Llegó el día de las Elecciones Generales en las que los argentinos deciden a qué candidato darle su voto. Dentro de los sufragios válidos están los afirmativos y el voto en blanco. Este último tipo tuvo un gran protagonismo en las primarias de agosto ya que optaron por esa alternativa 1.3 millones de personas, lo que significó el (5,51%) del total. Es decir que fue ni más ni menos la cuarta opción más elegida detrás de La Libertad Avanza, Juntos por el Cambio y Unión por la Patria.
En caso de repetirse, para nada despreciable número tendrá su rol en las próximas horas por lo que es pertinente recordar de qué manera influye en el resultado final. Desde el regreso de la democracia en 1983, el voto en blanco representó, en promedio, el 2.8% del total de votos emitidos. Aunque en las PASO ese número fue mucho mayor, para las generales la cifra tiende a decrecer.
La Cámara Nacional Electoral (CNE) dice que el voto en blanco, “representa una manifestación de la voluntad del electorado de abstenerse de elegir entre las diversas propuestas formuladas en un sistema legal de sufragio; expresando así su disconformidad con todos los candidatos y con las propuestas formuladas por los partidos políticos”. Consiste en colocar, en la urna, un sobre vacío o con cualquier papel, sea del color que sea, pero liso.
El voto en blanco tiene un conteo distinto al de las PASO. La Constitución nacional establece desde 1994 que los votos se deben contar sobre los que son afirmativos, es decir, los que eligen a una boleta de candidatos. Por esto para calcular los porcentajes solo se cuentan los afirmativos y se excluyen los votos en blanco.
Una de las preguntas más comunes es ¿a quién favorece?. El artículo 97 indica que para que una fórmula presidencial resulte ganadora en la primera vuelta, debe obtener más del 45% de los votos afirmativos válidamente emitidos. Por su parte, el 98 señala que "cuando la fórmula que resultase más votada en la primera vuelta hubiere obtenido el 40% por lo menos de los votos afirmativos válidamente emitidos y, además, existiere una diferencia mayor de 10 puntos porcentuales respecto del total de los votos afirmativos válidamente emitidos sobre la fórmula que le sigue en número de votos, sus integrantes serán proclamados como presidente y vicepresidente de la Nación”.
Cabe remarcar que, al no entrar en ese conteo los votos en blanco, es más simple para una agrupación llegar al 40% o 45% necesario para imponerse en primera vuelta. Por eso es que se dice comúnmente que los votos en blanco "van para el ganador".
Otra de las confusiones habituales es la diferencia entre el voto en blanco y el nulo. El voto en blanco consiste en colocar un sobre vacío o con cualquier papel que sea liso dentro de la urna. El voto nulo ocurre cuando dentro del sobre se pone cualquier elemento u objeto diferente a una boleta oficializada, fotocopias de boletas, boletas de varias agrupaciones para un mismo cargo o boletas escritas con leyendas –salvo que el elector tache candidatos y agregue otros nombres a mano, en cuyo caso el voto es válido-, o boletas con dibujos o imágenes superpuestas, o boletas tan deterioradas que impidan identificar a la agrupación política a la que pertenece.
En caso de que ocurra la situación de balotaje, se realizará una segunda vuelta para definir el presidente. Esas elecciones utilizan el mismo criterio que en las elecciones generales salvando que ganará quien tenga más votos afirmativos válidamente emitidos. Los votos nulos se cuentan pero no entran en el cálculo en ninguna instancia.