países… y mirá ahora", agrega la joven bióloga nacida en Aimogasta que ahora se encuentra trabajando en su tesis doctoral y para ello estudiará en detalle al propio Huayracursor.

Huayracursor Jaguensis
De izquierda a derecha, Léa Leuzinger (exinvestigadora del CRILAR-CONICET), Martín Hechenleitner (CRILAR-CONICET), Agustín Martinelli (MACN-CONICET), Leonardo Acosta Burllaile (UNLP-CONICET) y Jeremías Taborda (CICTERRA-CONICET), trabajan en la Quebrada Santo Domingo

De izquierda a derecha, Léa Leuzinger (exinvestigadora del CRILAR-CONICET), Martín Hechenleitner (CRILAR-CONICET), Agustín Martinelli (MACN-CONICET), Leonardo Acosta Burllaile (UNLP-CONICET) y Jeremías Taborda (CICTERRA-CONICET), trabajan en la Quebrada Santo Domingo

En ese marco, ambos explican que hallar un ejemplar o al menos un puñado de huesos siempre es algo especial. "Es un momento de introspección total: estás solo, sin ruido y frente a algo que nadie vio antes", cuenta Hechenleitner. Se trata de algo así como viajar en el tiempo, retrotraerse varios cientos de millones de años para traer a punta de pico y pala al presente los restos de animales de cuyo único registro solo quedan sus huesos fosilizados.

Turismo y desarrollo

Tras décadas de trabajo y hallazgos extraordinarios que, como ahora, cautivan la atención del país y el mundo, los investigadores del CRILAR han impulsado un fuerte desarrollo turístico en la provincia. Acompañados por el Gobierno de La Rioja, Municipalidades, empresas y hasta instituciones educativas, buena parte de su labor ha sido también poner a disposición de las comunidades todos sus conocimientos y hacer accesible este patrimonio cultural.

En ese contexto y desde hace ya varios años, trabajan codo a codo con el Ministerio de Turismo y Culturas riojano en la conformación de una Ruta de los Dinosaurios, una propuesta que invita a recorrer la provincia uniendo la Capital con otros pueblos y ciudades en los que realizaron diferentes descubrimientos paleontológicos. "Estamos transformando la provincia en una verdadera tierra de dinosaurios", destaca Juarez.

La Rioja se prepara, en ese marco, para inaugurar en los próximos meses un Centro de Interpretación Paleontológico ubicado a pocos kilómetros del lugar del hallazgo, que permitirá a los visitantes conocer los fósiles y el entorno donde vivió el Huayracursor, un ecosistema completamente distinto al actual y mucho más verde y húmedo.

Huayracursor Jaguensis

Una recreación del ecosistema de la zona hace más de 230 millones de años

Mientras tanto, los investigadores siguen en campaña, convencidos de que el próximo hallazgo podría volver a cambiarlo todo otra vez. "Cada vez que pensamos que ya entendemos algo, aparece un nuevo Huayracursor que nos da vuelta todo. Eso es lo que hace tan apasionante este trabajo", concluye Hechenleitner.

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