Los científicos siguen detrás de una cura para la pandemia y analizando la evolución constante del coronavirus en todo el mundo. En ese contexto, una de las grandes incógnitas pasa por determinar con exactitud la cantidad de anticuerpos que puede generar una persona que contrajo la enfermedad y el tiempo de inmunidad que adquiere cada uno de los infectados.
Los anticuerpos juegan un papel importante en la neutralización del virus y brindan protección a la persona contra la reinfección viral. La respuesta de anticuerpos a la infección por SARS-CoV-2 se ha estudiado extensamente en la sangre de pacientes con COVID-19 con el fin de conocer mejor la respuesta inmune.
Recientemente se dio a conocer una investigación llevada a cabo por la escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai, Estados Unidos y publicada en la revista Science, reveló que durarían cinco meses en el organismo y que la inmunidad se correlaciona con la capacidad del organismo para neutralizar el SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19.
Quienes llevaron a cabo el estudio analizaron los datos de 30.082 personas, que fueron evaluadas dentro del Sistema de Salud Mount Sinai entre marzo y octubre de 2020. La prueba de anticuerpos utilizada en esta investigación fue a través de un ensayo inmunoabsorbente ligado a enzimas (ELISA), que se basa en la proteína de pico spike reveladora del virus que contiene la maquinaria que le permite adherirse y entrar en el organismo.

A su vez, se especificó que determinar los efectos neutralizantes del SARS-CoV-2 es fundamental para comprender los posibles efectos protectores de la respuesta inmune. En este ensayo, evaluaron los efectos neutralizantes de los anticuerpos, fundamentales para comprender los posibles efectos protectores. De esa manera vieron que, en la mayoría de los casos, sí había neutralización del virus.

Los especialistas detallaron que la respuesta del cuerpo humano a una infección se desarrolla en dos partes. Primero, una respuesta inmune innata, que libera sustancias químicas y glóbulos blancos que luchan contra un virus y lo destruyen. El segundo es una respuesta inmune adaptativa que, junto con otros efectos, produce anticuerpos dirigidos que pueden adherirse a un virus y detenerlo. Si este último es lo suficientemente fuerte, puede crear una respuesta duradera a la infección que proporcionará protección futura al sujeto.

Cabe destacar que a pesar del trabajo de investigación llevado a cabo, los científicos reconocen que estos datos todavía no aportan evidencia concluyente de que estos niveles sean capaces de proteger frente a una la reinfección o que en todos los individuos tengan la misma durabilidad, por lo que aún es complicado establecer un parámetro único.