Noche cerrada de verano. La mística de Los Piojos hacía vibrar cada centímetro del Estadio Único Diego Armando Maradona. Afuera, en los accesos, la tensión era otra. Y no por las filas o los controles, sino porque un comisario de la Policía Bonaerense -uniformado, al mando de un cuatriciclo y escoltado por tres personas sin autorización- decidió que iba a entrar por la fuerza. Dijo, literal: "Yo entro". Aceleró, rompió las vallas, y dejó un herido.
El hecho, que ocurrió el 18 de diciembre de 2024, tuvo desde el primer momento el aroma denso del poder mal entendido: el de la chapa mal usada, la impunidad a la vista de todos. Ahora, la Justicia avanza. El comisario mayor Christian Guillermo Geada fue procesado y citado a prestar declaración indagatoria el próximo 9 de julio a las 9.30, confirmaron fuentes judiciales a 0221. El cargo: abuso de autoridad, tipificado en el artículo 248 del Código Penal. La evidencia que lo incrimina, como los acordes que no se olvidan de una vieja canción de rock, es abundante y clara.
El poder de la chapa
Geada no era un espectador más. No esperaba una entrada de cortesía ni hacía fila con gaseosa en mano. Era el supervisor del operativo de seguridad del recital, designado por el Ministerio de Seguridad provincial mediante la Orden de Servicio N° 444/2024. Pero, lejos de ejercer ese rol con responsabilidad, se convirtió en protagonista de una secuencia violenta y absurda.
el-comisario-geada-fue-separado-de-la-fuerza-los-piojos.jpg
Minutos antes del inicio del recital, a bordo de un cuatriciclo y acompañado de tres personas ajenas al operativo (y según algunos testigos, sin entradas válidas), Geada se presentó en el acceso vehicular de calle 25 y 528. Ese ingreso estaba cerrado al tránsito, clausurado por vallas y custodiado por personal de la empresa de seguridad Priatos S.A.
Fue uno de esos empleados de seguridad, quien le pidió al comisario que detuviera su marcha. No sabía, en ese instante, que recibiría por respuesta una amenaza disfrazada de prepotencia: "Yo entro". Geada no frenó. Aceleró. Las vallas cayeron. Osuna fue embestido.
El cuatriciclo continuó hasta el segundo punto de control, donde finalmente fue detenido por otros efectivos. Pero el daño ya estaba hecho. La secuencia, insólita, fue presenciada por testigos, filmada por asistentes y luego compartida en redes sociales, donde se volvió viral entre los habitués del under piojoso.
Fiscal Álvaro Garganta.jpg
Álvaro Garganta, fiscal del caso que tiene al comisario de la Policía Bonaerense en la mira
AGLP
Testimonios, actas y videos en La Plata: la evidencia que destroza su defensa
La causa que se abrió sobre la conducta de Geada no tardó en nutrirse de elementos. A la testimonial del empleado se sumaron los relatos del personal de seguridad y otros efectivos que formaban parte del operativo. Entre ellos, Brian Alexis Sosa Mascollia, también de Priatos, quien observó cómo Geada -uniformado, en el cuatriciclo, con tres acompañantes- exigía el ingreso por ser "el jefe del operativo".
También Mariano Daniel Raffa, coordinador de la misma empresa, declaró haber escuchado por radio que un cuatriciclo estaba tratando de forzar su ingreso. Laura Gisele Martorello, titular de la empresa de seguridad Steewar, relató que Geada le pidió la llave del cuatriciclo, que ya había sido retirada para evitar un nuevo intento de irrupción.
Los Piojos en el Estadio Único de La Plata primera fecha (5).jpg
Miles de "piojosos" pagaron su entrada con mucho esfuerzo y disfrutaron de una noche de rock argento.
AGLP
Como si todo esto no alcanzara, la investigación sumó videos obtenidos de redes sociales, donde se observa claramente el accionar del comisario. En las imágenes se lo ve al mando del cuatriciclo, embistiendo las vallas, sin mostrar ninguna credencial más que la prepotencia.
La documental del acta de procedimiento policial de la comisaría Decimoprimera de La Plata dio cuenta detallada de los hechos: hora, lugar, testigos, consecuencias. El informe de la Auditoría General de Asuntos Internos completó el cuadro con las declaraciones de otros agentes, que señalaron a Geada como el responsable directo del incidente.
La indagatoria y el futuro judicial del comisario
Con todos estos elementos, la Fiscalía 11 de La Plata no dudó. El procesamiento por abuso de autoridad fue casi un paso natural en la causa. Según el Código Penal, este delito ocurre cuando "un funcionario público dicta resoluciones u órdenes contrarias a la Constitución o a las leyes nacionales, provinciales o municipales, o se extralimita en el ejercicio de sus funciones". Lo que hizo Geada encaja como un guante: usó su cargo no para garantizar el orden, sino para romperlo.
Edificio de Fiscalías (1).JPG
El próximo miércoles 9 de julio, feriado, a las 9:30, deberá presentarse para declarar. Será su oportunidad de explicar por qué, como comisario mayor, eligió acelerar en vez de frenar, atropellar en vez de dialogar, y violar las reglas del mismo operativo que debía coordinar.
La pregunta que muchos en los pasillos judiciales se hacen por estas horas es si Geada actuó solo o si hubo una cultura del “vale todo” que lo habilitó a creerse por encima de cualquier protocolo. También hay quienes se preguntan si sus tres acompañantes, que no fueron identificados formalmente en la causa, tendrán alguna consecuencia.
El trasfondo: violencia institucional y arbitrariedad policial
El caso de Geada no es solo una anécdota estrafalaria. Es un capítulo más de una vieja novela argentina que mezcla uniformes con impunidad. En La Plata, donde los recitales suelen ser un termómetro de la calle, este episodio volvió a poner en discusión el rol de los comisarios al frente de operativos masivos, el control interno y la eficacia real de los protocolos.
La Auditoría de Asuntos Internos bonaerense ha tenido que intervenir en numerosos casos en los últimos años, muchos de ellos con denuncias similares: uso indebido de vehículos oficiales, agresiones a personal civil, amenazas y desobediencia a superiores. La diferencia, esta vez, es que todo quedó grabado. Y las imágenes, como suele decirse, valen más que mil palabras.
En el expediente consta la orden firmada el 13 de diciembre donde se designa a Geada como supervisor del evento. El incidente lo ubica como un ejemplo de lo que no debe hacerse en un operativo: usar la chapa para beneficio personal, con violencia y arrogancia.
El epílogo que todavía no llegó
El 9 de julio, en lugar de estar en un desfile patrio, Geada estará frente a un fiscal. Quizás sea el primer paso para que, alguna vez, los uniformes aprendan que su función no es romper barreras, sino cuidarlas.