Héctor "Cacho" Delmar nació en Ensenada el 19 de agosto de 1927 pero a los 5 años su familia se mudó a La Plata y se transformó en un platense más. Su madre confeccionaba pantalones y su padre era vendedor de radios pero también siempre vinculado a la moda, tanto es así que luego de ser socios con la Tienda Montequín en 1946 se fundó Casa Delmar, la histórica casa de ropa para hombres y mujeres en calle 7 Nº 777.
Ahí se mantuvo hasta 1997 cuando una de las tantas crisis económicas que atravesó el país lo obligó a cerrar. Vistió a varias generaciones de platenses y también fue un hombre del jet set argentino. Supo vestir a su amiga Mirtha Legrand en sus tradicionales almuerzos.
En los años 60 también se caracterizó por organizar desfiles de modelos que reunía a mujeres top de la Argentina como Susana Giménez, Teté Coustarot, Teresa Calandra, Karin Pistarini, Evelyn Scheidi y Mora Furtado.
Fue basquetbolista del Lobo en su juventud. Se enorgullecía en ser amigo de René Favaloro, Joan Manuel Serrat, entre otros famosos. Fue un hombre de mundo.
Se transformó con cinco ciclos al frente de Gimnasia y por ocupar 12 años la presidencia de su club, en el hombre que más tiempo estuvo en el sillón presidencial de la calle 4. La primera vez fue en 1983 con el club en Primera B. Un año más tarde volvió a primera.

Su primer ciclo se extendió hasta 1989, luego ocupó la vicepresidencia con Roberto Vicente como presidente y en 1992 volvió a tomar la mayor responsabilidad en la que se mantuvo hasta 1998. Pareció alejarse de la vida del club pero en el 2010, a pesar de su edad, se presentó nuevamente en una elección y ganó por más del 62 por ciento de los votos. Por discrepancias con sus compañeros de comisión renunció el 5 de julio del 2012.
Siempre se mostró como un hombre respetuoso, carismático, tuvo la particularidad de siendo del Lobo ser también socio de Estudiantes. Mantuvo una buena relación con los directivos del “eterno rival”.

En Gimnasia logró el ascenso como presidente, clasificó en su gestión por primera vez a una copa internacional, contrató a Carlos Griguol en su gestión y con él al frente estuvo cerca de la gloria con tres subcampeonatos en 1995, 1996 y 1998. En su última etapa fue clave para el regreso a la institución de Guillermo Barros Schelotto y que el mellizo se retire en su club.
Fue una mano derecha de Julio Grondona en la AFA, vinculado al departamento de selecciones nacionales y a través de su tienda vistió a muchísimas delegaciones de la AFA en cada viaje internacional. Fue tan amigo del caudillo de Sarandí que lo convenció para que reflote la Copa Centenario e hizo jugar la final con River en el Bosque en enero de 1984.

Ese día Grondona estuvo en 60 y 118 por su amistad con Cacho y le entregó la Copa en una de las pocas presencias del titular de la AFA en una cancha, y hasta logró el reconocimiento con esa consagración del presidente de la FIFA, el brasileño Joao Havelange.
Para Cacho, Gimnasia era su vida, siempre vestido de manera impecable, regalando una sonrisa y las mejores corbatas, que aún mantenía para agasajar a algún periodista o a algún personaje del fútbol. Fue declarado ciudadano ilustre de La Plata en una de sus últimas apariciones públicas. Siempre con un pin de Gimnasia en sus sacos y otros que tenía en sus bolsillos para obsequiar.

Delmar deja un vacío grande en su familia, en su club y en una ciudad que lo tuvo como uno de sus emblemas. Cacho dejó su andar cansino, su sonrisa, su simpatía por cada una de las calles de La Plata.
El Bosque cuando la vida de estos tiempos lo permita seguramente le regalará un último y respetuoso aplauso. Cacho se lo merece. Hasta siempre.