El Lechuga tiene hoy 42 años y mientras desarrolla un emprendimiento familiar espera una nueva chance para volver a trabajar en el fútbol. Hincha y referente de Tigre, fue sin embargo en Estudiantes donde dejó una huella y se siente parte. "Tengo los mejores recuerdos, tuve la suerte de salir campeón y viví una larga etapa. Aprendí muchísimo, me enseñaron todo lo que era el club sin haberlo vivido de chico", cuenta Maggiolo, recordando aquellos años como jugador en diálogo con 0221.com.ar.
"Es un lugar de mucho respeto, calidez humana, hice muchos amigos. Fue una gran decisión en mi carrera, futbolísticamente de las mejores que tomé. Todo fue muy lindo y hoy sigo disfrutando a Estudiantes desde afuera, con la esperanza de volver algún día", asegura este goleador silencioso que tantas alegrías le dio a los fanáticos albirrojos.
Jugó 128 partidos y marcó 40 goles vistiendo los colores del Pincha, a donde llegó con el pie derecho procedente de Los Andes y tras haberle marcado dos tantos a Gimnasia para dejar fuera de la Libertadores al entonces conjunto de Carlos Griguol.
Con ese antecedente, no tardó demasiado en ganarse el afecto de la familia pincha. "No lo busqué pero me fue bien siempre contra Gimnasia. Le hice goles siempre y en todos los equipos. Goles y victorias. Nada buscado especialmente, pero se dio así. Sirve para que la gente me tenga más en el recuerdo", recuerda entre risas.
Pero el camino del Lechuga no fue fácil. Se formó en Tigre y trabajó duro para llegar a consagrarse en Estudiantes, destacándose en Los Andes, Belgrano, Olimpo, la Liga Deportiva Universitaria, Atlético Nacional de Medellín, de Colombia; All Boys e Indios de Ciudad de Juárez, en México. En toda su carrera marcó 174 tantos en 525 partidos, una marca nada despreciable para cualquier delantero.

"El fútbol me dio, en líneas generales, el poder vivir de algo que deseaba desde chico, hacer realidad los sueños. Trabajé mucho para eso, uno le dedica mucho tiempo y hay muchos que no lo pueden concretar. Este deporte me dio la posibilidad de conocer, hacer amigos y dedicarme a lo que me gusta", sostiene sobre su pasado como futbolista y agrega: "El mejor recuerdo lo vinculo con la etapa del debut como jugador, pasar de amateur a profesional. Es como lograr el primer sueño, hacerlo realidad y todo lo que conlleva ser un profesional, ser responsable, mantenerse".
El derrotero de su vida profesional no solo lo llevó a brillar en el Pincha sino también a viajar por el mundo. De aquellos años recuerda sin melancolía su tortuoso paso por la Ciudad de Juárez, hasta donde llegó luego de su segundo paso por La Plata, solo y lejos de su familia. "En México fue una buena etapa. Pasé 7 años en Estudiantes y se dio en un buen momento. Una liga competitiva y económicamente seductora. Pero no conocía tanto el lugar, ni el club y la ciudad no era lo ideal, mucho narcotráfico, complicado para vivir. A la distancia lo veo desde otro lugar, como una experiencia de vida difícil", cuenta Maggiolo.

Pero antes de llegar a México, al Lechuga le tocó ser parte de una etapa única en la historia pincharrata: fue parte del plantel que se coronó en el Apertura 2006 disfrutando la vuelta de Juan Sebastián Verón y con Diego Simeone a la cabeza como entrenador.
"Esa etapa nos tocó durante el Mundial 2006 y no podíamos ni ver los partidos porque siempre estábamos entrenando", cuenta riendo y asegura que "parecía raro vivir esa situación, pero nos forjó una idea de lo que era tener que trabajar". "No se corrían los entrenamientos, estaba como aceptado, pero después con lo que logramos le dimos la razón, volvería a hacer ese pequeño sacrificio. Fue un grupo muy compenetrado, con un mensaje claro y todos lo aceptaban porque sabíamos a dónde queríamos llegar y llegamos", sostiene a la distancia.

Tras su retiros decidió seguir ligado al deporte que tanto le dio. Tuvo una experiencia con Fernando "Tano" Ortíz en la reserva de Estudiantes y luego en Tigre junto a Mariano Echeverría.
Hoy, el fútbol sigue siendo su pasión y aguarda una nueva oportunidad. "Me gustaría seguir como ayudante de campo, me identifico con esa función, donde el perfil es apoyar, aportar sin ser obsecuente, dando herramientas, pero sabiendo que el que decide es el DT", sostiene sobre su futuro y se ilusiona con, tal vez algún día, dirigir: "Tampoco estaría mal ser cabeza de grupo, pero todo a su tiempo".
El futuro de Ezequiel Maggiolo, amigo del gol y amante de los autos antiguos, es incierto, pero irá de la mano del fútbol, de eso nadie tiene dudas.