Diego, más conocido como Coco, hace diez años abandonó el fútbol. “Estuve 3 años sin hacer nada de deportes. Me rompí los meniscos y el médico me aconsejó que tenía que hacer actividad física", le cuenta Diego Raúl Capria a 0221.com.ar y aclara que, fiel a su pasión, poco pudo hacer para evitar volver a las canchas: "Volví a entrenar, juego una vez por semana con amigos, lo disfruto, no lo podría dejar de hacer, me despeja”.
“Me recibí de entrenador en la escuela de Carlos Figueroa en La Plata pero no se dio la chance de trabajar en el fútbol. Cuando estuvo Bernardo Romeo de manager en San Lorenzo, que es un gran amigo, fue una posibilidad pero no se dio”, remarca el exPincha.
Hoy sus días pasan por vivir en Capital Federal pero trabajar en su querido General Belgrano. “Todos los días voy y vengo. Hago eso desde que me retiré hace diez años. Trabajo en el campo, en el frigorífico con mi papá y es un proyecto de familia que cada dìa anda mejor”, relata con orgullo.
“Buscamos insertar nuestros productos en todo el país, vamos creciendo y ese es un desafío. Hoy logramos trabajar con las grandes cadenas de supermercados del país y ver las cosas que hacemos cerca de la gente es muy lindo, es algo que nos provoca satisfacción", explica Coco mientras asegura que se encuentra de paso por San Luis, donde el trabajo lo llevó ocasionalmente. Habla con pasión de su trabajo, explica que lo primero que hizo fue criar lechones, ampliando de apoco el rubro. "Buscamos comercializar también nuestros productos y exportarlos, además de hacernos fuertes en distintos lugares del país. Aprendo, recorro y veo mercados de otros lugares”, cuenta.
En seguida recuerda a su General Belgrano ese lugar al que llamo su "hogar". "Cuando fuimos futbolistas siempre que teníamos tiempo libre era tomar la ruta e ir al pueblo. El frigorífico lo manejamos con mi viejo Humberto y se llama San Antonio, en homenaje a mi abuelo”, confiesa el papá de Brunella (12 años) y Robertino (14) en diálogo con 0221.com.ar.
SU VIDA EN ESTUDIANTES
Diego hizo todas las divisiones menores en Estudiantes. Debutó en primera el 31 de octubre de 1993 y al año siguiente le tocó sufrir el amargo descenso, una fecha que no solo quedó grabada en su memoria si no en una histórica foto que todavía recuerdan muchos hinchas. “Fue muy duro, éramos un grupo muy unido pero pagamos consecuencias de un Club que no estaba bien, esa foto reflejó claramente lo que sentíamos”, remarca.

“Con el tiempo estoy convencido que ese descenso al club lo hizo bien, tuvo un giro increíble y mucho más desde el regreso de Sebastián (Verón). El ascenso fue algo maravilloso, era un equipo bárbaro. Tuve la suerte de compartir un grupo con gente muy cercana, de los mejores planteles que me tocó integrar”, asegura el exdefensor devenido en empresario.

El fútbol lo hizo recorrer el interior y también le dio la chance de jugar en México, en Brasil con Cruzeiro y en Suiza. Volvió a compartir equipo con su hermano en Racing y se dio el gusto de jugar en el equipo de sus amores. “Yo soy hincha de San Lorenzo, me tocó el privilegio de ser parte de un gran equipo que dirigió el chileno Manuel Pellegrini, hicimos una gran campaña y terminamos detrás de Boca”, recuerda y agrega: “Además pude ser campeón con el Ciclón. Ganamos la Copa Mercosur en el 2003, que fue el primer título internacional que consiguió el club”.
Coco todavía añora aquellos años de pantalones cortos: “Al fútbol nunca lo dejé de extrañar, entrar a una cancha no se compara con nada. Es mirar un poco para atrás y ver el tiempo que no vuelve más”.

"Las relaciones humanas que construí son lo más lindo que me dejó el deporte, tanto con compañeros como amigos, haber jugado con mi hermano; la relación que pude mantener con muchos periodistas de mis comienzos, todo eso es invalorable", asegura Diego mientras empieza a despedirse. Es que el trabajo lo llama y debe seguir atendiendo a sus clientes.
Preguntarse qué fue de la vida de Diego Capria, el Coco; es hablar del hermano de Rubén, el Mago; del cuñado de Leandro Testa -otro exfutbolista nacido en Belgrano- que hoy es técnico en las juveniles del Pincha; es recordar a aquel aguerrido defensor al que le tocó marcar a grandes delanteros, el que se fue al descenso y volvió, quien fue campeón con el club del que es hincha, se recibió de técnico, crió lechones y hoy administra el frigorífico San Antonio que fundó su papá en honor a su abuelo, allá en su querido General Belgrano, su lugar en el mundo.