Los hinchas de Estudiantes encontraron en el último instante del partido ante Rosario Central la emoción que fueron a buscar después de un año y medio sin presencia en la tribuna. Pasados los 50 minutos de juego llegó el empate con un cabezazo agónico de Jaime Ayoví con el se marcó a fuego el empate 2 a 2. Tal vez el resultado no era el esperado, porque soñaban con la victoria, pero la insistencia del equipo y el momento en que llegó a la igualdad trastocaron los deseos.
Fue una noche difícil y el empate final no es poco. La visita siempre fue adelante y se puso en ventaja a los 26 minutos del primer lo que motivó que el Pincha saliera con todo en busca de la igual, lograda a los 44 minutos de esa primera etapa. Pero a los 22 del segundo volvió a aparecer el mismo goleador canalla para marcar otra vez diferencia.
El Pincha se jugaba todas sus ambiciones de seguir cerca de la punta y de clasificarse para la próxima Copa Libertadores. El partido se jugó en el Estadio UNO Jorge Luis Hirschi, con el arbitraje de Jorge Baliño y televisación de TNT Sport.
A los 26 minutos de juego se abrió el marcador en medio de un partido intenso y disputado en al mitad de la cancha. Fue en medio de una jugada enredada capitalizada por Gino Infantino quien definió por encima de la cabeza del arquero Adujar.
Desde ese momento el partido fue trabado pero de ida y vuelta y Estudiantes tuvo varias chances que recién lograría concretar a los 44 y a la salida de un córner y después de un rebote, Manuel Castro metió el taco para convertir el empate merecido.
A los 22 minutos de un segundo tiempo con chances en las dos áreas, apareció otra vez el goleador visitante. Esta vez ayudado por una distracción del fondo pincha que lo descuidó en un contragolpe. Quedó solo e impactó de volea para volver a poner en ventaja a la visita.
Todo parecía perdido en el tramo final del partido, en el que el local no encontraba la claridad en el esfuerzo que imponía. Fue a los 51 minutos, casi con el último aliento, que llegó el cabezazo de Ayoví para desatar la locura y decir que el Pincha sigue prendido.
