martes 21 de enero de 2025

Tormenta y milagro: el relato del chofer del micro Oeste al que se le incrustó la chapa

El conductor había parado el colectivo a raíz de la fuerte tormenta, cuando repentinamente se desprendió parte del techo de una casa y terminó en el parabrisas de la unidad. "Fue un caso jamás ocurrido", aseguró.

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David González recién transitaba la segunda vuelta de su recorrido. Ese viernes su turno arriba del micro de la línea Oeste terminaba pasaba la medianoche cuando de un momento a otro se desató el temporal. La cortina de agua era tan intensa que decidió frenar en Diagonal 73 y 41, frente a la Escuela N° 19 y, de pronto, una chapa voló directo al colectivo y terminó incrustada en el parabrisas

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"Iba manejando y de repente no se empezó a ver nada. Decidí tirarme a un costado, buscar un lugar porque había autos estacionados. Pongo las balizas y, en el momento en el que acciono el freno de mano, siento la chapa", empezó su relato su relato sobre el impactante accidente, en diálogo con FM Cielo

El coche iba completo y de milagro no hubo que lamentar una tragedia: David solo sufrió lesiones leves, al igual que algunos de los pasajeros. "Estoy reponiéndome. Heridas graves no tuve, pero estuve muy contracturado porque fueron momentos de tensión. Fue un caso jamás ocurrido. Nunca escuché que pasara algo de esa magnitud", expresó. 

Las intensas ráfagas desprendieron la plancha del techo de una casa de la zona y terminó a centímetros del chofer: "Pasó por la derecha, donde está la palanca de cambios y la frenó la máquina de la SUBE. Fueron segundos". 

"Estaba doblada y entró. Se ve que el mismo viento la dobló para atrás, porque calculo que si no se hubiese metido hasta los asientos de atrás y encima venía con el colectivo completo. Podía haber pasado a mayores", siguió sobre lo sucedido. 

David quedó atascado en el cinturón de seguridad, pero logró levantarse y empezar a tranquilizar a la gente. "Gritaban, estaban todos alborotados y no sabía qué hacer", dijo sobre la primera asistencia mientras todavía seguía lloviendo y granizando. 

Y remarcó: "Habrán sido cinco minutos de tensión arriba de la unidad. Estaban muy asustados, había chicos adentro llorando y gritando. Tenía que llevar un poco de calma". Tanto él como los pasajeros llamaron a la ambulancia, pero "nunca llegó" al lugar. De hecho, fueron trasladados por personal de la empresa 9 de Julio hasta el Hospital Rossi. 

En sus cinco años de experiencia como chofer, nunca escuchó que se haya registrado un episodio similar ni siquiera en otras líneas. Luego del accidente, lo primero que hizo fue abrazar a sus dos hijos: "En dos segundos se te puede apagar el mundo, pero Dios no quiso". 

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