domingo 24 de marzo de 2024

¿Empleados o asociados? El fenómeno Glovo bajo la lupa tras los reclamos gremiales

A raíz de un trágico hecho de inseguridad, los glovers platenses comenzaron a organizarse y exigir al Estado que intervenga en la actividad. 0221.com.ar habló con un abogado laboralista y una socióloga especializada en “trabajos de plataforma” para entender un poco más sobre este incipiente fenómeno, que tiene en vilo a más de 600 mensajeros platenses.

¿Trabajadores o socios? ¿Empleados o colaboradores? Son algunas de las preguntas que surgen acerca de los glovers, esos jóvenes –y no tanto- que recorren la ciudad a bordo de motos y bicicletas repartiendo comida y otros productos a demanda de los usuarios.

En La Plata hay cerca de 600 cadetes que responden a la app, dato que se dio a conocer hace aproximadamente un mes cuando salió un comunicado donde denunciaban “precarización” y “abandono” por parte de Glovo. La olla se destapó apenas unos días después de que un deliveryman sufriera un violento robo en el que terminó siendo apuñalado.

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Falsas promesas de cobro, monotributo, pedidos repartidos “a dedo”, un seguro de trabajo que comienza a funcionar 72 horas después del accidente y la presencia “fantasmal” de Glovo –que funciona en un coworking con un solo empleado- son algunos de los reclamos que esboza un importante grupo de glovers en la capital provincial. 

Frente a esta situación, 0221.com.ar consultó a Juan Amestoy, abogado y licenciado en Derecho del Trabajo y Seguridad Social, quien advirtió que estos trabajos son considerados “una suerte de emprendedurismo” aunque los trabajadores sean “dependientes de una manera distinta a la ortodoxa”.

Según el abogado, existe una tríada conceptual para determinar cuándo existe una dependencia laboral. Se trata de tener subordinación técnica –recibir órdenes de alguien-, económica –cobrar un salario- y jurídica –estar bajo la órbita de un poder que organiza el trabajo. “Estos chicos claramente están incorporados a la empresa Glovo, aunque quizás no sea necesariamente una subordinación con la tríada completa”, apuntó.

En la misma línea, Amestoy recordó que el artículo 26 de la ley de Contrato de Trabajo estipula una suerte de “contratadores múltiples”, siendo éste el caso de los Glovo ya que más allá de la app hay cientos de negocios y restaurantes que se ven beneficiados por el servicio de cadetería. “Se considera empleador a la persona física o conjunto de ellas, o jurídica, tenga o no personalidad jurídica propia, que requiera los servicios de un trabajador”, dicta el artículo.

Como Glovo es quien da las “alertas” por cada pedido -de modo "random", aunque los cadetes denuncian que es deliberado- , podría considerarse como el empleador principal, que a su vez se vincula con otras empresas. Así, “la persona está sujeta a empleadores diversos, lo cual supone cierto conflicto: Glovo gana con el trabajo de la persona, pero a su vez otros comercios también. Es claro que el derecho laboral va a tener que pensar mucho en esta cuestión”, subrayó Amestoy. 

En ese camino está la socióloga Andrea del Bono, investigadora del CONICET, directora del programa de Estudios del Trabajo (PET/ICSyA/UNAJ) y profesora titular en la UNAJ. Del Bono pasó varios años estudiando la lógica de trabajo de los call-centers y desde hace un tiempo se abocó al análisis de las “economías colaborativas”, como el caso de UBER, Rappi y Glovo, entre otras.

“Este fenómeno es lo suficientemente impactante como para considerarlo una revolución tecnológica 4.0. Se trata de la digitalización del trabajo, algo que visto desde América Latina ocurre en un contexto de precariedad laboral e informalidad histórico, donde trabajamos cada vez más y con contratos cada vez más alejados del mundo laboral”, apuntó la especialista.

En ese sentido, recordó que  “el pilar de la ley de Trabajo es reconocer que los componentes de un contrato laboral no están en igualdad de condiciones, sino que el trabajador es más débil”. Sin embargo, en el caso de Glovo no existiría, técnicamente, un contrato laboral, sino comercial. “Este carácter disruptivo de la revolución tecnológica resignifica las actividades económicas: introduce modificaciones estructurales en la economía, muchas veces positiva porque permiten general productividad y crecimiento, pero también trasforman el mundo del trabajo. Muchas veces, creando mercados laborales más competitivos, más precarios y más inseguros. En mi opinión, se trata de nuevas formas de precariedad laboral”, explicó.

SIN JEFES (Y CON MENOS DERECHOS)

El violento asalto que sufrió un glover en 31 y 42 -recibió varias puñaladas en el tórax y la pierna izquierda, quedando hospitalizado en el San Martín- detonó la situación que ya de por sí era inestable. Es que el seguro con que cuentan los glovers, además de ser pagado por ellos mismos, comienza a actuar a las 72 horas del accidente. Es otro derecho menos que avala la modalidad de “asociados”.

En este contexto, demostrar una relación laboral se torna no imposible, pero sí muy difícil. “La documentación puede ser un elemento importante, pero después se necesita una explicación del funcionamiento, y siempre poner la mira en quién es el que aprovecha esto.  Y el que aprovecha es Glovo, los comercios o las empresas. Hay alguien que se beneficia, entonces tendríamos que entrar en un razonamiento forzado para decir que los glovers son empresarios autónomos. Son empresarios de la bicicleta”, bromeó Amestoy.

En esa línea, destacó que en la actualidad ya existen diversos trabajos en los cuales parece, a priori, que se trata de una actividad autónoma, aunque la cosa cambia cuando se empieza a indagar. “Estos chicos no tienen ni clientes propios”, recordó, y advirtió que detrás de este tipo de actividades “está la idea de la deslaboralización, para sacar el sistema de seguridad social, la protección de accidentes, etcéter; una forma de trabajo muy muy precaria y de acuerdo a un discurso que se impone”.

UN FENÓMENO GLOBAL CON TIERRA FÉRTIL EN EL PAÍS

Para Del Bono, en Argentina avanza a pasos agigantados un nuevo paradigma de “desprotección laboral” basado en estos trabajos con plataformas digitales. Hoy UBER, el servicio de transporte que tiene locos a los taxistas de La Plata, cuenta con 35 mil choferes solo en Capital Federal y Gran Buenos Aires, que transportan 2 millones de pasajeros. Pero en su página web y ante la consulta de los medios, no reconocen a los conductores como empleados sino como “socios”.

“No tienen jefe, esa es la clave, y ahora en esta sociedad los controles son cada vez más abstractos. En el caso de Glovo, los pibes tienen un tiempo para responder al pedido de la plataforma, y lejos de ser autónomos e independientes que organizan sus días de laburo, lo que tienen es una autoexplotación muy grande y profundizada. Y eso es muy desquiciante para cualquier trabajador”, subrayó la investigadora.

Consultada sobre la autopercepción de los trabajadores, Del Bono indicó que al comienzo muchos aducen estar haciendo “una changa” o un “hobby”, “pero a medida que iba avanzando en las entrevistas ves que le dedican 10 o 12 horas por día solo para acercarse un salario mínimo. Esto incide en la subjetividad del trabajador, que se siente –y está- indefenso frente a esta individualización, además de empobrecer las trayectorias laborales”.

UNA INCIPIENTE ORGANIZACIÓN

Para el abogado especialista en trabajo, es una buena señal que los cadetes de Glovo estén finalmente conociéndose las caras y organizándose, aunque advirtió que “seguramente cuando planteen cuestiones gremiales, la empresa les diga que no son dependientes o tenga prácticas discriminatorias con muchos de ellos”.

Del Bono sostuvo que justamente, el trabajo “colaborativo” y por plataformas impacta fuertemente en la organización colectiva, ya que los trabajadores tienen cada vez más problemas para unirse y plantear demandas. “En América Latina los glovers se están organizando, y es interesante porque lo hacen a pesar de las dificultades para verse, de no compartir un lugar de trabajo. Es interesante y muy alentador”, definió.

Además, por los antecedentes que hay a nivel mundial (sobre todo en España con Glovo y en los Estados Unidos con UBER) puede verse que las empresas “van a fondo” cuando algún empleado les inicia una demanda, y “hasta que no esté el recurso en la Corte no los reconocen como trabajadores”. Con un fallo internacional favorable, y la intervención de otros poderes como el Legislativo, los Tribunales de Trabajo del país y la ciudad podrían tener un antecedente para acreditar que los glovers son, efectivamente, trabajadores invisibilizados. 

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