Pablo Díaz, uno de los sobrevivientes de la llamada "Noche de los Lápices", logró terminar sus estudios secundarios a los 64 años al aprobar matemáticas a través del plan de Finalización de Estudios Primarios y Secundarios (FinEs) en las aulas de la escuela Técnica 1 Valentín Vergara, ubicada en 7 y 32. Notoriamente emocionado, recordó a sus compañeros de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), que fueron desaparecidos y asesinados por la dictadura militar. “Ellos trataron de que no termináramos, que saliéramos de las aulas. Ahora estoy terminando como una reivindicación de los chicos”, manifestó.
En diálogo con Radio Universidad, Díaz relató: “El Fines lo termina gente que tal vez no tuvo la instancia de la terminalidad de la escuela por distintas razones, por historias personales. Una compañera limpia casas, el otro es barman en un boliche, en negro, otro en una panadería, y todos sentíamos que la terminalidad te la posibilidad de crecer, aun siendo grande, generar otras oportunidades”. Y agregó: “Estuve cinco años preso y cuando salí estaba muy amenazado para que me vaya de La Plata y que no podía ir a un colegio a hacer la terminalidad, con la historia y como testigo de lo que había vivido. No hice caso, me quedó en La Plata, entre escondido y en casa y pude tomar contacto con un padre salesiano, Velazco, que estaba en el Sagrado Corazón, y explicando mi historia, me dijo que haga la nocturna en el Don Bosco, con la salvedad de que trate de contar y de movilizar lo menos posible”.
En ese sentido, explicó que confió que iba a hacer en cuatro años pero “ya tenía previas, siempre matemáticas e inglés. Empecé a ir a la Conadep, con lo cual necesitaba permiso para ir y volver de Buenos Aires. Muy rápidamente vino el Juicio a las Juntas, y la película, y la verdad se me generó una contradicción, si como sobreviviente tenía que terminar la secundaria o no. Sentía que ellos ya no volvían, que no iban a poder terminar. Yo me había enamorado de Claudia en el campo de concentración”, completó.
Díaz comentó sus compañeros de la escuela “se asombraron de verme, por saber quién era yo, y yo me sorprendí por la historia de cada uno de ellos. Éramos ejemplos mutuamente, por así de decirlo, y comprendí que el Fines es una necesidad de mucha gente”.
En el momento de su secuestro, Pablo cursaba en el colegio España, más conocido en La Plata como “La Legión Extranjera”. Tiempo antes lo habían expulsado del Colegio Estrada por haber intentado conformar allí un centro de estudiantes. En los primeros años de los ‘70, Pablo militaba en el peronismo, particularmente en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Después de la muerte de Juan Domingo Perón, creyó que el peronismo había muerto y se afilió a la Juventud Guevarista, que era el brazo estudiantil del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). “Nunca me sigas porque no pego una”, le dijo a Página/12.
LA NOCHE DE LOS LÁPICES
El 16 de septiembre de 1976, un operativo conjunto de efectivos policiales y del Batallón 601 de Ejército secuestró a nueve jóvenes -de entre 16 y 18 años-, en su mayoría integrantes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), que un año antes había reclamado en las calles por el boleto estudiantil secundario gratuito.
Claudio De Acha, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, Daniel Racero y Horacio Ungaro fueron arrancados de sus domicilios esa noche; en tanto que, al día siguiente, el 17 de septiembre, los represores apresaron a Emilce Moler y Patricia Miranda.
Cuatro días después fue detenido Pablo Díaz, quien formaba parte de la Juventud Guevarista, un grupo vinculado al Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).
Fueron conducidos al centro clandestino de detención "Arana", donde se los torturó durante semanas, y luego se los trasladó al Pozo de Banfield.
Moler, Díaz y Miranda recuperaron la libertad tras permanecer varios años entre cautivos y detenidos, así como también lo hizo Gustavo Calotti quien había sido secuestrado una semana antes que sus compañeros, en tanto que los seis restantes permanecen desaparecidos.
El TOF 1, integrado por Walter Venditti, Esteban Rodríguez Eggers y Ricardo Basilico, juzga por los delitos cometidos en el Pozo de Banfield y el Pozo de Quilmes al exministro de Gobierno bonaerense durante la dictadura, Jaime Smart; al exdirector de Investigaciones de la Policía bonaerense, Miguel Etchecolatz; el exmédico policial Jorge Antonio Berges y a los imputados Federico Minicucci; Carlos María Romero Pavón, Roberto Balmaceda y Jorge Di Pasquale.
También empezó a juzgar a Guillermo Domínguez Matheu; Ricardo Fernández; Carlos Fontana; Emilio Herrero Anzorena; Carlos Hidalgo Garzón; Antonio Simón; Enrique Barré; Eduardo Samuel de Lío y Alberto Condiotti.
Por las graves violaciones a los derechos humanos cometidas en el centro conocido como "El Infierno" también están imputados Etchecolatz, Berges y Smart y el ex policía Miguel Angel Ferreyro.
Por los crímenes de lesa humanidad cometidos en el Pozo de Banfield y Quilmes, dos de los centros clandestinos de detención más grandes que funcionaron en la provincia de Buenos Aires, se juzgarán los delitos sufridos por 429 víctimas y se prevé que declaren unos 400 testigos.
Por los delitos perpetrados contra 62 víctimas en el centro conocido como "El Infierno", que funcionó en la Brigada Lanús, será juzgado también Etchecolatz, el civil Jaime Smart, el ex represor Juan Miguel Wolk (también juzgado por ambos pozos) y el ex policía Miguel Angel Ferreyro.