Los trabajadores de Acerías Berisso mantienen vivo el reclamo que iniciaron días atrás con a toma de la firma ubicada en la vecina ciudad y este viernes, incluso, resistieron un intento de desalojo que los agentes de la Policía Bonaerense que llegaron al lugar no pudieron llevar a cabo.
La protesta comenzó el jueves, pero el conflicto inició en abril pasado a raíz de los incumplimientos en el pago de los salarios asumidos por la compañía. En ese marco, los obreros decidieron tomar las instalaciones para hacer oír su reclamo y exigir que se les paguen todos los sueldos atrasados.
La planta, ubicada en 128 entre 4 y 5, iba a ser desalojada este viernes, pero en las últimas horas se frenó la decisión y se habría aplazado hasta el lunes próximo, tras las elecciones legislativas que tendrán lugar en la provincia y el resto del país.
"Seguimos con retenciones de tareas por falta de pago, a la espera de alguna propuesta por parte de la empresa", apuntó al respecto el delegado de los trabajadores de la fábrica, Carlos Lazarte, a 0221.com.ar y advirtió que la amenaza de desalojo todavía sigue latente.
El conflicto continúa y en los próximos días los trabajadores esperan que la empresa de una respuesta a la incertidumbre que sufren los empleados sobre sus puestos de trabajo.
El conflicto financiero de la empresa de Berisso
La toma, según explicaron los trabajadores, se llevó a cabo como último recursos y a causa de la falta de respuestas de la compañía y sus autoridades. Hay más de 50 obreros afectados por la situación financiera y productiva de la fábrica, que ya llevó a varios despidos y mantiene en riesgo otros puestos de trabajo.
Acerías Berisso
Los trabajadores de Acerías Berisso reclaman por el pago de sus salarios adeudado
Acerías Berisso tiene casi 50 años de experiencia en los procesos metalúrgicos de fundición eléctrica de hierro, aceros y aleaciones especiales. En su planta industrial de 2.000 metros cuadrados trabajan más de medio centenar de personas en producción, control de calidad, ventas y administración. Los trabajadores cobran por quincena, aseguran que les adeudan el total de un mes de trabajo y reconocen que la situación ya venía tensa, pero todo terminó de explotar el 6 de octubre cuando llegaron a sus puestos y no pudieron ingresar por la paralización de la actividad de la empresa en medio de la crisis.