domingo 16 de marzo de 2025

Infierno en Olmos: a 30 años de la mayor masacre carcelaria de La Plata

El 6 de mayo de 1990 una presunta pelea tumbera dejó un saldo de 35 detenidos muertos. Se originó un incendio en el quinto piso del penal que convirtió a la unidad en un averno enrejado y selló un triste hito en la historia penitenciaria argentina.

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El 6 de mayo de 1990 se registró la mayor tragedia en un penal de La Plata. El escenario fue el quinto piso del módulo 2 de la Unidad Penal de Lisandro Olmos, ubicada en el oeste de la capital provincial. Un incendio generó la muerte de 35 internos. La conmoción fue tan grande, a escala mundial que la noticia se publicó hasta en el diario El País de España.

Nunca se supo con certeza cuál fue el motivo que generó ese infierno en el séptimo pabellón. La versión oficial indicó que se originó por una pelea de dos internos que en la noche de ese sábado bebieron "pajarito" en exceso, una bebida carcelaria hecha a base de alcohol fermentado de frutas y anfetaminas. La discusión comenzó por el liderazgo de un sector del penal. Uno de ellos abofeteó a un guardia y luego los cabecillas incendiaron algunos colchones para bloquear la entrada al pabellón y evitar la represión. El incendio se descontroló y fue una trampa mortal.

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La mayoría de los presos muertos participaban de una experiencia reformista dentro del penal. Formaban parte del proyecto de construcción de una cárcel modelo, donde los presos de buena conducta habitaran en celdas individuales y tuvieran las llaves de esos espacios. La génesis de ese plan fue otro motín ocurrido el 26 de diciembre de 1987. La primera versión consignaba que el episodio surgió a raíz del accionar de un grupo de presos de “extrema peligrosidad” autodenominado “Los Pitufos”. Luego se surgió otra más verosímil y explicaba que las acciones de los presos se generaron a raíz de la suspensión de las esperadas salidas de Nochebuena, que correspondía otorgar a los reclusos de buena conducta.

La iniciativa era encabezada por el ex ministro de Gobierno Luis Brunatti durante la gobernación de Antonio Cafiero. Pero era muy resistida por los altos mandos del Servicio Penitenciario Bonaerense. La sombra de un boicot siempre estuvo presente como una de las posibles causas de la masacre aunque nunca se pudo probar política ni judicialmente. Pero sí la experiencia quedó registrada en el libro “Las llaves de la cárcel” que evoca una reforma penitenciaria con trágico final.

La obra fue presentada en el año 2016. En una entrevista con la agencia Télam su autor se refirió a la publicación nacida para reflejar, entre otras cosas, el trágico episodio en la cárcel más poblada del país. "Lo que me interesa de este libro es que llegue a los presos, que ellos sepan que la realidad que viven se puede cambiar desde una perspectiva colectiva. Este trabajo es para ellos", afirmó el autor Luis Brunatti, sobre su libro que también puede leerse en su propio sitio web.

En medio de dificultades y presiones, el proyecto Olmos prosiguió hasta mayo de 1990, cuando ocurrió la masacre como consecuencia de un incendio plagado de sospechas, cuyo origen el Servicio Penitenciario atribuyó a un "accidente".

La cárcel de Olmos es la más poblada del país. En las últimas décadas fue escenario de varios motines. Al hecho trágico del que se cumplen tres décadas pueden sumarse (entre otros) el de 1983, 2500 presos tomaron rehenes y espacios vedados; también hubo una revuelta en 1986; y otra en 1998, en la que participaron casi un centenar de reclusos y hubo un saldo de treinta heridos.

La situación de violencia y hacinamientos en las cárceles de La Plata y del resto de la provincia de Buenos Aires no es nueva. La situación extraordinaria de pandemia sacó a escena (una vez más) una de las mayores deudas que existe en la provincia de Buenos Aires: el estado de hacinamiento humano en las cárceles que dependen del Servicio Penitenciario Bonaerense, una pesada herencia para la actual administración que encabeza el gobernador Axel Kicillof. Pero esta situación tiene responsables políticos que tomaron decisiones erradas y, a la vista de los resultados, una política criminal errante y oscilante en el tiempo, al compás del humor social en los distintos climas de épocas: del 2x1 a la “reforma Blumberg”, un péndulo entre el abolicionismo y el punitivismo demagógico.

Desde la reinstauración definitiva de la democracia en 1983 pasaron gobiernos radicales, justicialistas y hasta del PRO. Al momento del cierre de esta nota, ninguno pudo saldar la deuda histórica.

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