viernes 18 de abril de 2025

"Este año me pegó más fuerte que los demás", el recuerdo de Rosa tras 25 años sin Miguel

Pasó un cuarto de siglo de la desaparición del joven estudiante de Periodismo y el paradero de su cuerpo aún se desconoce. La lucha de su madre, Rosa Schonfeld de Bru, se hizo carne en cientos de platenses que la acompañan desde entonces y que este viernes se harán presentes en la vigilia frente a la comisaría Novena.

“Los 25 años son un hito. Siento que este año me pegó más fuerte que todos los demás y pensar que pasó tanto tiempo hasta me parece imposible”. Rosa Bru contiene el llanto cuando habla de su hijo Miguel, el joven desaparecido un 17 de agosto de 1993. Luego se sabría que fue secuestrado, torturado y asesinado por la policía bonaerense. Con el antecedente del albañil Andrés Núñez, fue una de las primeras desapariciones forzadas en democracia.

En ese entonces los medios y la Justicia tomaron el caso “con pinzas”. Acompañada por un grupo de amigos de aquel joven estudiante de periodismo, Rosa empezó a luchar. La Facultad, que, rescata, “lleva una parte de mi corazón”, comenzó a darle visibilidad al caso y motivó marchas y reclamos ante la comisaría Novena, sobre la que caían todas las sospechas, y los Tribunales platenses. Pocos lo recuerdan, pero Miguel había denunciado por hostigamiento y allanamientos ilegales a los efectivos de esa seccional apenas unas semanas antes de su desaparición.

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El camino, desde entonces, fue enrevesado y los frentes, infinitos: la calle, la Justicia, los gobiernos, la memoria colectiva. En 1998, la Asociación Miguel Bru jugó un rol fuerte en la destitución del juez Amílcar Vara –que también llevaba el caso de Núñez– acusado por connivencia, violación a los deberes de funcionario público, prevaricato y encubrimiento en 27 causas penales.

El pesado expediente por la búsqueda de Miguel, que pasó por las manos de incontables jueces y fiscales, había terminado en el despacho del polémico fiscal Fernando Cartasegna. Tras su apartamiento preventivo, el año pasado, la causa "desapareció" por unos días y fue encontrada en un lugar que ya había sido revisado. Rosa, sin embargo, nunca perdió las esperanzas ni el acompañamiento de la gente, entre ellas –como se encargó de mencionar– la madre de plaza de Mayo Adelina Alaye. “Ella me ofreció el pañuelo y lo bordó con el nombre de Miguel”, recuerda Rosa emocionada.

Tengo un agradecimiento eterno a todos, siempre digo que no me va a dar la vida para dar las gracias porque esta no fue una lucha solamente mía: no hubiese sabido hacerla. Fue todo a pulmón y con mucho sacrificio. Recuerdo a los amigos de Miguel, que con su juventud venían y me decían 'vos tenés que ir acá, hacer esto y aquello'... y daban por hecho que lo íbamos a hacer. Y lo hacíamos”, cuenta Rosa a 0221.com.ar en una fecha que marcó su vida y la de la ciudad.

La última novedad del caso ocurrió este año, cuando por orden del fiscal Marcelo Martini se allanó la comisaría Novena y se rastrilló una ribera que está en el límite entre Berisso y Magdalena. Los resultados, no obstante, fueron negativos y no se hallaron rastros del cuerpo del joven, que jamás apareció.

Actualmente, el exsargento Justo José López es el único detenido por las torturas y desaparición; el otro condenado a perpetua, Walter Abrigo, murió en prisión. A fines de los '90 el por entonces comisario de la seccional, Juan Domingo Ojeda, y el oficial Ramón Cerecetto, habían sido condenados a dos años de prisión, pero apenas llegaron a cumplir el año. Este viernes, como todos los 17 de agosto, la intersección de 5 y 59 será sede de una nueva vigilia anual exigiendo justicia y la aparición del cuerpo de Miguel.

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