martes 19 de marzo de 2024

Marcha y escrache a un represor condenado que cumple domiciliaria en La Plata

Fue la actividad de cierre del encuentro de la Red Nacional de esa agrupación, que se hizo en La Plata durante dos días. Aseguran que las domiciliarias son los "nuevos indultos". Marcaron el edificio donde vive Leopoldo Baume, condenado por su actuación en dos centros clandestinos de detención.

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Integrantes de la Red Nacional de H.I.J.O.S. que este fin de semana realizaron su encuentro en La Plata, junto a distintos organismos de derechos humanos, realizaron una marcha por las calles del centro de la ciudad y un escrache al departamento en el que el represor condenado por delitos de lesa humanidad, Leopoldo Luis Baume, cumple prisión domiciliaria. Concentraron en Plaza San Martín y caminaron hasta un edificio ubicado en 49 entre 12 y 13, en cuyo primer piso el ex policía cumple su condena.

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Con pintura amarilla y con el grito clásico "alerta, alerta a los vecinos, al lado de su casa está viviendo un asesino", los manifestantes pintaron en la calle y en el frente del edificio, marcando al barrio la presencia de Baume. La movida fue concebida como un "escrache a las domiciliarias", en relación al beneficio que vienen recibiendo los condenados por delitos de lesa humanidad. En el documento que se leyó en el lugar, se enumeró que "en la actualidad sólo 1.034 genocidas permanecen detenidos; 1.293 están imputados pero en libertad; 621 fallecieron y 37 se encuentran prófugos. En cuanto a los genocidas detenidos, 580 se encuentran en arresto domiciliario mientras que 411 cumplen condena en cárceles del servicio penitenciario federal o provincial".

La actividad, como ya se indicó, forma parte del cierre del encuentro de la Red Nacional, y se realizó con una discreta custodia de un patrullero que cuando la columna llegó al lugar indicado se limitó a cortar el tránsito.

Los ruidos de las palmas y lo cánticos rompieron con la calma de la tarde del domingo y varios vecinos se asomaron a las ventanas e incluso salieron a la calle para ver qué ocurría. Algunos de ellos aplaudieron al ritmo de los cánticos desde sus ventana.

Como cumple domiciliaria en ese departamento y no puede salir, Baume estaba allí y fue él mismo quien poco antes de que los manifestantes llegaran bajó un toldo que cubre el balcón del primer piso.

Una mano gigante que señala al departamento, una pintada sobre el frente del edificio, justo debajo de la ventana que habita Baume y la flecha en amarillo con la leyenda "acá vive en genocida", quedaron como rastros del escrache, una modalidad de reclamo de justicia que no se veía hacía muchos años en La Plata.

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