La historia de Adrián Guillermo es la de muchos futbolistas que asoman como grandes promesas del fútbol mundial y, por distintos motivos, su carrera se termina desdibujando a punto tal de tener que dedicarse a otra profesión para seguir viviendo. Con solo 18 años, “Escobillón” debutaba en la primera de Boca de 1998, en la victoria 3 a 0 sobre Estudiantes de La Plata, club en el cual militó en el 2001.
Una semana más tarde de su debut, Carlos Bianchi lo mandó a la cancha para destrabar un duro partido ante San Lorenzo. Esa vez entró por Chicho Serna con el encuentro igualado en 1. Sin embargo, gracias a un gol y una asistencia el Xeneize terminó ganando 3 a 1 y se encaminó a un nuevo título.
En ese momento el delantero estaba muy bien visto por los hinchas, su técnico y toda la prensa. Esa exposición le valió ser convocado para la sub-20 de José Néstor Pekerman, en donde comenzó su pesadilla. Una lesión en una de sus rodillas generó una polémica con Boca. Desde la AFA decían que el juvenil se había roto los ligamentos, pero juraba que sus dolores eran por jugar infiltrado. Hubo cruces y acusaciones mutuas entre Boca y la Selección. Incluso, en un momento se llegó a decir que el delantero se había lastimado jugando en el barrio con amigos, que en el fútbol profesional es sinónimo de irresponsabilidad.
En medio del conflicto entre Boca y AFA, Escobillón salió del club en el 2000 por la Patria Potestad (legislación que sostiene el derecho del padre a trasladar a su familia de país) y terminó firmando con el Badajoz de España, con Marcelo Tinelli a la cabeza. Ese fue el inicio de un derrotero de equipos de Bolivia, México, Estudiantes de La Plata y clubes del ascenso. En ninguno logró trascender. Ahora, apretado por la crisis económica se vio obligado a vender su auto para poder mantener a su familia.
“Son malas decisiones. No voy a echarle la culpa a nadie. Hacía cumpleaños para cien personas y ahora somos cinco. Me separé y tuve que vender hace tres años el auto”, le explicó a Adrián Guillermo a Infobae. En ese sentido, contó: “También me dí el gusto de invitar a muchos amigos de veraneo a Mar del Plata. Hay veces que tomamos el tren con mis hijos (Camila y Dalmiro Román) y ellos me miran como diciendo: ‘¿En serio jugaste en Boca?’ Les pongo los videos y ahí me creen”.
Al ser consultado por su salida de Boca, respondió que “fue el error de su vida” porque estuvo mal manejado por su representante. “Me sacó del club por la Patria Potestad. Y todos sabemos que eso no está bien visto en el mundo del fútbol. Entonces fue simple, me fui a España, Boca nunca mandó el transfer para poder jugar y en seis meses en Europa me comí toda la plata”.
Lejos de los autos de lujo y la exhibición que tienen los futbolistas de Boca, Guillermo se lamenta algunas decisiones que tomó durante su carrera pero también es consiente que hoy los jugadores jóvenes ganan el triple de lo que él ganaba. “Son otros tiempos. Yo jugaba en Primera e iba a entrenar en tren. Aunque a veces zafaba porque me llevaba el padre del Vasco Arruabarrena”, consideró.
Escobillón contó que hace dos años trabajó como cartero, pero finalmente decidió abandonar el oficio. Actualmente, vive del dinero que junta en sus visitas a las peñas de Boca y los partidos que juega con el equipo del Xeneize, sumado a algunas changas que le surgen en el día a día. Sin embargo, extraña la tranquilidad económica que le brindaba tener un trabajo fijo porque estar fueras de la canchas lo afectó en lo humano pero también a su bolsillo.
“Si me das a elegir, que me llame Burdisso –Nicolás-, para hacer lo que sea, si por mí fuera viviría en Boca”, se emocionó en dialogo con Infobae.