Especialistas de 50 centros de nuestro país trabajaron durante la primera ola de la pandemia del coronavirus para obtener los primeros datos locales sobre el impacto cardiovascular de COVID-19. Los resultados indican que el virus SARS-CoV-2 puede afectar el corazón de 15 de cada 100 pacientes, en especial si tienen otras enfermedades, son varones, mayores y desarrollan la forma grave de la infección.
“Es un trabajo argentino que muestra nuestra realidad”, le dijo a La Nación Lucía Kazelian, cardióloga e investigadora principal del Registro Argentino de Complicaciones Cardiovasculares en Pacientes con COVID-19 (RACCOVID-19), de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y la Federación Argentina de Cardiología (FAC).
En ese sentido, la especialista agregó que “con un número de pacientes muy alto, logramos saber que el 15,3% puede presentar complicaciones cardiovasculares y que hay elementos muy fáciles de detectar que marcan el pronóstico en estos pacientes”.
Es que, tras el análisis de los datos del RACCOVID-19, los investigadores observaron que los principales problemas que causaba la infección en el corazón eran insuficiencia cardíaca (43% de los casos), arritmia (33%), daño miocárdico, incluido infartos (31%), embolias (11%) y, más lejos, miocarditis (2%).

Sin embargo, los factores de riesgo como la hipertensión, la obesidad, la diabetes, la dislipemia y el tabaquismo, que predisponen a desarrollar enfermedades cardiovasculares, no permitieron anticipar la evolución de los pacientes.
En cambio, sí lo hicieron más claramente el sexo, la edad, la gravedad de COVID-19, la insuficiencia renal y la anemia, otros problemas de salud (asma, EPOC, enfermedades oncohematológicas, inmunosupresión, VIH, tuberculosis y Chagas) y las complicaciones cardiovasculares, de acuerdo con el análisis de la información obtenida de 2.750 mayores de 18 años, que quedaron internados entre el 15 de mayo y el 31 de octubre pasado.
Esa información es lo que le permitió a los investigadores diseñar un modelo predictivo de peor pronóstico durante la internación. En el RACCOVID-19, la mortalidad fue del 19,3%, lo que coincide con otros registros internacionales.

Con ese modelo, el equipo trazó un perfil clínico de riesgo durante la hospitalización por COVID-19. “Si un paciente presenta algún problema en el corazón o una forma grave de COVID tendrá peor pronóstico”, resumió Kazelian en diálogo con La Nación tras la presentación.
Gerardo Zapata, investigador principal por la FAC, señaló que los pacientes que desarrollaron una complicación cardiovascular tenían alrededor de 67 años, una década más que la edad promedio de los participantes del registro.
“Por lo menos -continuó Kazelian-, ese es el perfil hasta el año pasado. Hay que comparar con el escenario epidemiológico de este año, que cambió con la vacunación”.

Los resultados se publicarán de manera simultánea en septiembre en la Revista Argentina de Cardiología, de la SAC, y en la Revista de la FAC. “La idea es que los profesionales puedan aplicar este perfil clínico de riesgo con elementos que fácilmente marcan un pronóstico de los pacientes y se elaboró con datos de la población argentina”, agregó Kazelian.
En el RACCOVID-19, que ahora es uno de los primeros cinco registros disponibles en el mundo y concentra la mayor cantidad de pacientes incorporados en un solo país, participaron profesionales de 50 hospitales y sanatorios de once provincias. Completaron una ficha online con datos de cada paciente (el 60% era hombre).

Los tres síntomas más comunes de sospecha de COVID-19 para consultar fueron fiebre (65,9%), tos (49,6%) y falta de aire o disnea (41,4%), seguidos más lejos por los dolores musculares (26,5%) o de garganta (18,2%) y anosmia (10,4%).
La mitad de los casos era leve o asintomático, un 36,5% moderado o grave y un 12,8% crítico. Un 41% recibió un tratamiento farmacológico para COVID-19, principalmente corticoides (87,6%) y anticoagulantes (21,4%). A un 48% se le transfundió plasma sanguíneo de pacientes recuperados de la infección.
“Es un estudio muy importante por lo que significan sus datos para la Argentina y, también, el resto del mundo”, opinó José Luis Navarro Estrada, presidente saliente de la SAC.

Tras la presentación de los resultados, repasó los principales datos que revela el registro. “Un 15% de complicaciones cardiovasculares es un número alto, sobre todo si se tiene en cuenta que la mitad de la población cursó la enfermedad de manera leve o asintomática. Si tomáramos solo al grupo con síntomas, el porcentaje sería todavía mayor -continuó-. A la vez, se muestra que una vez que se instalan las complicaciones cardiovasculares, la mortalidad es alta y esto coincide con otros registros en el mundo”.