La acusación pidió que el acusado sea declarado culpable de un crimen con alevosía. La defensa hizo varios planteos. Se define en el fuero Penal de La Plata.
Con la exposición de alegatos ingresó en la etapa final el juicio por el crimen de Gonzalo Alejandro Martín, asesinado de un disparo a la salida de una fiesta en el barrio La Granja de La Plata en septiembre de 2018. El expediente se ventila un juicio por jurado popular. En el banquillo de los acusados está Julián Roberto Damián.
El fiscal de juicio, Martín Chiorazzi, tras hacer un análisis pormenorizado de todos los testigos que declararon durante el debate solicitó que se dicte la culpabilidad del acusado por el delito de homicidio con alevosía, cuya única pena posible es la prisión perpetua.
A su turno el abogado Oscar Rodríguez, en representación de la madre de la víctima, coincidió el con el representante del Ministerio Público e hizo un planteo en el mismo sentido.
Por su parte la defensa, a cargo del abogado Mariano Pomares, no discutió la autoría del homicidio que está confeso. Apuntó a otro encuadre legal e hizo cuatro peticiones, que se aplique un veredicto de culpabilidad por el delito de “homicidio preterintencional” y como planteos subsidiarios puso sobre la mesa las figuras de legítima defensa, exceso en la legítima defensa y homicidio simple.
El acusado usó su derecho a decir las últimas palabras antes que el jurado ciudadano se retire a deliberar: “Tengan en cuenta que no quise que pase esto, respeto el dolor de la familia”. Al escuchar esto, Soledad Calderón, madre de la víctima, entre llantos, se retiró de la sala pero antes dijo gobernada por el dolor: “Él va a tener a sus hijos para abrazar y yo nunca voy a tener al mío”.
En la pesquisa por el crimen en La Granja el fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta dio por acreditado que en la madrugada de aquel trágico día la víctima recibió un disparo por parte del acusado, quien luego estuvo varios días prófugo. Tras su captura fue indagado y le dictaron la prisión preventiva por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego.
En su declaración indagatoria el sospechoso reconoció que, en medio de una pelea, alrededor de las 6:00 de la mañana, en inmediaciones de su casa, salió a la calle armado con una pistola calibre 9 milímetros (de origen militar con la numeración limada) y disparó al aire para dispersar a un grupo de jóvenes: "Fue peor. Se me vinieron encima. Le quise pegar un cañazo al primero que me encaró y en ese momento creo que lo toqué y sale el disparo y veo que se cae el que venía atrás del flaco ese".
En esa línea indicó que “lo hice para defenderme y defender a mi familia. Tanto a mi esposa con un bebé, la amiga de mi esposa con otro bebé, el chico que estaba dentro de la casa. Hubiese sido un desastre”, dijo sobre la pelea.
La familia de la víctima no avala esa versión. En las varias marchas que realizaron en La Plata en reclamo de justicia, denunciaron presuntas irregularidades en la investigación. Sospechan que el procesado cuenta con amparo policial por pertenecer a una familia que se dedica a la venta de drogas, siempre según la denuncia de los allegados del joven muerto.
La madre de la víctima, durante una de las manifestaciones aseveró que el acusado "es un asesino múltiple, el de mi hijo no es el primer homicidio que comete. Es hijo de una familia paraguaya de narcotraficantes y sabemos cómo se maneja. Tiene problemas en un barrio, se muda a otro para moverse como pez en el agua. La policía lo conoce bien, no es de ahora". La bronca llevó a que vecinos y amigos hicieran justicia por mano propia e incendiaran la casa del que señalaron como el homicida.
Luego de un cuarto intermedio el juez técnico Andrés Vitali dio las instrucciones técnicas al jurado integrado por doce ciudadanos no abogados como jurado titular y otros seis suplentes.