miércoles 31 de diciembre de 2025

Así se hacen los muñecos de fin de año en La Plata: engrudo, tradición, amistad y creatividad

Vecinos y amigos de distintos barrios de La Plata se unen cada año para crear muñecos de fin de año, combinando arte, tradición y diversión familiar

En la previa de la tradicional quema de muñecos de fin de año, 0221.com.ar realizó una recorrida por distintos puntos de La Plata para conversar con los grupos de muñequeros que año a año mantienen viva la tradición más platense.

Entre talleres improvisados, latas de pintura y todo tipo de herramientas que van desde madera hasta un parlante para que la música acompañe, se enciende en cada barrio la premisa de compartir el proceso y que el fuego se lleve todo lo que pasó.

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Estas son algunas de las historias detrás de esas obras que comienzan a armarse mucho antes que la noche del 31 de diciembre y que aunque con distintos tamaños, colores, detalles y formas, tienen un mismo objetivo: que la llama no se apague.

El barrio, el muñeco, la esquina: todo en La Loma

Juan Manuel Catalano abre la puerta de lo que parece de afuera tan solo un garaje, pero al final de un pasillo, está el taller. Un cartel con los colores de Estudiantes de La Plata colgado junto a unas pinzas marca la esquina de la tradición: 17 y 38.

Entre un karting a medio hacer y el protagonismo de una gata colorada, hay pilas de diario y lo que van a ser los árboles de la selva para rodear a la figura de Tarzán, que aún no tiene cabeza. "Son veinte días que es dedicarse al muñeco, es nuestro cable a tierra", enfatizó Juan.

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El año pasado obtuvieron el tercer puesto con las figuras de Tom y Jerry y compartieron el festejo con el orgullo de "haber llevado al barrio a lo más alto" tan solo con el "apoyo de los vecinos cómo único financiamiento".

Para este grupo, la quema no es tan solo encender fuego: es también la fecha para unirse y recordar a los amigos del grupo que ya no están. "Hacemos una ronda y recordamos a dos compañeros con un minuto de silencio. Es nuestra forma de honrarlos". El año pasado, incluso, algunos vivieron la cena de fin de año en el propio muñeco y recibieron una visita inesperada: una joven asiática a la que le contaron de la tradición en La Plata y eligió ir a ver quemar a Tom y Jerry porque le recordaba a su infancia.

Cuando nos despedimos con el equipo, antes de subirnos de nuevo al móvil de 0221, su compañero Agustín nos mandó saludos para Maikel y todos los chicos de 10 y 40, que en muchas ocasiones les prestaron alguna lona u otros materiales para tapar el muñeco.

El nombre completo de Maikel es Miguel García, aunque todos lo conocen por su apodo. Es un artista de 34 años que mientras cuenta la historia de los muñecos, ayuda a su hijo Dante a cortar algunos alambres.

La Cuna de la Tradición en la víspera de la quema se muda a 9 y 40, según argumentaron los jóvenes del grupo, por la comodidad de que uno de los chicos que vive enfrente y porque en esa esquina hay un comercio abandonado, que ayuda a que la estructura que se transformará en El Eternauta los últimos días moleste lo menos posible.

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El Eternauta se quemará en la esquina de 9 y 40

El Eternauta se quemará en la esquina de 9 y 40

Casi todos paran en el "peaje". Un sistema propio creado e implementado por este grupo para pedir una colaboración. Consiste de muchos pañuelos desgastados atados entre sí. "Levantás la soga, tirás la mano y si baja la ventanilla algo te da, sino pasa, no hay problema". En vivo, un vecino no solo sacó de su billetera para darle al joven un billete de $2.000 sino que también preguntó qué estaban haciendo este año. "El Eternauta", contestaron. Para elegir la figura a realizar, todo el grupo conformado entre 30 y 40 personas de distintas edades, se reúne a deliberar y la mayoría de las veces, optan por aquello que fue de cierta relevancia en el año que transcurrió. Por ejemplo, tuvieron una seguidilla de protagonismos futboleros: la Scaloneta, el Dibu Martinez con la Copa del Mundo y el propio Diego Maradona el año de su fallecimiento.

"Lo más importante igual no es el muñeco físico, sino encontrarse con esa gente que no ves en todo el año o que solo te saludás. En el muñeco compartís un muñeco, estás en la esquina, lo disfrutas", concluyó.

En el mismo barrio nació también otro de los grupos más antiguos de la ciudad: el de la esquina de 10 y 36, espacio que mantiene su nombre a pesar que desde hace ya algunos años la quema se trasladó hacia la avenida 32 entre 10 y 11. Este año optaron por recrear las figuras de los brainrots italianos, unas figuras absurdas que nacieron en las redes sociales con nombres simpáticos.

A pesar de que no aparecen en ninguna película ni serie, la mayoría de los chicos saltan de la emoción para sacarse una foto con Tralalero Tralala o Cappuccino Assassino. "Quiero que hagan a Ballerina Cappuccina", gritó una niña que aparenta tener tan solo unos 6 años, vestida con una remera estampada con un corazón combinado con la figura de una bailarina que, en vez de tener cabeza, tiene una taza de café. Santiago le señaló un conjunto de maderas unificadas con alambre que uno de sus compañeros estaba cubriendo de diario y le contestó: "Ahí está". Pero claro, a esa figura que aún está acostada sobre la rambla de avenida 32, todavía le faltan capas de engrudo, algunos cartones y pintura para ser la Ballerina.

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Tralalero Tralala tomando forma en la rambla de 32

Tralalero Tralala tomando forma en la rambla de 32

Santiago Nicollini tiene puesta una remera negra con la inscripción de "Grupo 36, muñecos de fin de año". Es muñequero por herencia y comparte grupo con sus hermanos y otros vecinos que se fueron sumando. "Nos encanta el hecho de que la gente se reúna alrededor de algo que hace uno mismo. Las horas y la plata que invertimos acá es para que la gente pase una fiestas a lo platense. Eso que es tan representativo lo sentimos muy a fondo", agregó.

—¿No te da cosa quemarlo? —preguntó el cronista.

—No, e incluso es lo que más se disfruta. Es el momento que más esperamos —contestó con una sonrisa.

¿Dónde nace un muñeco?

"A esto le falta más harina", gritó Tincho, como lo llamaron, hacia el otro lado de la avenida. En un bowl de plástico verde, revolvía con sus manos manchadas de pintura una mezcla de harina y agua, el famoso engrudo que compone todas las estructuras.

El grito iba dirigido a Lázaro Sbaffi, el capitán del equipo de 38 y 22, esquina que decidió hacer este año a los conocidos streamers Tomás Mazza y Alonso. La mesa es de madera, plegable y tiene manchas de pintura de todos los años. A unos metros, otra chica se encarga de preparar el tereré de jugo de naranja que más tarde le ofreció a todos los que estaban pintando. Algunos son hermanos y primos, otros conocidos de la escuela, pero a todos los juntó Lazaro y es quien manda al grupo de WhatsApp para empezar a mover el tema del muñeco. "No podemos terminar el año sin quemar algo, sería una tristeza", contó a este portal.

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El equipo de 38 y 22 prepara el muñeco de Tomás Mazza y Alonso

El equipo de 38 y 22 prepara el muñeco de Tomás Mazza y Alonso

Acá los roles no están tan marcados, pero sí todos "dan una mano": pintar, engrudar, unir estructuras y hasta "cirujear", en verbo muñequero, encontrar cosas en la calle que puedan servir para su obra final. Por ejemplo, cada uno trajo los apuntes de la escuela y la facultad que tenían en algún lugar perdido para cubrir las figuras en la capa previa a la pintura.

Las cosas de la calle terminan en el living de la casa de su abuela Edith, que vive a media cuadra de la esquina. "Mi casa se convierte en un basural, te puedo asegurar", dijo entre risas.

La misma situación de un grupo de amigos se vive en la esquina de avenida 25 y 525, donde este año van a hacer a los Looney Toons. "El que no pinta cocina el que no cocina pide monedas", relató Santino Salvatierra para describir la división de tareas en el grupo.

Entre dos o tres, junto a la figura del Gato Silvestre ya pintada y casi terminada, aprovechan el semáforo de 526 para acercarse a los autos a pedir. "Algunos vamos todos atropellados rápido, pero la clave es ponerse a charlar e ir con respeto", contó Ignacio Zambrano respecto de su técnica para conseguir algún billete.

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En 25 y 525, un grupo de chicos pinta a los Looney Toons y pide monedas en el semáforo

En 25 y 525, un grupo de chicos pinta a los Looney Toons y pide monedas en el semáforo

El horario de trabajo del grupo es desde las 18 hasta el amanecer porque están los dos meses en la calle, por eso además de una caja con papeles y madera, hay una parrilla improvisada en la que "suelen juntar de todo" para las cenas.

Así también lo viven el grupo Muñe del Tanque, que nos recibe en su taller en el "primer turno", después de las 18 para poder filmar parte de Avatar: el corazón de Pandora, el título de su obra 2025. Ganaron el premio del Municipio de La Plata a través del voto popular los últimos dos años aunque -según afirmó Manuel Rodríguez, uno de los referentes del grupo- "no les importa ganar".

El muñeco está en sus cabezas todo el año: apenas termina la quema, comienzan a pensar en la próxima obra. Enero y febrero se toman vacaciones, pero en marzo ya empiezan las conversaciones y para abril, parte de su taller ya está copado con los materiales. Armar, empapelar, encartonar, montar, pintar, en ese orden hasta llegar al día que más les gusta.

"Todos los muñecos que hacen el traslado saben que es el momento más complicado pero también muy emocionante". Desde el taller de calle 49 y 21, tienen que llegar a la rambla de 31 y 40, lugar donde se realizará la quema el primer día del año. "El 25 al mediodía, bien temprano, salimos en trailers, camionetas y camiones para poder montarlo".

Al igual que los otros grupos, todo empieza con un show de fuegos artificiales y pirotecnia de bajo impacto, pero el verdadero show de Avatar se da los días previos, con el recorrido, las fotos, las bandas y los vecinos que son parte.

Muñeco fin de año 31 y 40 2025
El grupo Muñe del Tanque traslada su muñeco desde el taller hasta la rambla de 31 y 40 para la quema

El grupo Muñe del Tanque traslada su muñeco desde el taller hasta la rambla de 31 y 40 para la quema

Un regreso, una despedida

Solo un platense podría reconocer a que se refiere Google Maps cuando ve en la avenida 72 una insignia que señala en el cruce de 13 y 14 la Tierra Drako. Luego de tres años, el grupo muñequero con más de 40 años decidió volver, aunque -si se cumple lo que anunciaron- también será una despedida.

En el taller el regreso se nota antes que en la calle. Hay olor a pintura, una escalera en medio de distintas figuras y algunos integrantes del grupo esperando para repartirse las tareas. "Es un tetris pasar por acá", dijo entre risas Víctor Sochanowicz. Al fondo, colgadas como un sello de identidad, están las banderas blancas y negras del grupo, las de siempre, esas que aparecen también en la esquina cuando llega la noche de la quema.

"Es un regreso y una despedida", dijo Víctor, uno de los integrantes, poniendo en palabras lo que en el taller se siente hace rato: la emoción de volver a levantar una estructura gigante y, al mismo tiempo, el peso de saber que puede ser la última.

La obra se titula Yo, custodio del tiempo y está pensada como un cierre con sentido. No solo por lo que muestra, sino por lo que cuenta. Porque Gaam Drako vuelve para decir algo. El muñeco tiene nueve metros de altura, movimiento mecánico y voz. "Va a ser un muñeco para pensar y escuchar su relato; quien no vea la función quizás no entienda del todo la temática", adelantó Víctor.

La figura central propone una lectura directa: los ciclos, el paso de los años, la vida que corre y los vínculos que se quedan. Está acompañado por una mujer que simboliza la tradición, por relojes que marcan el tiempo y los contratiempos, y por esas presencias que cuelgan y atraviesan el muñeco como una manera de hablar de lo que pesa. En medio de ese simbolismo, además, habrá un momento especial: un homenaje a Kim Gómez, la nena fallecida durante un asalto en la zona de 25 y 72.

papá de kim gomez homenaje capibara mariposa

Volver después de tres años, para Drako, fue también volver al esfuerzo extremo. "Hay que dedicarle muchísimo tiempo y resignar momentos familiares", contó Víctor. "Lleva mucho dinero, mucho tiempo. Trabajamos de noche, hasta la una o dos de la mañana. No damos más, pero lo hacemos por pasión", concluyó.

Los más chicos y art attack, cuando toda la familia es parte

En la puerta de la casa de Roxana Punaro, frente a la rambla de 19 y 43, hay un cartel en el que se expresa el pedido para el barrio de materiales y la invitación a sumarse, junto con la foto de un auto cinco de Meteoro construido en 2023 y un dragón montado sobre la rambla en el 2024. El grupo SAM (nombre adoptado por la mascota familiar) comenzó en 2022 por iniciativa de una madre que buscaba transmitir a sus hijos lo que le enseñó su papá. La gente me toca timbre y me deja cosas: alambres, clavos, pintura, cartones, todo suma", agregó. Como la mayoría de los grupos muñequeros, organizaron una rifa de canasta navideña para poder costear los gastos.

Los fines de semana, la mesa SAM agrega muchas más sillas para que los nenes que aprovechan su ida a jugar a la Plaza Azcuénaga para sumarse a pintar, engrudar o simplemente mirar un rato como se hace un muñeco. En el tintero hay verde, rojo, naranja, negro y dorado para pintar un loro que va a posar sobre el hombro del Capitán Morgan, el protagonista del muñeco de Barco Pirata. "Para nosotros es un plan de familia y también para que los chicos desconecten un poco de la tecnología", concluyó.

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En 19 y 43, el grupo SAM pinta su muñeco de Barco Pirata

En 19 y 43, el grupo SAM pinta su muñeco de Barco Pirata

Una escena familiar se vive también en la esquina de calle 24 y 40, donde el muñeco ya tiene nombre propio: Thung Thung Sahur, un brainrot italiano creado por dos hermanos en una semana: César y Román.

"Íbamos a hacer un vino uvita, pero no era muy familiar", bromeó. Es que este año perfeccionaron su técnica. "Pasamos de hacer solo cuadrados con pintura como TNT o Bob Esponja a algo más armado. Hay volumen, puntas, capas", agregó.

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En 24 y 40, los hermanos César y Román crean a Thung Thung Sahur

En 24 y 40, los hermanos César y Román crean a Thung Thung Sahur

En el patio de su casa hace ya cuatro años que arman un muñeco, aunque hubo una vez que "uno no llegó a existir", relataron. "Nos olvidamos de poner la pileta encima a la noche y se desarmó con el viento. Ese no llegó, fue un fail".

El otro Avatar

En 133 entre 41 y 42, sobre un portón negro, Damián Schiro colgo la bandera de Grupo Fénix y reunió a varios de sus compañeros. Entre todos decidieron hacer las figuras de Avatar, el mundo de Pandora. Si bien lo trasladan a la rambla para la quema los últimos días de diciembre, todo el trabajo lo realizan en la puerta de la casa. Visten remeras celestes, tienen las manos manchadas de engrudo e implementan una logística casi artesanal para que el empapelado no se despegue. "Nosotros ponemos cartón con grapas para que quede bien", explicó sobre una técnica compartida de generación en generación. Se reparten tareas por personaje, como si fuera un elenco.

Entre mates compartidos, el grupo cuenta el secreto para hacer muñecos: es todo a prueba y error. "Todo es muy a gusto, la incertidumbre es parte del oficio: probar, pegar, despegar, volver a empezar". Su jornada de trabajo se intensifica pasadas las 21, momento en el que aprovechan el tránsito de gente en el supermercado de enfrente para pedir una colaboración.

Si tuviesen que agregarle algo a la bandera además del nombre que los identifica, el grupo insiste que su mayor consigna es "Hagan muñecos". Damián lo dice directo: es "parte de la cultura de la ciudad", y lo importante no es solo la quema. "Es el color y la diversión. No es venir: es juntarse con amigos, que queden anécdotas. Te olvidás de todo", resume, y por un segundo se entiende que el ritual también funciona como pausa: una forma de resetear el año entre risas, mate y papel.

El mismo mensaje dio la abuela Angie, una de las integrantes del Grupo 13, un apodo dado por el lugar donde se quemará este año el Universo de Mario Bros, en 13 y 72. "Acá lo importante es que estemos juntos. La cuestión es divertirse y estar en familia".

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En un taller improvisado en el patio de la casa, al momento de describir a los integrantes del grupo Alejo Fernández se refiere a ellos como la mamá, el hermano, la abuela y los amigos. Mario —cuenta Alejo— "solo tiene cabeza" por ahora; alrededor aparecen los fantasmas, la princesa Peach, todo distribuido en módulos como si fuera un rompecabezas gigante. No es solo una decisión estética: es una estrategia contra el clima. "La lluvia te mata", sentenció, y en esa frase entra toda la tensión de los últimos días, cuando el cielo decide si acompaña o arruina tanto trabajo.

La tradición comenzó para el Grupo 13 en el año 2009, cuando Alejo y Ezequiel, dos de los integrantes, tenían nueve años. Ahí el método era otro según relató su mamá: "Se ponía paja adentro, aerosol y se prendía fuego". No eran tan grandes ni estaban tan buenos, reconoce Alejo: como todo lo que empieza, primero fue juego, después fue oficio. Ahora el trabajo se planifica con anticipación: empiezan entre septiembre y octubre para llegar a la rambla.

Después del deporte, la camiseta del muñeco para cerrar el año

En diciembre, la esquina de 25 y 58 se pinta de verde y rojo. Ahí están los chicos de La Cueva, el apodo que se le da en la ciudad a la Asociación Cultural y Deportiva Universal.

Un grupo de chicos frena los autos que atraviesan la calle 58 y quienes bajan el vidrio, los llaman por el nombre propio y conocen el alias. La vereda se convierte en la tribuna de quienes alientan al club los fines de semana.

Este año van a hacer a los personajes de Monster Inc, pero lo que no le puede faltar a este muñeco es un escenario para los más chicos. "Siempre lo hacemos para que puedan subir a sacarse fotos, ver la quema desde atrás. Es fundamental", contó Pedro Garcia Barucco, uno de los referentes del grupo que vive en el barrio. Arrancaron en el año 2008 y la tradición se hereda de categoría en categoría. "Primero estaba mi hermano que era el encargado en los primeros años, hoy ya está en otra, y ahora les va a tocar a ellos —los que se ven al costado alternando entre el armado y un partido de fútbol tenis mientras cae la tarde".

En el medio del armado aparece el detalle que lo cambia todo: la música. "El Colo" cayó con un super parlante y puso unas cumbias. Se sumaron también las chicas de vóley, que caen a tomar mate, charlar, acompañar. Entre ellas aparece la que se ríe diciendo que le toca la tarea de Community Manager: registrar, subir, contar.

En este barrio, la quema se divide por turnos en la avenida. A unas cuadras está el grupo Parque San Martín y su Espantapájaros. Una vez que termina alrededor de las dos y media de la mañana la quema de La Cueva, empieza el ritual del otro como.

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Con sus dos muletas, Franco Itri, uno de los referentes del grupo, dirige el avance de una estructura de metal y madera. En el barrio comentan todos los años que "no llegan", pero él afirma que está todo en el cronograma desde hace 19 años. Aunque no todas las reglas están escritas: "Nuestro secreto para que quede bien es darle buena forma con el cartón, es la parte más importante", relató. Los últimos días son de disfrutar con música, parrilla y encuentro.

En 41 entre 18 y 19, el barrio también toma pulso del club. Ahí se juntan los jugadores del Club Reconquista. La altura los delata: es un club de básquet. Aunque nos cuentan que van a hacer a Ratatouille, solo tienen una estructura de madera parecida a un árbol de navidad y a su amuleto: un Rayo Mcqueen que resalta entre los clavos.

La organización, como en toda obra grande de barrio, se sostiene con detalles chiquitos. James es el que lleva la contaduría y junta los billetes chicos de las colaboraciones para cambiarlos en el kiosco de la cuadra. También recorren los comercios en busca de materiales. Este año por ejemplo, una ferretería les regalo los clavos. "Siempre algún vecino generoso aparece", contó Salvador.

Los que están ahora tienen entre 20, 21 y 19 años, pero al igual que Universal, buscan "que vengan los chiquitos", que se sumen, que sea la cuadra de Reconquista.

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