Ante la suba arancelaria del 10% impuesta por Donald Trump, Argentina desplegó una intensa negociación para proteger sus exportaciones. Gracias a las gestiones de Gerardo Werthein y Luis Kreckler, el país podría lograr arancel cero para hasta el 80% de sus productos, aunque siguen vigentes los aumentos al acero y aluminio, considerados estratégicos por Washington.
Entre el 12 de marzo y el 2 de abril de 2025, el presidente de Estados Unidos, anunció un fuerte giro proteccionista en su política comercial: impuso un arancel del 10% a todas las importaciones, y elevó al 50% los gravámenes aplicables a productos de acero y aluminio. La medida desató una crisis comercial global que obligó a su secretario del Tesoro, Scott Bessent, a proponerle una tregua de 90 días para negociar condiciones bilaterales con cada país.
Esa tregua concluye el próximo 9 de julio, y Argentina desplegó durante ese período una estrategia diplomática intensa basada en un informe de 394 páginas elaborado por la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), donde se detalla la relación comercial entre ambos países.
Las observaciones del USTR a la Argentina
En la página 17 del informe de la USTR, se plantean una serie de críticas a las normativas argentinas, centradas en seis aspectos clave:
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Gerardo Werthein, ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, junto al presidente Javier Milei.
Estas observaciones sirvieron como base para una serie de encuentros diplomáticos encabezados por el canciller Gerardo Werthein, quien se reunió con el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick, y con el jefe de la USTR, Jamieson Greer. En paralelo, el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Luis Kreckler, viajó en múltiples ocasiones a Washington para negociar con los equipos técnicos.
Gracias a esas gestiones, Argentina logró una primera aproximación favorable: el gobierno consiguió reducir el impacto de la suba arancelaria para el 46% de los productos exportados a Estados Unidos, mientras continúa negociando condiciones más beneficiosas para el 54% restante.
De confirmarse las conversaciones en curso, se espera que hasta el 80% de las exportaciones argentinas queden exceptuadas del arancel general del 10%, accediendo a un arancel cero. La excepción clave sigue siendo el acero y el aluminio, productos para los cuales Trump definió un arancel del 50% debido a su relevancia para la seguridad nacional.
En 2024, Argentina exportó alrededor de 630 millones de dólares en productos de acero y aluminio a Estados Unidos, y es el sexto proveedor de aluminio del país norteamericano. Sin embargo, la Cancillería no logró avances significativos en la negociación de esos aranceles, ya que la administración estadounidense busca proteger la capacidad instalada de su industria nacional.
A la espera de una decisión de Donald Trump
La decisión final depende del propio presidente Trump. En las últimas horas, la Casa Blanca comenzó a enviar cartas formales a distintos países para anunciar la continuidad o modificación de los nuevos aranceles. Hasta el momento, sólo China, Reino Unido y Vietnam cerraron acuerdos.
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Una de las primeras iniciativas de Donald Trump en su gestión fue colocar diversos aranceles a distintos territorios.
Argentina espera ahora una misiva que confirme su inclusión en el listado de países con condiciones especiales. También permanece abierta la posibilidad de que Trump prorrogue la tregua arancelaria por otros 90 días, ante la presión internacional y el temor a un cimbronazo en los mercados.
La afinidad entre Javier Milei y Donald Trump fue un factor que facilitó el diálogo, pero no fue suficiente para revertir las medidas más duras. En un escenario global marcado por tensiones, la diplomacia argentina logró sostener una posición negociadora firme, aunque aún queda por conocer la respuesta final de la Casa Blanca.