jueves 28 de marzo de 2024

El Profesor Sabella hizo de la dignidad un estilo de vida

La muerte es cruel, no sabe distinguir entre buenos y malos. Tipos como Sabella eran muy necesarios acá en la Tierra. Su muerte pega feo. Se fue un tipo digno.

Parece que Dios ha decidido armar un gran equipo allá arriba y ya tiene sentado a su lado a varias glorias Pinchas. A Don Osvaldo, a Manera, Aguirre Suárez, al enorme Cacho Malbernat, al Tata Brown, al rusito Prátola, al Profe Echeverría y tantos otros.

Alejandro fue de los últimos sabios de la historia de Estudiantes. Un tipo noble, laburante, que predicó con el ejemplo, que transmitió el ADN pincharrata a nuevas generaciones y enarboló la bandera que creó Belgrano para ganarse el respeto de una Selección de estrellas.

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Sabella siempre se corrió del centro de la escena pero supo convencer hasta a aquellos que lo miraban con recelo. Pícaro, simpático, seductor con su trabajo y con su prosa.

Amante de las cábalas como pocos, siempre parado en el mismo lugar, siempre el mismo orden a la hora de las preguntas, la misma pilcha en cada partido, la camperita color beige, los saludos a las mismas personas en cada llegada a los estadios.

El interminable abrazo con Claudio Gugnali, Julián Camino y Pablo Blanco en el medio del Mineirao y su grito “somos la gloria”.

El balcón de la Municipalidad y sus frases “políticas”: “llevo en mis oídos la más maravillosa música del pueblo Pincharrata”, “la ciudad está en orden”, “somos Estudiantes de la Patria”.

Se ganó el respeto de sus rivales y de sus jugadores, supo manejar estrellas de peso como Verón, Andújar, Braña, Desábato, Messi, Mascherano y tantísimos otros. En realidad los convenció, se ganó el respeto de ellos.

Alguna vez Masche declaró “Alejandro me devolvió las ganas de volver a jugar en la Selección”. Fue el hombre que lo hizo capitán a Messi.

“Barba” pudiste esperar un poco más. Venís pegando demasiado. Te llevás a los buenos, a los necesarios, a los indispensables.

Siempre dijiste que te hubiera gustado conocer a Zubeldía. Andá tranquilo Ale, Osvaldo con su sueter escote en V a rombos te está esperando. Andá con tu famosa campera. Se juntarán en alguna nube y las estrellas de las que tanto hablaste y quisiste conquistar las verás más brillantes. Les pertenecen.

Acá tu familia te va a llorar, tus compañeros te van a llorar, tus jugadores te van a llorar, tus rivales te seguirán respetando y yo escribiendo estas líneas te estoy llorando. Gracias por tu respeto PROFESOR.

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