jueves 17 de abril de 2025

A seis años de la trágica inundación, ¿cuáles son las zonas más vulnerables de la ciudad?

El ingeniero hidráulico dio detalles del Plan de Reducción del Riesgo de Inundaciones que están diseñando especialistas de la UNLP, luego de la firma del convenio con la Municipalidad. Adelantó los resultados de las simulaciones en caso de que pueda darse un evento severo como el ocurrido en 2013, al tiempo que remarcó la importancia de la institucionalización del programa. Todas las claves de la iniciativa histórica en este mano a mano con 0221.com.ar.

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A las 4 de la tarde del 2 de abril de 2013 comenzó el diluvio. Pablo Romanazzi llamó a sus padres para saber cómo estaban y la respuesta lo hizo salir disparando: había empezado a entrar el agua. Tenía el mapa de las cuencas de todo el partido de La Plata en su cabeza, pero el arroyo El Gato había comenzado a desbordar y se le estaba complicando llegar desde City Bell a la zona del Hospital de Niños, donde estaban sus familiares. Después se dedicó a recorrer los barrios con su hijo y vio las caras de la desesperación. A seis años de la inundación más trágica, el ingeniero hidráulico habló con 0221.com.ar sobre el diseño del plan de contingencia que coordina y que no solo apunta a la prevención y al análisis de datos, sino que establecerá qué hacer ante este tipo de eventos.

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La catástrofe dejó, al menos, 89 personas fallecidas -según el dictamen del ex juez Luis Arias- y un único condenado: Sergio Ariel Lezana, el director de Defensa Civil local de ese momento. Lo sentenciaron a un año de inhabilitación para el ejercicio de la función pública y el pago de la irrisoria suma de $12.500 en concepto de multa. En el juicio de marzo pasado parece haber consagrado la impunidad de la trama política de la tragedia: no se investigó el papel del exgobernador Daniel Scioli ni del exintendente Pablo Bruera.

“Era un campo de guerra”, describió Romanazzi sobre el día después al colapso de la capital provincial, tras la caída de 380 milímetros en pocas horas. El profesional es coautor del libro “Genealogía de una tragedia. Inundación de La Plata, 2 de abril de 2013”, volvió a centrarse en la incidencia del crecimiento demográfico en zonas inundables y el predominio del desarrollo inmobiliario por sobre la planificación a largo plazo, que se combinaron con situaciones de singularidad en las tormentas que se venían desarrollando en años anteriores, como las de 2002 y 2008.

“Habíamos detectado un patrón que no se había registrado antes, sobre las intensidades de la tormenta, en la velocidad con la que cae la lluvia, en cómo se sostenía durante mucho tiempo sin ningún tipo de merma”, explicó. En ese sentido, precisó que en 2002 llamó la atención que llovió sin amainar durante 80 minutos. En 2008 el tiempo ascendió a 90. Las áreas verdes no pueden filtrar el agua, los desagües no dan abasto. Así, sugirió un sistema de alerta casero: “Cuando se vea llover mucho, empezar a tomar el tiempo”.

“La cara de las personas no me la olvido más. Nadie sabía qué hacer”, recordó sobre el episodio de 2013 que marcó un antes y un después en la ciudad. Eso es lo que ahora quiere cambiar con el Plan de Reducción del Riesgo de Inundaciones en la región (RRI La Plata). Al respecto, destacó que no solo es determinante el saber cómo actuar en una emergencia sino también prevenir.

“En los lugares donde hay posibilidades de intervenir, donde se están proyectando algunas urbanizaciones, se debe tener en cuenta estos casos extremos, por lo menos para que la gente se quede a salvo. Acá de lo que se trata es que no se pierdan más vidas, después los daños económicos vemos cómo repartimos la carga. Por lo menos que las vidas estén aseguradas, que no es algo que entra como una condición de proyecto, la mayoría de las veces eso queda en el aire”, recalcó.

En ese marco, volvió a insistir con una idea que repitió hasta el hartazgo y que también plasmó en el primer informe del avance del programa RRI: “La Plata es una ciudad inundable”. “No hay que negar el problema. El tema es si sucede, ver qué hacemos”, subrayó.

En diálogo con 0221.com.ar, Romanazzi distinguió los niveles de exigencia de los tres eventos hidrometeorológicos que más afectaron a la ciudad (las inundaciones de 2002, 2008 y 2013), mientras que también adelantó que estudian una cuarta posibilidad de máxima, es decir, el peor escenario que podría darse. “Es la mejor estimación de lo que puede ser lo peor, que a nuestro entender no sucedió y que son alrededor de 540 milímetros en un día en la región”, anticipó. Al respecto, precisó que el dato surge de las estadísticas históricas de lluvia desde 1911 a la fecha, lo que puede dar una proyección.  

“Es una de las hipótesis a analizar, queremos estar preparados para lo peor. Hay que buscar las estrategias para poder estar organizados de tal manera que, si se comprueba, al tener conocimiento del patrón uno ya a los 20 minutos puede empezar a encender alarmas. Esa es la forma que tenemos de alertar y diseñar un sistema. La gente tiene que conocer esto, tiene que estar sensibilizada”, siguió con el desglose el expresidente de la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC) bonaerense.

No obstante, hizo hincapié que la planificación no será la misma para todo el territorio platense. “Hay zonas por más que llueva la precipitación máxima probable (PMP) no se van a inundar, como las zonas topográficamente altas”, aseguró. Sobre este aspecto, destacó dos de las actividades clave del plan: el mapeo y la simulación de las áreas inundables.

Si bien estos datos se conocerán el próximo 15 de abril con la entrega del siguiente informe, el ingeniero anticipó que, en un hecho inédito simularon todo el partido de La Plata para saber cuáles son las zonas más vulnerables ante una eventual inundación. El estudio fue realizado con un gran nivel de detalle, dado que se barrió la información cuenca por cuenca y barrio por barrio.

En ese sentido, junto a especialistas de la UNLP realizaron un mapa animado sobre cómo sería el desarrollo de una tormenta aún más severa que la de hace seis años. Según adelantó Romanazzi a este medio, una de las cuencas más complicadas sería la del Arroyo El Pescado, lo que afectaría principalmente las inmediaciones de Parque Sicardi y Arana.

“Estamos viendo una tendencia de que llueve más en la zona sur, no sabemos si es por presencia de la urbanización. Es una especulación. Lo que sí nos preocupa es que, si esto se está fraccionando, loteando y vendiendo las tierras, miren lo que es el valle de inundación del Pescado, mucho más amplio que cualquiera de estos arroyos. Ojo con urbanizar esto”, advirtió.

No obstante, agregó: “Con esto nos cubrimos, nos ponemos del lado de la seguridad. Las simulaciones sirven para ir optimizando y redirigiendo los recursos a esos lugares más sensibles y vulnerables. Estamos viendo qué pasa cuando el diseño es superado por eventos más extremos, justamente para tener previsto qué pasa si llueven 300 milímetros. No va a haber obra hidráulica que lo pueda atender, pero sí ver cómo responde el sistema y cómo estamos parados para prevenir una situación de peligro”.  

Romanazzi también se refirió a la intensidad de las tormentas del último tiempo. Dijo que los meteorólogos de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la UNLP ya habían advertido en 2005 que la frecuencia y la severidad de los fenómenos había crecido desde la década del ’70. “Desde el punto de vista global, la explicación más sencilla que se puede dar es que hay una correlación absoluta entre la actividad del hombre y el calentamiento global. Eso es el hecho más constatado, el aumento de la temperatura media del planeta. Y no nos pasa solamente a nosotros, no somos un caso aislado. El 14 de octubre pasado llovieron 295 milímetros cerca de Carcasona, Francia, hubo 11 muertos y les pasó a los franceses, la cuna hidráulica del mundo. No es un problema de recursos solamente, sino también de sensibilidad, de toma de conciencia que estamos enfrentando estos cambios y hay que estar preparados”, reflexionó.  

Sobre el protocolo -clave para la organización del territorio en este tipo de situaciones- sostuvo que seguirá la misma premisa que viene exigiendo desde hace años: será específico para cada localidad. “El titular de cada delegación tiene que saber que su territorio no es la división política, sino que está dividido por cuencas. Por ejemplo, El Peligro tiene cinco y no puede tener el mismo protocolo de actuación que otra zona, tiene que ser según la necesidad de cada zona”, dejó en claro.

Así, planteó que el cambio de estrategia apunta a las diferentes situaciones, para adaptar a la ciudad de a poco a que la población que reside en zonas inundables pueda tener la posibilidad de subsistencia en lugares más altos. Es por eso que el equipo de profesionales está afinando cómo será el mensaje a comunicar, sea desde la web “Qué hacer La Plata” que están diseñando, la cartelería, los folletos, videos explicativos y la difusión a través de los medios de prensa. Todo con indicaciones barrio por barrio, según el tipo de nivel de peligro. “De manera clara, se detallarán los pasos a seguir en el caso de que vivas o estés circunstancialmente ahí. La ciudad es muy visitada, porque es sede administrativa, universitaria, con grandes médicos, con eventos recreativos, como recitales y partidos de fútbol”, manifestó.

A su vez, destacó la adhesión de todas las fuerzas vivas de La Plata en el desarrollo de este plan de contingencia: desde Estudiantes y Gimnasia, pasando por el Arzobispado y la Federación Empresaria. “La idea es meter a todos, es la única forma de tener continuidad”, reconoció Romanazzi e indicó que aún resta la aprobación de estos puntos por parte de la Comuna.  

En tanto, el ingeniero hidráulico habló de la importancia de la institucionalización del plan: “Acá está la lucha por el presupuesto. Tiene que estar acompañado por una ordenanza, del consenso del Concejo Deliberante, para tener asignados recursos humados y económicos. Tiene que ser una política de Estado. Debe tener una organización que le permita dar relieve al tema que se está enfrentando”.

Las capacitaciones y la instalación del nuevo modelo de prevención serán imprescindibles para lograr la sensibilización y otro tipo de actuación y compromiso social ante una emergencia.

Ya en el cierre del mano a mano con este portal, lanzó: “Nos sentiríamos muy satisfechos del alcance de esto, si todas las personas que viven en el área de estudio de referencia supieran cuáles son las tormentas que nos inundan. Tener una percepción del riesgo. Las personas tienen derecho a saber el lugar donde vive qué vulnerable es a esta amenaza”.

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