domingo 05 de octubre de 2025
Tapa-Begum-H 5-10
Boxeador internacional

Héctor Patri, el minimosca que pudo ser rey del mundo

Un perfil del primer platense que consiguió su chance por el título mundial de boxeo en los Estados Unidos. Anécdotas y memoria.

--:--

Los habitués al ring side del Club Atenas de La Plata lo deben recordar muy bien a Héctor Patri, la talla baja del metro cincuenta, el estilo movedizo, guapo, concentrado, con la dosis de impulso y corazón. Nunca fue noqueado, ni en la etapa de amateur de 1971 a 1977 ni en la de profesional de 1978 a 1994. Fue, en rigor, el primer boxeador nacido en La Plata que tuvo su chance por el título mundialista.

“Tirar una piña era mi vida, no lastimar, eh, y a los sesenta y ocho años estoy bien gracias al deporte. El boxeo me dio todo, especialmente aprender en una vida veloz, a los 18 años los Juegos Panamericanos en México, y viajar fue otra responsabilidad”, cuenta con esa porra de rulos aquel “Enano” que conoció a los más grandes de la historia del país, codo a codo en un vestuario y en un gimnasio de Buenos Aires. El pelo ensortijado y la nariz chata como un emblema, sin rezongar por los años, agradeciéndole a la vida a partir de este libro biográfico, “Yo, Héctor Luis Patri”, que recientemente salió para tal vez sentir una sana emoción, de tarea cumplida, como el de su amigo Sergio Víctor Palma, que también tuvo el suyo. El ex campeón chaqueño al que Petri ayudó luego de su accidente cerebro vascular, acompañándolo a los turnos médicos. Se parecían en los gustos, porque al chaqueño le gustaba el folklore al igual que a Héctor.

WhatsApp Image 2025-10-02 at 1.03.40 PM (2)
El pibe que empezaba a boxear.

El pibe que empezaba a boxear.

El grupo de ex boxeadores platenses lo esperó en la última fiesta del Día del Boxeador, el último mes de septiembre. Y volvieron a aplaudirlo de pie, como a aquel duende ganador en algún ring. Los guantes quedaron guardados junto a las estadísticas y notas que encarpetó Carmen Guerrero, su mujer, que ahora apoya en un mueble un ejemplar de “Yo, Héctor Luis Patri”, escrito por el marplatense José Delgenio, que en su programa de radio está por anunciar la presentación. “Quería dejar para los más chicos el relato de cómo fue mi carrera, y contagiarles un poco esta pasión que es el boxeo, llevando una vida sana, ordenada”, dice Héctor. Hace dos años se jubiló después de veintisiete como chofer ambulanciero, que pudo haber parado en la pandemia y decidió atravesarla a fuerza de una férrea voluntad y amor propio, como lo hacía en el deporte.

Su trayectoria fue colosal. Allí están las ochenta y nueve (89) peleas de su récord: dicen que ganó cuarenta (40) por puntos, y nueve (9) por nocaut, empató trece (13) y perdió veintisiete (27), de los cuales una fue por abandono. Representó a la Argentina en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976. Ganó los cinturones de un título argentino en 1981, defendiéndolo con éxito dos veces, repitió en 1987 y en 1993. Cuando peleó por el título del mundo en Estados Unidos llegó a contar catorce países, todos por boxeo. Y Patri, con la destreza del que hace buenos chistes y acude a ironías, rompe en una carcajada: “¡Ojo que ahora tengo el libro, ja! Pero la verdad que un libro es cosa de los Martillo Roldán, de los Carlos Monzón, y a mí me dio vergüenza hacerlo”.

Nacido el 14 de diciembre de 1956, el platense revisa su historia y vuelve a tirar sobre la mesa su palmarés: “La verdad es que peleé con cinco campeones del mundo y perdí con todos por puntos… Falucho Laciar, Gustavo Ballas, Carlos Salazar, Prudencio Cardona, Michael Carbajal. ¡No me lo nombres que me duele… Jajaja!”. Cuando no recuerda algún episodio, le pregunta a Carmen. Un matrimonio, con una hija Cintia, que el año próximo cumplirá cuarenta años. “Estamos en contacto con los ex compañeros de trabajo, digo así mejor que rivales, que no me gusta. Laciar, Ballas, Salazar, que está por venir a Mar del Plata. Mi mujer tiene los cumpleaños anotados y me hace acordar las fechas”.

WhatsApp Image 2025-10-02 at 1.03.40 PM (1)

Apenas se abre su libro, en el primer prólogo se retrata al personaje de los guantes, en unas líneas del periodista Walter Vargas: “Este pequeño gladiador más platense que la palabra “pollajería” no era de los que preguntaba quién era el de enfrente sino ´¿cuántos rounds trabajamos?´ Jamás su campaña gozó de la protección que sí gozaron boxeadores con mucha menor capacidad. Todo le costó mucho”. El libro sigue con Carlos Irusta, que resalta la sonrisa de su personalidad y también mencionó aquel mayo de 1991 cuando buscó la corona mundial junior de la FIB.

El Patri hombre hizo real el dicho de que ganar un título da la corona, pero la consagración en la vida la da el cariño, la forma de ser que hace brotar la palabra amigo, sinceramente. Aquí el fallo fue unánime. Otros periodistas especializados, como Walter Nelson y Osvaldo Príncipi —estaban en sus inicios cuando Patri boxeaba— también le dijeron que contara con ellos para colaborar con el libro. Ahora Héctor Patri toma un café y cuenta a Begum algo de lo que está en el libro, donde sabe que faltó mucho más, como la cantidad que no pudo imprimir por temas de costos.

Quería contagiarles a los más chicos esta pasión que es el boxeo, llevando una vida sana, ordenada Quería contagiarles a los más chicos esta pasión que es el boxeo, llevando una vida sana, ordenada

Otra vez la simpática reacción al recordar el reciente agasajo en Villa Elisa, en el gimnasio de Oscar Carrizo, ex púgil platense y entrenador. “Cuando llego empezaron a aplaudir … ´¿qué pasó…?´ dije yo… Sabés que pasa… Soy más reconocido ahora que cuando peleaba”. Este año tuvo dos festejos por el 14 de septiembre, fecha en que se conmemora a los boxeadores por la pelea de Dempsey y Firpo en 1924. Patri fue parte de otro momento de intimidad y alegría en el restaurante de Villalba, un ex púgil de Dolores que, al igual que él, se radicó en General Pueyrredón.

De la barriada del parque San Martín

Calle 57 número 1582 ½, entre 26 y 27. Allí transcurrió infancia y adolescencia de Héctor, a dos cuadras del Club Universal. Cinco hermanos, él es “el del medio”. Viven el mayor José y la menor Rosana, que vieron partir a Carlos y a Julio. Un terreno baldío que daba al fondo de casa, en 58 entre 27 y 28, fue el primer contacto con el deporte. Corría y gambeteaba, hoy son recuerdos: “Miguel Peperino, que es abogado; Daniel Chonfer, que es médico y está en el sur”.

Un gran amigo Osvaldo Blanco y la anécdota “de la patada en el ‘traste’ que ligué por él”. Al lado de la casa de los Patri estaba el taller de motos de Omar Fiacola. “Corríamos de esquina a esquina por 57, de 26 a 27, y Osvaldo le pega a una de las motos estacionada y las tira a todas, mientras yo venía atrás y sale el dueño justo… Le quise explicar que no fui, y me pegó una patada de la que se acordaba recientemente. Y le dije, ‘dale, dale, pegamela ahora, jajaja”.

“Cuando Héctor se enojaba le decíamos el Calabrés, porque somos descendientes de italianos”, relata su hermana Rosana, chef y tanguera. El ex boxeador reconoce que “no era pendenciero, pero si me hacían calentar era de no esquivar las peleas de chico”.

Al empezar a noviar con Carmen, que vivía en 50 y 23, también vislumbró un futuro.

WhatsApp Image 2025-10-02 at 1.03.40 PM
Tres púgiles con P: Armando Pérez (hoy en Colombia), Palma y Patri, con el técnico Ramón Custodio.

Tres púgiles con P: Armando Pérez (hoy en Colombia), Palma y Patri, con el técnico Ramón Custodio.

Tenía 11 años cuando le puso atención al boxeo por primera vez. Llovía en Buenos Aires cuando el país se paró a escuchar por Radio Rivadavia la pelea de Nicolino Loche con el hawaiano Fuji por el título mundial de los welter juniors. Soñó mientras las voces del relator Osvaldo Caffarelli y los comentarios de Ernesto Cherquis Bialo lo llevaban a su piecita de la casa.

Pero hay un vecino que será clave en el hecho de convertirse en boxeador. “Al lado vivía Miguel Cheker —hoy debe tener ochenta años—, un mediano junior que un tiempo fue entrenado por José Menno”, explica Héctor.

Su vecino Cheker vio al pibe Patri con un diario en la mano y le preguntó si se lo prestaba para ver una noticia. “Después de hojearlo me mostró una foto y me pregunta: ‘¿Sabes quién es este?’”. Soy boxeador, nene, y me hicieron esta nota porque mañana peleo acá en La Plata”.

—Yo también quiero ser boxeador —le contestó quien iba a sexto de la escuela primaria.

—Primero vas a tener que tomar mucha sopa. Y terminar la escuela —devolvió Miguel Cheker.

El principal problema fue su mamá, que se opuso al verlo frágil, muy pequeño. A escondidas de la mujer que le diera la vida, empezó en el Club Platense, y entrenaba en el Parque San Martin con su primer técnico Ramón Custodio.

WhatsApp Image 2025-10-02 at 1.03.39 PM (3)
Con Tito Lectoure.

Con Tito Lectoure.

En aquella barriada se cruzó el amor de su vida, Carmen, que en 1972 pasó a vivir en 50 y 23, vecina de los Patri. Ella explica la situación: “El hermano mayor salía de novio con mi hermana mayor, y así lo conozco”.

Héctor saca un dicho de la madre protectora: “‘No quiero que te lastime, vos sos tan chiquito. Con ´esos ojos claros’, me decía ella. Tenía razón, pesaba 40 kilos y cando debuté pesaba 45”.

Pero Patri empezó a pegarle a la bolsa con 13 años en Platense, a pelear en Atenas y en Vareadores, y no paró, pese a que su mamá nunca se interesó por verlo en acción con el deporte favorito.

Una voz cálida, sin retaceos, cuenta una intimidad.

“Dale, cambiate, Héctor —su mamá le pedía rapidez esa noche—, acordate que tenemos la fiesta de casamiento de…”.

Reclamos que Héctor regateaba con toda clase de argumentos para demorarse y no salir juntos. Al final, un portazo. “Salí con el bolso a la pelea, jugado con el tiempo. El tema fue volver con un moretón en un ojo por un golpe. Me metí en la cama, hasta que llegó mamá y entra a la habitación, al saludarme vio el moretón y ahí se da cuenta de todo. Salió enfurecida. Cuando encontró el bolso lo prendió fuego, en el patio, con todo lo que tenía adentro”.

En la otra vereda, ya separados, un día se volvió a encontrar con su padre, que le compró los elementos: “Papá siempre estuvo presente en las peleas y nunca me pidió una entrada”. Y vuelve a la esencia de esa mujer que le dio la vida. “Eran famosos los canelones de mi madre, como los ravioles de doña Dominga, la mamá de Ringo Bonavena”.

Un debut en noche de gigantes

El 7 de diciembre de 1971, poco antes de cumplir quince años de edad, debutó como amateur en el Club YPF de Berisso. Esa noche se hicieron combates de exhibición para despedir a un gran campeón, José Menno, quien con los años será su cuñado.

Sentado en el vestuario, metido en su silencio y con sus manos vendadas, de pronto ve entrar a Oscar Bonavena. “Me miraba como si me conocieran de toda la vida: ‘¿Vos peleas conmigo esta noche?’. Ringo mira a un entrenador y le dice: “¡Ojo!, que si me toca con éste, yo no quiero que me pegue, mirá los pedazos de manos que tiene!”. La risa retumbó en el gimnasio berissense. Patri le agradeció mucho porque le sacó los nervios. Patri tira otra vivencia con “Ringo”. “Un día me contó, ‘¿Sabes la que me mandé, Enano? Me compré un jugador de fútbol para mi equipo, ¡Huracán!”.

WhatsApp Image 2025-10-02 at 1.03.39 PM (2)

En las tribunas y el ring-side del Club YPF se vio la demostración del poder de convocatoria y popularidad que tuvo Menno. En su velada de despedida también hicieron exhibiciones figuras del más alto nivel internacional, Víctor Galíndez y Carlos Monzón, a quien José había ayudado en su consagración mundial en Roma, un año antes. “De aquella noche, además de empezar conociendo a tres gigantes, todavía quedaba la frutilla del postre, cuando ya habíamos peleado todos, y ya bañado, terminándome de cambiar y en medio de un clima cordial escucho: ´Dale, terminá de prepararte que vamos todos a cenar´", rememora Héctor Patri.

Se cruzó con muchas figuras en el Luna Park, en aquellos días de práctica en los que el boxeador suele cruzar pocas palabras y los momentos son fugaces. “Pensar que Victor Emilio me usó de anzuelo. Nos agarró a los dos, a un pibe al que decíamos Chirolita, porque encima era más petiso que yo, y nos levantó como a un papel. Galindez dejó el boxeo en un momento de plenitud a los 31 años por una lesión en las retinas, y en su intento inicial como piloto de Turismo Carretera encontró la muerte el 16 de noviembre de 1980".

Otra postal del Luna Park: Patri y Carlos Monzón. Esa foto fue de casualidad. “Vino fumando, como siempre, ´qué hacés Enano, me dice. Yo estaba en el gimnasio, por empezar a pegarle a las bolsas. Y la foto es una casualidad, porque me agarró él a mi".

La campaña de Patri empezó y no paró durante dos décadas. “En 1973 entro a los campeonatos; en 1974 hago un torneo para ir a Cuba, y al final viajó un tucumano; en 1975 gano la final para ir a los Juegos Panamericanos en México, y en 1976 soy parte de un sueño que todo deportista quiere cumplir, los Juegos Olímpicos de Montreal. Traje diploma de honor, cuando podía ser medalla de bronce y perdí con un puertorriqueño”.

Fue la única vez en la historia que Argentina no figuró en el medallero, pero el boxeo se trajo tres de los cinco diplomas (uno fue para Patri, quinto en la categoría peso mosca junior).

WhatsApp Image 2025-10-02 at 1.03.39 PM (1)
Pincha y en el pequeño museo de su casa marplatense.

Pincha y en el pequeño museo de su casa marplatense.

Su cuerpo tallado, ultradinámico, tiene una respuesta: "El secreto estaba en el gimnasio, donde nadie te ve". Una suma de factores, como el cuidado personal y la obediencia, mas la actitud de quien estaba hambriento de triunfos, lo puso frente a la chance del cinturón argentino de los minimoscas en 1981.

Fue ante Rodolfo Gregorio Rodríguez, con 70 peleas de profesional contra los 22 combates de Patri. El campeón vino desde Caracas para exponer su título en La Plata. “La pelea de un hombre contra un pibe”, como describió la revista El Gráfico, en la página que cuenta cómo surgió el nuevo campeón en fallo unánime: 118-115, 119-117 y 119-114. Una foto en blanco y negro donde lanza una derecha larga y obliga a Rodríguez al retroceso. Y un título: “Patri, con corazón e inteligencia”. Fue el 11 de abril de 1981.

“Esa vez a mi mamá la llevó una hermana, al salir del vestuario para la pelea veo que estaban en primera fila y levanté el guante para saludarla. Gané y cuando me sacan los guantes para darme el cinturón, me acerqué donde estaba ella y me puse de rodillas para entregárselo entre el encordado: ‘Esto es para vos, mamá’; lo agarró y me miraba”, recuerda Patri, a pura emoción.

En aquel templo del boxeo bonaerense que fue el gimnasio Dante Demo del Club Atenas, hizo dos defensas exitosas de ese título. El 18 de diciembre de 1981 con Miguel Angel Lazarte, de Tres Arroyos, ganando por puntos; y, por segunda vez, el 10 de septiembre 1982 con Juan Ivalo. "Lo pierdo después con Lazarte, en Tres Arroyos, el 22 de diciembre de 1982", recuerda.

Sergio Víctor Palma, un hermano

El chaqueño Palma supo de sponsors, de show televisivo, de título mundial con cinco defensas exitosas, 62 peleas, 52 ganadas (21 KO), 5 empates y 5 derrotas. Pero una amistad caló profunda hasta que sus ojos se cerraron el 28 de junio de 2021, cuando Patri estaba cerca, dándole una mano en los problemas que vinieron después de la gloria deportiva.

Un episodio que mezcló las ovaciones del fútbol con el rudo deporte de los puños, tuvo a Patri y a Palma en el estadio de 1 y 57, en el viejo escenario de tablones de Estudiantes. Asomaron juntos por la boca del túnel y caminaron hasta el círculo central. Era el 9 de noviembre de 1980, el Pincha recibía a Quilmes por el Torneo Nacional. Sergio Víctor Palma venia de coronarse como dueño del cetro mundial en súper gallo de la AMB, mandando a la lona en el quinto round al campeón Leo Randolph, en Spokane, en el estado de Washington. Era el segundo argentino que podía ganar en Estados Unidos.

“Eso de llevarnos a la cancha eran cosas de Menno”, evoca Patri al recordadísimo José, del que fue pupilo.

“Menno y Monzón se querían mucho. Me contó muchas cosas José, por ejemplo, cuando muere Galíndez, ese día Monzón tenía que pelear y le dieron la noticia después de la pelea. Ellos eran muy amigos, como yo con Palma”, expresa Patri.

Ambos —Menno maestro y Patri boxeador— se proyectaron en una empresa que, además del trabajo boxístico, tuvo el lazo familiar desde que José noviaba con Rosana Patri, con la cual tuvo un hijo. Y si Patri agarró simpatía por la camiseta albirroja fue gracias al “Tano” Menno, quien en sus años de esplendor deportivo había sido custodio del plantel de Zubeldía durante el tricampeonato de América 1968-1969-1970. Hoy, la escuela de boxeo que funciona en UNO lleva su nombre. Fue un destacado pesado de los años sesenta y luego entrenador y promotor.

WhatsApp Image 2025-10-02 at 1.03.39 PM
Con Agustín Corso, en el bajo tribuna de 57.

Con Agustín Corso, en el bajo tribuna de 57.

El tiempo dejó las fotos de aquel saludo con Palma, que para los amantes de las cábalas dejó un buen resultado. El León ganó 2 a 1 con goles de Gottardi y Landaburo y acariciaba la clasificación entre los dos primeros de su zona.

Patri empezó a pegarle a la bolsa con 13 años en Platense, a pelear en Atenas y en Vareadores, y desde ahí no paró.

Los gajes del oficio una vez lo pusieron en Colombia a Patri y a Palma, faltando diez días para la Navidad de 1979, en Barranquilla. En esa ciudad jugaba y dirigía al Junior la legendaria “Bruja” Juan Ramón Verón, quien fuera ídolo de Patri. Palma estaba frente a su primera oportunidad de ser campeón del mundo ante el local Ricardo Cardona, perdiendo el chaqueño en un fallo ajustado. Patri peleó en las preliminares ante Prudencio Cardona, minimosca y hermano de Ricardo.

La música de “salsa” con la que abrieron el estadio no apaciguó la personalidad segura del platense, que tuvo en el rincón a Santos Zacarías, mítico entrenador de boxeo. "Encontrar a la Bruja fue de casualidad, pero imagínate la alegría”, recuerda Héctor. “Cuando todavía estaba activo compartíamos asados y jugábamos a la pelota un sábado o domingo. Hice un equipo de ex boxeadores y estaban Juan Ivalo, Cacho Rossi, Hugo Luero. Enfrentábamos a los Jockey de La Plata. A veces lo llamábamos a Juan Ramón Verón, a Pedraza, Delio Onnis y al Loco Gatti. ¡Cómo nos divertíamos, era mi mejor época, hasta que me vine a Mar del Plata”.

En esa etapa, finales de la década del setenta, la popularidad de “el Enano” Patri era creciente, junto a otros muchachos platenses que empujaban como Hugo Luero (nacido en General Madariaga, pero platense por adopción), que recordaba a las épicas actuaciones de Antonio Aguilar.

WhatsApp Image 2025-10-02 at 1.03.38 PM (1)
Revista El Gráfico, 1979.

Revista El Gráfico, 1979.

Patri seguía viviendo en La Plata y daba clases de gimnasia, donde uno de sus alumnos, Fleitas, guitarrista del “Chango” Nieto, le propuso hacer un negocio en sociedad: abrieron un gimnasio con sauna en 54 entre 7 y 8 —frente a la sede de Estudiantes—. “Nos dieron un lugar a alquilar por poca plata, venía todo bien, pero como Fleitas viajaba mucho por la música y yo todavía boxeaba, tuvimos que cerrarlo”.

Mar del Plata y título del mundo

Patri entrenaba en el Luna Park cuando se encontró al empresario Juan Carlos Lectoure, en plena avenida Corrientes, donde le contó con resignación que iba a cerrar el Luna, agotado de los entrenadores que nunca tenían a los boxeadores para pelear. “Andá buscándote un gimnasio”, le anticipó el zar del boxeo nacional. Promediaba el año 1987.

Como un hermano de Héctor vivía en Mar del Plata desde 1978, pensó en aquella ciudad para jugársela en lo que le quedaba de carrera. “Si vas a Mar del Plata andá a lo de Dipilato”, recomendó “Tito” Lectoure.

WhatsApp Image 2025-10-02 at 1.03.38 PM
El boxeador Víctor Galíndez levanta a dos pibes promesas: a su derecha, Héctor Patri.

El boxeador Víctor Galíndez levanta a dos pibes promesas: a su derecha, Héctor Patri.

En 1990 comenzó la historia como pupilo de Héctor “El Nene” Dipilato, quien además de púgiles fue entrenador de futbolistas y tuvo a los mejores patinadores marplatenses, como Nora Vega. El nuevo entrenador pronto vio la pasta y guapeza de Patri. El momento soñado estaría por llegar.

—¿Cuáles eran tus características?

—Soy derecho-derecho. No uso la izquierda para escribir ni para cortar la comida, pero con la izquierda nunca me lastimé. Es más, hay una diferencia de músculo de un brazo y el otro. Tengo una anécdota cuando le pegué al tucumano Ramón Rodríguez en la cabeza, en el 2do round, le pegué con la mano media abierta y me resentí los nudillos. Llegué al rincón… con la derecha lastimada. Me querían tirar la toalla. Dije ‘no importa´, y peleé 7 rounds con la izquierda. El referí me dice ´¿qué pasa que no tira los golpes?´. Cuando me sacaron el vendaje tenía una pelota.

—¿Cómo recordás la previa a ese combate por la corona mundial?

—No salían peleas y esa posibilidad salió cuando no estaba yendo con la intensidad de siempre. En vez de hacer 30 rounds hacía 10. Una tarde me estoy yendo y Dipilato recibe una llamada en la casa, que estaba al lado del gimnasio . ‘¡Venga, venga…!’ Lo llamaba Juan Larena, periodista de Mar del Plata, que estaba en Estados Unidos haciendo transmisiones. Allá se le cayó la pelea a Michael Carbajal con un nicaragüense. Pero acá no hacíamos a tiempo para entrenar para un título del mundo. El físico necesita ir de menor a mayor. Le digo ‘vamos a laburar en velocidad y listo’ Me habré entrenado a fondo diez días. Después, los días de viaje.

—Y con un rival de temer…

—Carbajal venía de 23 peleas por nocaut consecutivas. Un rival muy difícil en todo sentido. Tenía 23 años y yo 34.

—¿Qué respondieron?

—Dipilato puso una excusa, ganamos diez días más y la postergaron un tiempo, pero volvieron a llamarlo en una semana. ´No llegamos´, me decía él. Y en vez de mil abdominales, hacemos 700 y listo. Mire, ya peleé con Ballas, con Laciar. Y si me clava de cabeza, ¿¡cual es…!? Chau, me levanto, me baño y me voy a mi casa. Agarrela que estoy arañando los 35 años, pero Dipilato me decía que no estaba muy convencido.

El periodista Juan Larena, consultado por esta noat, se remontó a aquel tiempo. “Hizo bien en agarrar esa oportunidad. Fue en un estadio de beisbol, al aire libre, en el estado de Iowa, ciudad de Davenport, donde hay poco y nada de boxeo".

Patri y DTs
El Enano junto a diferentes directores técnicos.

El Enano junto a diferentes directores técnicos.

Fue el 10 de mayo de 1991, por la corona mundial junior de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) que ostentaba “Manitas de Arizona”, ese Michael Carbajal que en 1999 se despidió con una foja de 49-4 y 33 definiciones concluyentes. Recientemente cumplió 58 años.

“Busqué la forma de no dejarme pegar. Y aparte me llevaba dos cabezas, medía 1.60, muy grandote para la categoría, yo 1.53. Cada vez que tiraba una piña me dolía de la cabeza a los pies. Mirá que Laciar pegaba fuerte, pero este me pegó en el brazo y no sabes el dolor. Después en la costilla. Después una en la pierna, incorrecta, calculo que otro hubiera abandonado. No pasa nada, Dipi, le dije, jaja. Yo me sentía bien, pero no podía afirmar la pierna”, recuerda Patri.

“Recibió un golpe en la ciática en el segundo round. No se dejó caer al suelo. Fue muy guapo, como quien dice ‘llegué hasta acá, y de acá no me voy a bajar’. El otro no era chiste”, agrega Larena.

patriyMonzon
Junto a Carlos Monzón, uno de sus ídolos.

Junto a Carlos Monzón, uno de sus ídolos.

También subió al rincón Santos Nicolini, el manager. Algunas frases que el tiempo no borró de su mente. “¡Aprendé a pegar, pendejo!”, fue el alarido de Patri. Carbajal se sonrió. “El se confió. Dijo a este viejito lo parto, pero el viejito saltaba para todos lados. Yo regulaba".

Patri cayó por puntos, “la derrota digna”, tal cual señala Vargas en el prólogo de su libro.

“Esa pelea no la perdió, lo fue a pelear a la casa del otro”, opinó Rubén Aguirre, púgil platense con experiencia en Italia e Inglaterra durante esa época. “Patri fue un guerrero con cojones, te llevaba por delante y tenía un estilo hermoso, tiraba y tiraba”.

La quijotada de un “loco”, la del primer platense en llegar a un escenario internacional.

Más tarde, Patri pudo festejar con su gente, en el CEF 1 de Mar del Plata, el 17 de Julio de 1993, cuando en combate a doce rounds venció al chileno Alexis Ali Gálvez, consagrándose “Campeón Mundial Mundo Hispano”, categoría paja.

La última campana sonó el 10 de septiembre de 1994 en un gimnasio de Las Flores. Tras el punto final a tanta disciplina, las sensaciones de angustia del día después generaron una nueva pelea, la de su interior. “No podía pasar por delante del gimnasio”, recuerda.

Logró rehacerse y fue chofer ambulancista en el Hospital Regional de Mar del Plata. Fueron veintisiete años hasta otro punto final, la jubilación.

patri1991
Un platense en el escenario internacional.

Un platense en el escenario internacional.

El “Enano” no dejó de ofrecerse en lo humano con sus colegas, como cuando a Palma, después del accidente cerebro vascular, le presentó a un cubano que con sus masajes lo ayudó a dejar el bastón. El mismo cubano que lo trata a Héctor en su dolor crónico del hombro.

En la pelea de su vida Patri cayó por puntos, “la derrota digna”, tal cual se señala en el prólogo de su libro.

El 23 de febrero de 2024 en el estadio UNO, invitado por Estudiantes, Patri subió al ring, dando gracias a la concurrencia y al Club que se acordó de viejos gladiadores de la edad dorada del boxeo platense. Curiosamente, esa noche estaba en el ring-side Santiago Acosta, quien en 2012 fue el segundo platense con la chance de ser campeón mundial, en Venezuela, donde perdió el cetro supermosca AMB interino ante el local Liborio Solis.

El ”Enano” fue ovacionado, y con su libro las nuevas generaciones de boxeadores pueden sentir cómo su historia se expande en una conducta desarrollada en el tiempo junto a la férrea voluntad de acero, mucho más importante que cualquier título.

¿Qué es 0221.com.ar| Logo Begum?

Begum es un segmento periodístico de calidad de 0221 que busca recuperar historias, mitos y personajes de La Plata y toda la región. El nombre se desprende de la novela de Julio Verne “Los quinientos millones de la Begum”. Según la historia, la Begum era una princesa hindú cuya fortuna sirvió a uno de sus herederos para diseñar una ciudad ideal. La leyenda indica que parte de los rasgos de esa urbe de ficción sirvieron para concebir la traza de La Plata.

Dejá tu comentario

Leer más de BEGUM