—Diálogo Abierto es un intento de empezar a construir nuevas ideas políticas. Yo creo que estamos frente a un cambio profundo, profundo que en Milei significa una ruptura grande con lo que había. No es que es algún tipo de cambio, esto es muy extremo: es nada de Estado y todo el mercado a lo bestia. Pero no es solo que en Milei es un cambio, la sociedad ha cambiado. La sociedad ha decidido votar algo que no queda claro qué era ni para dónde era con tal de no seguir como estábamos. Y le ha dado un mandato que es "vos andá y rompe todo, generá un cambio fuerte". Cuando empezó a romper el sistema educativo, la universidad, la misma sociedad le dijo: "pará, pará, dejá que mis hijos estudien". Estamos frente a un cambio profundo. Entonces me parece a mí que quienes venimos del peronismo tenemos que hacer una autocrítica primero. ¿Cómo llegamos a esta situación? ¿Cómo es que la sociedad le dio un mandato a alguien de que vaya y rompa todo? Segundo, plantear ideas. Yo creo que hay que hacer cambios profundos. Hay que reformar y transformar la escuela secundaria; hay que hacer una reforma laboral de las condiciones laborales en Argentina y las formas de contratación. Hay que equilibrar entre el Estado y el mercado: lo del gobierno es absurdo porque todo el mercado a lo bestia. Ahora no puede ser todo el Estado y que el Estado distribuya lo que no hay. Y es un diálogo porque nadie tiene acá claridad respecto de cuáles son los nuevos paradigmas y las nuevas ideas, con lo cual lo que vengo es a plantear una autocrítica, a contar mi mirada pero abrir y decir a todos los que tengan ganas, conversemos.
—¿Y esta mirada es compartida por el Frente Renovador o es a título personal?
—Es compartida por el Frente Renovador. Hay como un estado de búsqueda en el peronismo, en el Frente Renovador y en el sistema político en general. Primero creo que está rota la relación de la sociedad con la política. Rota es rota. La sociedad no cree nada a la política. Siente que la política no vive la vida cotidiana que es ir al almacén, al supermercado, a ver si te alcanza o no te alcanza. Yo vivo así y por eso lo tengo claro. Y siente que la política habla de temas que no tienen que ver con la realidad. Muchas veces en la Cámara de Diputados escucho a algún diputado y digo el que está escuchando qué debe pensar... Yo trato de hablar de la vida cotidiana.
—¿Los proyectos en los que trabajan los diputados no tienen que ver con la realidad de la gente?
—Yo creo que mis proyectos sí porque son cómo desendeudamos a la familia, cómo reformamos la escuela secundaria, cómo hacemos 400 escuelas de oficio. En discapacidad -yo presido la comisión de Discapacidad- es cómo mantenemos el nomenclador único para que la persona con discapacidad siga sosteniendo un conjunto de prestaciones. Yo trabajo en cosas muy concretas. No es que crea que los diputados... sino que creo que la sensación de la sociedad es que la política no tiene que ver con la diaria. Para mí, lo primero que hay que hacer es construir una política a la uruguaya. ¿Qué es a la uruguaya para mí? Que hay partidos de izquierda, de centro, de derecha y todos son iguales. Es gente común, hay que reconstruir ese diálogo y ese vínculo. Solo si hacemos eso, la sociedad va a empezar a ver y a buscar otras alternativas. Hay proyectos mejores y peores en la Cámara de Diputados. La sensación de la sociedad es que la política se habla a sí misma y está fuera de los problemas de la vida cotidiana.
La sociedad no cree nada a la política. Siente que la política se habla a sí mismo y no vive la vida cotidiana La sociedad no cree nada a la política. Siente que la política se habla a sí mismo y no vive la vida cotidiana
—¿Y cómo ve al peronismo en este proceso de reconstrucción?
—Primero hay que entender que el peronismo de los años '40 y la industria pesada ya no es posible, ese mundo no existe. Y que la sociedad de hace 10 ó 12 años tampoco existe. Más allá de cuáles sean las ideas del peronismo, la sociedad ha cambiado en la Argentina. Ha modificado mucho y tiene otras miradas.
—¿Y eso no lo supo leer el peronismo?
—No lo supo leer el peronismo y no lo supo leer el sistema político en general. Milei viene a barrer con el sistema político, no solo con el peronismo. El peronismo estaba gobernando y eso es más fuerte, pero vino a barrer con el sistema político, claramente. Cuando Milei arrancó hablando de libertad, por ejemplo, yo al principio pensaba que esto no tenía sentido porque nosotros tenemos problemas de plata, de llegar a fin de mes. No teníamos problemas de libertad. Sin embargo, la sociedad decodificó libertad como agobio, cansancio, que se te mete en todo. Además, creo que hay un fenómeno de implosión social en la Argentina. No de explosión, sino de implosión.
—¿Qué significa eso?
—Mucha gente que revienta para adentro. El que no llega, no le alcanza, se endeuda, la tiene difícil, está con miedo. Se carga y la tiene complicada. Eso sube la violencia con rapidez. Si yo estoy sacado, dando vueltas, me rozo con alguien acá en la esquina y terminamos los golpes, a los tiros, porque estamos todos sacados. A mí me parece que hay un fenómeno de desenganche de la sociedad con la política, como una cosa de implosión social. Hay más gente en los comedores y los merenderos: ese es un dato objetivo, absolutamente. Hay un problema de endeudamiento de la familia porque no le alcanzay una caída de la clase media. La gente quiere que las cosas salgan bien pero no porque cree que este es el camino sino porque es una sociedad sana que dice "ojalá que esto tenga sentido" con el esfuerzo que estamos haciendo. Todo eso es una nueva realidad. Hay problemas que vienen de hace rato pero todo junto a la vez es la nueva realidad de la Argentina. En mi opinión, primero hay que construir ideas para esto y después vendrán los liderazgos. Y lo es en el peronismo, es en el radicalismo y es en el conjunto del sistema político. Mi opinión es que estamos frente a esa necesidad. La sociedad cambió, avanzó tres pasos. La política no y es eso lo que tratamos de hacer.
—¿Qué opina del veto a la movilidad jubilatoria?
—Si el gobierno reflexiona no va a vetar de manera completa la movilidad jubilatoria. La movilidad jubilatoria es esto: en los primeros meses del año los jubilados perdieron mucho porque la fórmula de actualización no contemplaba la inflación. Hay un decreto de gobierno que dice, a partir de abril en adelante, se actualizan de acuerdo a la inflación. Después sale un segundo decreto del gobierno y decide compensarlos con 12,5%. La ley que votamos nosotros, la Cámara de Diputados y el Senado, dice 20,6% pero es porque fue la inflación de enero. La diferencia es 8%. No estamos hablando de locuras fiscales, de dispendios de cualquier tipo. La diferencia es 8%, que es justamente lo que los jubilados perdieron en enero. ¿Qué significa esto? Que, aplicando la movilidad jubilatoria, volvemos a la situación de diciembre del año pasado, que era muy mala para los jubilados. Creo que sería un error grande del gobierno sería vetarlo de manera completa. Y si lo veta completo, vamos a tener los dos tercios en la Cámara de Diputados y en el Senado también. Si impera la racionalidad, debería ver cómo lo organiza y lo pone en marcha por etapas el gobierno. Pero un veto completo sería absurdo.
—También adelantó que podría vetar la ley de financiamiento a las universidades...
—Sobre el tema de universidades, es algo parecido. El superávit fiscal el gobierno logró por tres lados: ajustando los jubilados, a las universidades y a las provincias. El resto fue dejar de gastar, pero son partidas pequeñas. Las universidades pasan lo mismo. El presupuesto con el que trabaja el gobierno es el presupuesto prorrogado del 2023, que se elaboró se hizo en septiembre del 2022. Otro país. Ese presupuesto decía que en 2023 iba a haber 60% de inflación y hubo 211%. Y ahora tenemos más del 100%. O sea, está totalmente desfasado el presupuesto y hay áreas del gobierno que no ejecutan ni siquiera ese que se pensó en septiembre del 2022. El ajuste es muy fuerte. Con las universidades después de la gran movilización, el gobierno accedió a aumentar los gastos operativos, que es el 5% del total, pero no aumentó los salarios de los docentes. Entonces, lo que hemos planteado y hemos generado una mayoría en la Cámara de Diputados es básicamente que se actualicen de acuerdo a los niveles de inflación. Si el gobierno actuara racionalmente no iría por los vetos, sino iría por un esquema de mayor racionalidad. ¿Qué es lo irracional? Yo entiendo que la sociedad le dio un mandato de cambio al gobierno y lo está ejecutando de manera absurda para mí, porque se corre del todo, hasta de los electrodependientes, hasta del que tiene que estar conectado 24 horas a la electricidad. ¿Cuál es el drama de todo esto? El gobierno no vino nunca al Congreso a aumentar ninguna partida presupuestaria, ni para comidores comunitarios, ni para medicamentos oncológicos, ni para ayuda escolar, ni para electrodependientes. Una sola partida fue aumentada, que son 100.000 millones de pesos para gastos reservados de la SIDE, de servicios de inteligencia. Es exactamente el único esquema que el gobierno dice "yo a esto quiero ponerle más plata". Marca un perfil que no es el que tiene que ser. Entonces nosotros también rechazamos el decreto de la SIDE y entiendo yo que el Senado también lo va a rechazar.
—El recorte a los electrodependientes o el no reparto de los alimentos ¿es falta de sensibilidad, es crueldad? ¿Cómo lo define?
—No, yo creo que el gobierno tiene un error de diagnóstico y actúa con indolencia. El gobierno lo primero que hizo en materia social fue aumentar el monto de la tarjeta Alimentar. Yo siendo ministro creé la tarjeta Alimentar. Es una buena política, es para madres que tienen chicos menores de 14 años y el gobierno aumentó el monto. Es correcto. El tema es que en este contexto de caída del empleo, de caída de las changas, del pan a 3.000 pesos, de la leche a 1.800, de desacomodo económico, con eso solo no alcanza. A eso yo lo llamo un error de diagnóstico. A mí me parece que el concepto de crueldad está mal aplicado. Crueldad significa reconocer al otro. Es decir, yo te reconozco a vos y quiero lastimarte, eso es crueldad. El gobierno no hace eso, sino que va para allá y te pasa por arriba como si no existieras. Tiene un modelo que es un tercio de la población adentro y dos tercios afuera. Un tercio más acomodado, integrado, globalizado en el mundo y dos tercios afuera. El modelo del gobierno es litio, alimento, energía, economía del conocimiento, dos tercios afuera. A esos dos tercios no los reconoce. Por eso a mí no me cierra mucho el concepto de crueldad porque supone que yo reconozco a otro y lo quiero lastimar. Pero acá el gobierno pasa por arriba: le corta al electrodependiente, hay 2.000 personas que son electrodependientes, es decir que tienen que estar conectadas las 24 horas del día o gran parte del día a electricidad. En cualquier país del mundo, de más derecha, centro o izquierda, se subsidia la electricidad al que está conectado. Su vida depende de si está conectado a la electricidad. Bueno, se le ocurre recortarlo y el impacto fiscal es cero. La sociedad está cansada del Estado y ha habido claramente abusos y problemas. Ahora, de ahí a hacer esto, yo lo veo como una cosa indolente que es que no te reconoce, que te pasa por arriba directamente.
—¿Por qué Sergio Massa demora tanto su vuelta a la escena pública? Viene postergando la presentación de su libro...
—A mí me parece que es sano para el sistema democrático que el candidato a presidente que pierde se corra y le dé el espacio a aquel que ganó para que lleve adelante la gestión. Entiendo que en poco tiempo presentará el libro o hará una presentación. A mí me parece que ha hecho algo razonable, que es correrse y dejar a quien ganó. Massa planteó un conjunto de ideas, la sociedad votó otras, es correrse y decir, bueno, que gobierne y esperemos. Es interesante lo que pasó en el proceso electoral porque si la competencia entre Massa y Milei hubiera sido por una entrevista laboral, por ver quién estaba más capacitado para el puesto, era evidente que lo estaba Massa. Pero la sociedad cansada y agotada de verdad decidió cambiar. En ese plano que Massa se corra a mí me parece razonable. Y hace a la cultura democrática.
Me parece sano para la democracia que el candidato que pierde se corra y le dé el espacio a aquel que ganó para que lleve adelante la gestión Me parece sano para la democracia que el candidato que pierde se corra y le dé el espacio a aquel que ganó para que lleve adelante la gestión
—¿Y cómo lo ve a Axel Kicillof?
—Lo veo bien. Está gestionando en un contexto difícil, de achique y sigue encarando políticas para sostener a los que menos tienen. Ese para mí es un gran valor porque claramente es un contexto de achique y prioriza políticas de ese estilo. Me parece que la sociedad le valora la gestión, claramente. Mi impresión es que más allá de Axel o de cualquiera, nosotros tenemos que hacer una revisión de las ideas que le ofrece el peronismo a la sociedad. Sino no nos va a ver la sociedad. La sociedad tiene otras ideas, otras miradas. Entiende por concepto de libertad otra cosa. Cuando es la casta queda claro a quiénes culpa de los problemas. Tenemos que construir nuevas ideas en el peronismo, verdaderamente nuevas. Es otra sociedad. Hay como aires de extrema derecha en el mundo, pero nosotros tenemos un presidente más extremo. Él cuando fue al foro de Davos dijo "nunca nadie hizo bajar seis puntos del PBI en un mes". Es que nunca nadie lo hizo porque no hay que hacerlo, es una cosa muy brutal, claramente. Es un experimento. Si la sociedad le está dando tiempo a este experimento y se lo está dando porque piensa "ojalá que esto funcione", tenemos que primero tratar de entender qué pasa y construir otras ideas. Para mí el peronismo tiene que hacer una revisión fuerte de sus ideas y de sus miradas, y creo que se va a hacer.