lunes 20 de enero de 2025

"La poesía está en las calles", la frase que dio origen a La Plata Ciudad Pintada

La historia de una pintada que motivó a un padre y a su hijo a rescatar los mensajes de autores anónimos pero generaron conciencia, sentimientos y memoria en los platenses. Al darse cuenta del potencial que tenía su trabajo, y con ayuda de dos autores más, lograron diseñar un producto único, el cual fue reconocido por el Concejo Deliberante de la ciudad. Un archivo de dos mil fotografías que esconde los secretos del arte más efímero de todos.

"Las paredes son la imprenta de los pobres", decía Rodolfo Walsh. En tiempos donde las redes sociales no existían y los diarios eran de difícil acceso, el graffiti se convirtió en una herramienta de comunicación para que aquellas personas que no tenían voz pudieran romper con lo cotidiano, generar ruido, crear y construir sentido. Este fenómeno apareció con fuerza a fines de los '60, cuando las grandes ciudades como Nueva York y Filadelfia fueron intensificando esta práctica para crear una nueva cultura, que contenía a esos jóvenes que tenían la necesidad de expresarse. El fenómeno también llegó a Europa, más precisamente durante el Mayo francés del '68, cuando las pintadas sirvieron para que el movimiento estudiantil exprese sus emociones en las calles de París.

Aunque tardó en llegar, La Plata no estuvo ajena al poderoso ruido de este movimiento. Durante los primeros años luego de la última dictadura cívico militar, las paredes de las diagonales comenzaron a lucir, con más frecuencia, frases o imágenes. Cerca de 1997, Dickie Randrup estaba caminando por el colegio Normal 1, en 51 entre 14 y 15, y un grafiti llamó su atención. "La poesía está en las calles", rezaba el escrito de un filósofo anónimo que lucía en una de las paredes blancas del establecimiento educativo.

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Dickie decidió fotografiar esas palabras y, casi sin proponérselo, le dio origen a un archivo que lleva más de 20 años y cuenta dos mil de imágenes de murales y graffitis que se lucieron en distintas zonas de La Plata. Lo que parecía un simple retrato, se convirtió en un hobbie que también atrapó a su hijo Máximo.

"Mi viejo lo empezó en el '97 como una curiosidad, le llamaban la atención algunas frases y las fotografiaba. Cuando empecé a estudiar periodismo, me llamó la atención como una forma de comunicación y para investigar", explicó a 0221.com.ar Máximo Randrup. En ese sentido, agregó que junto con Federico Ferraresi continuaron ampliando el archivo y lo utilizaron como tema de tesis de grado para recibirse.

La historia no terminó ahí. Los Randrup y Ferraresi se dieron cuenta que tenían algo importante y decidieron hacer un libro para rescatar del olvido un costado pintoresco de la ciudad. A este grupo se sumó Sergio Sandoval, quien estuvo a cargo del diseño de "La Plata, Ciudad Pintada". El 8 de noviembre de 2018, el trabajo fue reconocido por el Concejo Deliberante de La Plata y lo declararon de interés Municipal, Social y Cultural.

"Con todo el material que teníamos dijimos por qué no hacer un libro. Teníamos la tesis pero era más teórico y 'La Plata, Ciudad Pintada' es algo mucho más dinámico para el lector y cuenta con 400 fotos", señaló Randrup y añadió que "el 90% de las imágenes tiene su dirección abajo".

Cada una de las palabras de Máximo son un espejo de lo que significa este hobbie que heredó de su padre. Lejos de parar, los cuatro autores continúan sacando fotos con la misma dedicación que lo hicieron antes de pensar el libro. La conducta es la misma: graffiti o mural que llama la atención, es una fotografía más para engrosar el archivo.

EL ARTE EFÍMERO

Para muchos el graffiti es una práctica ilegal que solo genera trastornos en otros vecinos de la ciudad. Por más que sea una verdadera obra de arte, a veces el propietario de la pared o las demandas del mercado inmobiliario hacen que no quede rastro de eso que provocó tantas sensaciones en las personas que pasaban caminando por ese lugar.

"Es un arte efímero, puede durar un día o 20 años. Por más que a mucha gente no le gusta me costaría mucho pensar a La Plata sin los grafitis o los murales, sobre todo teniendo en cuenta que está la UNLP, Bellas Artes, dos equipos de fútbol en Primera División y también por ser la capital de la Provincia", señaló Máximo.

Al igual que la tesis de grado, el libro fue un éxito. Los platenses se vieron atrapados por la propuesta de “La Plata, Ciudad Pintada” y los cuatro autores están trabajando en una reimpresión con dos páginas más para agregar algunas de las frases o murales que quedaron fuera de la primera edición. Quizás la curiosidad por lo efímero por ver algo que ya no está es lo que despertó el interés del gran trabajo que comenzó Dickie y fue continuado por Máximo, Federico y Sergio.

Hubo un mural del grupo Escombros, muy conocidos en la ciudad, en 7 y 42 que eran cuatro personas estrellando su cabeza contra la pared que marcó a una generación. Ahora hay un banco pero varios dicen que comenzaron a pintar por esa imagen que, lamentablemente, ya no está”, puntualizó Máximo en dialogo con este portal.

Otro muy recordado por el joven estaba en 131 entre 51 y 53. Sin embargo, al dueño de ese espacio decidió borrar una verdadera joya artística que rendía tributo al gol de Diego Armando Maradona a los ingleses. “El libro tiene sentido por estas cosas. Ese fotograma era algo increíble y ahora ya no está, tenía dos cuadras de largo”, consideró.

LA EXPRESIÓN EN LUGARES PÚBLICOS

“Esto no es algo novedoso. Pasó siempre y en distintas épocas de la historia, en las últimas décadas se afianzó como práctica cultural”, explica Randrup, quien considera que la aparición de las redes sociales abrió el juego e hicieron que la comunicación se vuelva más horizontal.

En una ciudad con una facultad de Bellas Artes y donde la política juega un papel importante, cada uno de los mensajes que se transmiten en las paredes de las diagonales platenses tiene un significado importante, incluso la frase menos pensada. En ese contexto, Randrup recuerda un graffiti que decía “Bruera es agosto”, en referencia al ex intendente Pablo Bruera, quien supo utilizar esta herramienta para instalar su nombre en el imaginario de los vecinos de La Plata.

La charla con Randrup podría durar horas y hasta días, sin embargo, lo más importante son las propias imágenes. Esas que guarda su padre en dos cajas grandes de zapatos o mirar el archivo digital que ronda en las dos mil fotos. A pesar de que muchos no estén de acuerdo con esta práctica, la ciudad está marcada por este tipo de movimiento que tanto han generado en las personas y sirvió para darle una voz a aquellos que no la tenían.

Desde una frase musical, filosófica o poética, las paredes de La Plata son espacios para que los muralistas contemporáneos como Luxor, Falopapas o Lumpen Bola pinten y hagan de la ciudad un mejor lugar para todos. Además de los mensajes y conciencia que intentan transmitir.

Se juega mucho en las paredes por todo lo que tiene la ciudad. No me imagino una ciudad impoluta, de blanco y gris, porque no la conocí”, cerró Máximo.

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