Tras varios días de incertidumbre y silencio, Cascote Bértola finalmente regresó a La Plata luego de haber permanecido detenido e incomunicado por las fuerzas israelíes. El capitán del Estrella y Manuel, uno de los casi 50 buques que integraron la Global Sumud Flotilla con destino a la Franja de Gaza, fue interceptado a comienzos de octubre.
El navegante platense había zarpado desde Barcelona, España, el 1° de septiembre, al frente del barco de bandera española y 17 metros de eslora, que transportaba alimentos, medicamentos y herramientas destinadas a la población gazatí. El 1° de octubre, cuando el “Estrella y Manuel” se aproximaba a destino, fue abordado por la Armada israelí y sus ocho tripulantes fueron trasladados a la prisión de máxima seguridad de Kesdiot, en pleno desierto del Néguev.
Bértola permaneció detenido varios días junto a los demás integrantes de la flotilla, hasta que finalmente fueron liberados y deportados. Su llegada al país se concretó este jueves por la madrugada, cuando aterrizó en el aeropuerto de Ezeiza y se reencontró con su hija Manuela y su hijo Felipe, quienes habían seguido de cerca todo el proceso desde Argentina.
Ya en territorio nacional, padre e hija emprendieron juntos el regreso a la ciudad por la Autopista La Plata-Buenos Aires. En una historia publicada en Instagram, Manuela mostró el momento en que ambos cruzaban el Puerto de Buenos Aires, con el amanecer de fondo. Desde el asiento trasero del auto, Cascote Bértola pronunció una de sus primeras palabras públicas tras su liberación: “Amanece, que no es poco. No estamos más en el Mediterráneo. Acabamos de llegar a la Argentina. Volvemos a la Patria y a casa”.
Cascote Bértola volviendo a La Plata
La frase, cargada de simbolismo, no fue casual. “Amanece, que no es poco” era una expresión que Bértola solía usar en sus videos y publicaciones durante la travesía por el Mediterráneo, para transmitir esperanza y fortaleza en medio de la misión humanitaria. La frase es utilizada con frecuencia y proviene del título de una película española del año 89. Su reaparición con esas mismas palabras marcó el cierre de una experiencia que lo mantuvo en vilo durante días y que generó preocupación y repudio internacional por su detención.
Ahora, de regreso en su país y junto a su familia, el navegante platense comienza a retomar la calma tras una travesía que combinó idealismo, solidaridad y riesgo, y que lo convirtió en una de las figuras argentinas más visibles de la flotilla humanitaria hacia Gaza.