Con raíces en Kazán y una historia marcada por la música clásica, la familia Monasýpov dejó Rusia tras el inicio de la guerra. Se instalaron en La Plata en 2023 y, en poco tiempo, lograron presentarse en el Teatro Colón. Martina y Antón lideran esta dinastía de músicos con proyección internacional.
El clan Monasýpov arrastra una marcada tradición musical. "Mi abuelo nació frente a una escuela de música, y ese azar lo marcó", cuenta Martina, quien relata con entusiasmo cómo Almaz, pese a pasar por la guerra sin combatir, eligió finalmente la música como camino y fue uno de los primeros egresados del Conservatorio de Kazán, hoy con el nombre de su maestro, N.G. Zhíganov.
En ese mismo conservatorio conoció a Svetlána, pianista y futura abuela de Martina. Juntos dieron origen a una familia de músicos: la madre de Martina es pianista, su hermano violonchelista, sus primos violinistas, y hasta los más pequeños siguen la misma senda.
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La familia Monasýpov dejó Rusia en 2023 y partió rumbo a La Plata, pero no se olvidó de su legado y la pasión por la música
Gentileza: Diario Clarín
De Rusia a La Plata: un nuevo comienzo
Martina y su esposo, Antón Semíkin, también pianista, tomaron una decisión radical: dejar Rusia en 2023 junto a sus cuatro hijos y los abuelos. Vendieron todo lo que tenían y compraron una casa en Tolosa, donde se instalaron buscando una vida lejos del conflicto bélico que estalló con la invasión a Ucrania.
Según relataron en su entrevista con Clarín, los primeros en viajar fueron Antón, Iúrii e Iákov; luego, en junio, se sumaron el resto de los integrantes. Todos con formación académica musical, agradecen el apoyo recibido, especialmente del afinador Marco Naya, quien les facilitó su taller para ensayos. En su casa tienen un solo piano, por lo que deben turnarse para practicar.
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Martina y su esposo Antón Semíkin
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La ciudad natal de los Monasýpov, Kazán, se ubica a orillas del Volga y es un centro cultural vital de Rusia. Con influencias tanto rusas como tártaras, fue la cuna de artistas como el célebre bajo Fiódor Chaliapin, y mantiene una fuerte identidad musical reflejada en su conservatorio, teatros y festivales.
Martina sueña con crear un estudio propio en La Plata, desde donde pueda transmitir su conocimiento. Antón también visualiza un gran potencial artístico en el país: "En Argentina hay una formación cultural fuerte. Muchos tocan instrumentos, aunque no sean músicos profesionales", destaca, y pone como ejemplo su experiencia con coros locales, donde conviven dentistas, ingenieros y artistas por igual.
Del exilio al Colón: el talento no se detiene
Martina y Antón se conocieron en la prestigiosa Academia Gnesin de Moscú. Ella ganó premios en concursos internacionales en San Petersburgo y Moscú, mientras que él completó estudios de posgrado en el Conservatorio Chaikovski. En la Argentina ya se presentaron en el Teatro Argentino, en el Parque Centenario junto a la Banda Sinfónica y, recientemente, en el Teatro Colón.
También tienen por delante un concierto en Tandil, en la sede local del Mozarteum. Por su parte, su hijo mayor Ígor, de 26 años, completó su educación musical en Kazán y logró evitar ser reclutado para el ejército gracias a su rol como músico en una catedral ortodoxa del ejército ruso. Hoy, canta en el Coro Musiké de La Plata y ya tuvo su debut en el Salón Dorado del Teatro Colón.
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Ígor, de 26 años, es el hijo mayor de Martina y Antón
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En tiempos de incertidumbre, la música fue el puente que unió el pasado con un nuevo presente para esta familia que, desde La Plata, continúa su legado cultural y apuesta a crecer en su nuevo hogar.