Una jubilada de 76 años fue víctima de una feroz entradera en su propia casa de 3 entre 516 y 517. La ataron de pies y manos e incluso hasta le taparon la cara para que no pudiera verle el rostro a los delincuentes. "Fue entre las 4.30 y las 5 de la mañana. Me desperté porque escuché fuertes ruidos que venían del fondo de casa", explicó la víctima.
Tal cómo indicaron fuentes policiales, el episodio delictivo sucedió el pasado viernes, cuando los ladrones se colaron en la casa de la mujer por la ventana trasera, que daba a su habitación. "Accedieron hasta allí después de ir por una lateral contiguo con otra casa, donde vieron un hueco grande sobre el final de la pared y desde donde bajaron a mi patio", señaló a El Día.
Si bien lograron neutralizarla rápidamente tras haberla tomado desprevenida de la situación y le impidieron verles la cara, la mujer sostuvo en diálogo con El Día que "por la voz" logró identificar a uno de los asaltantes dado que sería alguien que vive en el barrio. "Lo único que pedía interiormente era que no me hicieran nada, porque tengo un nieto de 9 años y muchas veces me toca cuidarlo", agregó entre lágrimas.
Luego de revolver toda la casa en búsqueda de ahorros u objetos de valor durante más de una hora, finalmente se hicieron de 3.000 dólares, 600.000 pesos y un anillo de fantasía, tal como explicó la víctima en su denuncia en la comisaría Sexta. Según relató la jubilada, una vez que consumaron el robo la abandonaron y huyeron sin ser descubiertos. Ella se encargó de llamar al 911 en medio de la conmoción, les informó lo que sucedió y la policía montó un operativo cerrojo en la zona con resultados negativos, motivo por el que los autores del delito continúan prófugos.