viernes 14 de febrero de 2025

Sugestivo silencio del arzobispo de La Plata ante un caso de abuso en la Iglesia

A casi un año de haber asumido, monseñor Fernández no se ha manifestado públicamente en una de las causas de abuso más resonantes de la ciudad, que tiene como protagonista al sacerdote Eduardo Lorenzo, a quien apañó al nombrarlo al frente de una parroquia, pese a la queja de parte de la comunidad.

--:--

Mientras el papa Francisco presenta un motu propio (una ley vaticana) denominado Vos estis lux mundi (Ustedes son la luz del mundo), en el que obliga a los obispos a reportar cualquier acusación creíble de abuso sexual o su encubrimiento dentro de la Iglesia, su fiel discípulo en la Argentina, el arzobispo platense Víctor “Tucho” Fernández, pareciera desoír la predica de su maestro, llamándose al silencio en uno de los casos más resonantes de la ciudad: el del ex capellán general del Servicio Penitenciario Eduardo Lorenzo.

Desde que asumió el arzobispado el 16 de junio del año pasado, el prelado se ha diferenciado en casi todas las formas de su antecesor, el polémico Héctor Aguer, pero ha mantenido dos de las cualidades que caracterizaron al ex arzobispo: el alto perfil político (aunque claramente en veredas opuestas) y el silencio en materia de casos de abuso sexual.

Lee además

EL CASO LORENZO

El cura Lorenzo fue denunciado en 2008 por Julio César Frutos, tutor y padre adoptivo de León, un niño en situación de calle (hoy de 26 años) que por entonces permanecía en el hogar parroquial Los Leocitos, que dependía de la Iglesia Inmaculada Madre de Dios (donde oficiaba Lorenzo). El sacerdote, quien también se desempeñó hasta este año como capellán general del Servicio Penitenciario Bonaerense, fue acusado de abuso y malos tratos, pero la causa, instruida por la fiscal Ana Medina, fue archivada por falta de mérito. Sin embargo, la misma fiscal decidió reabrir el expediente a fines de marzo pasado.

A siete meses de haber desembarcado en la ciudad, monseñor Fernández sorprendió a la comunidad de la iglesia y del colegio secundario Nuestra Señora del Carmen de Tolosa, con la designación de Lorenzo al frente de la parroquia. Rápidamente, padres y feligreses manifestaron su oposición a recibir a un sacerdote que había sido denunciado diez años atrás por el abuso de un menor.

La respuesta del jefe de la Iglesia local, sin embargo, fue en contra de los deseos de la comunidad y de lo que hoy predica el Papa. Justificó la llegada del cura proveniente de la Inmaculada Madre de Dios amparándose en el archivo de la causa judicial por parte de la Fiscalía 1 de La Plata y en una investigación canónica realizada bajo el mandato de monseñor Aguer, en donde se llegaba a la conclusión “de la inexistencia del delito”.

Y es más, Fernández dejaba en claro en su decisión que el sacerdote asumiría sus funciones en la parroquia y no en el colegio. ¿Cuál sería el problema de que trabajara junto a adolescentes si no “existía delito”?

Finalmente fue el propio Lorenzo el que decidió renunciar a su nuevo cargo eclesial, en una carta enviada a monseñor Fernández el pasado 21 de enero. En la misma, mencionaba el “estado de confusión y de conmoción” que provocó su nombramiento, el cual estimaba que “no era conveniente” en virtud de los hechos. La respuesta del prelado llegó el 1 de febrero, donde reconoció que “algunos padres se hayan molestado si se les transmitía que un ser supuestamente peligroso –que no es ciertamente tu caso- llegaba al colegio de sus hijos”.

En el cruce epistolar, Tucho le pidió disculpas por “si me equivoqué exponiéndote a este tiempo de dolor y humillación pública”, aceptándole la renuncia a Lorenzo. Nunca mencionó haber escuchado o tenido en cuenta la opinión de los fieles.

Pese al revuelo por el nombramiento, a la renuncia (días después) de Lorenzo a su cargo en el Servicio Penitenciario tras casi tres décadas de trabajo y de la reapertura de la causa en la que se investiga si es un abusador de menores, el arzobispo se ha mantenido en silencio, sólo expresándose a través de la carta en la que justificaba su decisión de nombrar al cura en la nueva parroquia y en el cruce epistolar con el propio Lorenzo.

El silencio del monseñor también se manifestó en sus prédicas y artículos de opinión publicados en diferentes medios: nunca se refirió al caso de abuso.

Y para rematar su apaño al sacerdote, se animó a presidir junto a él la misa del 24 de marzo, día en que se conmemora en el país la verdad y la justicia. En esa oportunidad, claramente, tampoco habló de abusos.

Dejá tu comentario

Las más leídas

Te puede interesar