sábado 15 de noviembre de 2025

Gimnasia y una copa detrás de la Cordillera, con Julio Alak en vuelo y la vida en peligro

La noche más incierta fue la del martes 5 de octubre de 1993 para un contingente de Gimnasia, con problemas en un vuelo de terror, con Julio Alak incluido.

Esta es la historia de un partido olvidado de Gimnasia, que pudo haber terminado tragedia. “Quedamos partidos en dos, un grupo varado y los que volaron no la pasaron bien”, resume Edgardo Sbrissa, unos de los directores técnicos de un equipo que cosechaba resultados y, en aquel tiempo, esperaba por la final de la Copa Centenario de AFA.

Pero el partido del que muy pocos tienen datos e imágenes fue por una Copa Hermandad, organizada por las comunas de Concepción y de La Plata, que habían sentado las bases colaborativas a nivel político, cultural y deportivo, tal como nuestra ciudad lo tiene con otras ciudades en el mundo. Se celebraban 443 años de esa capital de Chile de la Octava Región que fundara el conquistador Pedro de Valdivia en el año 1550.

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La ida del Lobo tuvo momentos de tensión y mucho nerviosismo en la delegación compuesta por veinticinco personas. Encabezados por el intendente Julio Alak, quien transitaba su primer período gubernamental, y por Carlos Bonicatto, el secretario general y electo diputado provincial, con el plantel de jugadores, técnicos y directivos Triperos.

El Aeroparque Jorge Newbery fue el primer lugar donde los contratiempos impacientaron con cinco horas de demora en el despegue, a raíz de un problema registrado en la máquina de la empresa LADE (se estipuló salir a las 15 y lo hicieron a las 20). El plantel venía de jugar en Salta, tres días antes, por el Torneo Apertura 1993.

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Gimnasia y plantel campeón la Copa Centenario.

Gimnasia y plantel campeón la Copa Centenario.

El adversario para este compromiso de carácter extraoficial era inusual, atípico: un combinado integrado por jugadores de dos clubes chilenos, el Deportes Concepción, que iba en los últimos lugares del torneo de primera división y descendió a fines de ese año, y el Deportivo Arturo Fernández Vial, que disputaba sin pena ni gloria el torneo de la segunda división.

La salida tardía de Buenos Aires generó que perdieran la combinación en Santiago de Chile, ya que al arribar le quedaban recorrer por cielo 500 kilómetros hasta el destino. Allí, don Héctor Atilio Delmar, recordado presidente Tripero, hizo saber su enojo ante la situación vivida ya por segunda vez en el aeropuerto, hasta que al fin respiró Cacho con la solución “gracias a las gestiones realizadas por el doctor Alak, que por intermedio de la intendencia rentó tres aviones con capacidad entre 10 y 12 pasajeros cada uno”, explicaba en un llamado a la prensa platense.

Terror en el aire para la delegación de Gimnasia

Vinieron esas tres pequeñas máquinas de la línea Piper Navajo —con hélices—, sin más tripulación que un piloto. El vuelo privado traería dolores de cabeza en los tres casos. La que salió en último término con un desperfecto en el motor no pudo despegar cuando ya alcanzaba el límite de la pista y fue la pericia del piloto la que evitó otras complicaciones.

Volvió y no salió más. Sus escasas diez plazas eran ocupadas por Alak, Bonicatto, Delmar, el vicepresidente Héctor Domínguez, los entrenadores Carlos Ramaciotti y Edgardo Sbrissa, el preparador físico Ruben Olivera, los jugadores Hugo Romeo Guerra, Gustavo Barros Schelotto y Enzo Leonardo Noce y el utilero Phillipsberg. “De repente frenó”, recuerda el mellizo Gustavo, una de las principales figuras, en diálogo con 0221.com.ar, a treintaiún años del hecho.

Los dos aviones que sí levantaron vuelo (donde iban todos futbolistas, el médico Pablo Del Compare —el mismo de la actualidad— y el kinesiólogo Carlos Budzisch) sufrirán muchos movimientos con los vientos cordilleranos que soplaban. Según relata el doctor Del Compare “fue una noche inesperada y complicada porque esos avioncitos se movieron mucho entre las montañas”.

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La delegación de Gimnasia bajando del avión.

La delegación de Gimnasia bajando del avión.

“Eran sacudones, y a mí no me afectó por la inconsciencia de mi juventud (risas), pero a otros compañeros los asustó mucho”, cuenta Jorge Gregorutti, arquero suplente. Claro, al no ser un avión de línea, de esos de buen porte, aquellas naves sufrieron, “era como ir en un auto agarrando todos los pozos. Aparte, al haber visto que otro grupo no pudo despegar, decías ‘listo, esto se cae en cualquier momento’”, agrega Fabián Fernández, delantero que se había ganado un lugar entre los once.

El Pícaro y su timbre de voz reviven el susto, en un alto de su diario quehacer en Coronel Suárez, su ciudad natal donde atiende negocios inmobiliarios y del agro. Las turbulencias duraron los 500 kilómetros. “Creí que nos caíamos”, agrega Sergio Dopazo.

La llegada a Chile y los primeros días

Llegaron a destino y sin apoyo de telefonía celular, los primeros en llegar a Concepción, hasta que no confirmaron qué pasaba con el tercer avión, fueron presos del nerviosismo. Mientras tanto, la delegación que se quedó en la capital trasandina se desquitó cenando en uno de esos hoteles que tienen más estrellas que el cielo y donde no quedó marisco que no hayamos probado. Se alojaron en un hotel y a las 7, en distintos taxímetros, retomaron lo que ya era una odisea.

El mediodía del miércoles 6 de octubre empezó a cambiar los humores a raíz de un agasajo que prepararon las autoridades políticas de Concepción, con el alcalde Guillermo Aste Pérez (Partido Demócrata Cristiano), junto a los presidentes de los clubes Jaime Albornoz (Deportes Concepción) y Alberto Bohle (Fernández Vial). Tanto Delmar (Gimnasia) como Alak hicieron entrega de distintas plaquetas y agradecieron las atenciones recibidas.

Sin embargo, afuera no era bien visto el espectáculo de la noche en el Estadio Municipal. “La prensa, de clara tendencia de izquierda, discrepaba con las autoridades y se abocaba a mezclar la crítica política, sin destacar el espíritu altruista, cultural y deportivo que se le presentaba a los habitantes de la ciudad en sus 443 años”, cuenta a 0221.com.ar un grupo de socios de ASIFUCH (asociación de investigadores/as del fútbol chileno).

El día laborable del partido, más el frío de 10°C, conspiró con la afluencia del público. Los hinchas también expresaron su disconformidad e ironizaban que un combinado con los dos equipos archirrivales era “mezclar aceite con vinagre”.

Embed - Copa Hermandad Ciudad de Concepción – La Plata 1993 | Combinado Concepción 1 vs Gimnasia 1 (2-4)

Por su parte, la visita vivía jornadas de bienaventuranza y volvía a Chile un año después de aquel debut oficial ante O’Higgins por Copa Conmebol (la primera edición de la actual Sudamericana), y tan solo dos meses de clasificarse finalista de la Copa Centenario de la AFA, en Córdoba.

El momento del partido

Pese al susto del vuelo, los once del Lobo fueron Enzo Noce; Guillermo Sanguinetti, Darío Ortíz, Pablo Morant, Sergio Dopazo; Daniel Stremiz, Santiago Ostolaza, Pablo Fernández, Gustavo Barros Schelotto; Hugo Guerra y Fabián Fernández. Tres uruguayos, parangonando al equipo que hoy afronta la Liga Profesional.

El primer acto terminó sin goles, por la gran labor del arquero Nicolás Villamil, un argentino que a mediados de los ’80 actuó en la reserva de Estudiantes y que se retiró en Chile siendo ídolo, aunque en su vida privada terminó envuelto en denuncias por estafas y murió a los 56 años enfermo de diabetes.

A los 20 minutos del segundo acto convirtió una “palomita” de Juan Reyes puso el 1-0, autor del gol que había sido del seleccionado Sub 20 en un Mundial y que falleció en una cancha de liga amateur a los 44 años, infartado. Luego de la apertura del marcador, el árbitro Gastón Castro expulsó a Guerra, ídolo de los hinchas del Lobo —y luego de Boca—, otro predestinado a partir joven, a sus 52 años, en 2018, en su casa de Arrecifes.

Aquella noche se permitieron todos los cambios que se antojaran, e ingresaron en los albiazules Jorge San Esteban, José María Bianco, Sergio Stacchiotti, Guillermo Barros Schelotto y Fabián Alberto Vázquez. La igualdad nació en un contraataque con una habilitación del Coco San Esteban y el pique en diagonal del Pícaro Fernández que terminó en falta y penal, que el Flaco Morant cambió por gol.

El Zorro Stremiz se lleva la pelota para Gimnasia.jpg
El Zorro Stremiz se lleva la pelota para Gimnasia.

El Zorro Stremiz se lleva la pelota para Gimnasia.

Gregorutti recuerda que “los técnicos hicieron todos los cambios y se olvidó de mí, pero cuando Ramaciotti me dice ‘entrá y atajá los penales’, con la buena onda que teníamos le contesté, ‘gracias que entre el Moncho’… En realidad, había en ese amistoso un clima muy especial después de lo que pasamos en el viaje”, reconoce el ex arquero que hoy conduce un Centro de Día de adultos mayores en Gonnet.

Por las escuetas y breves notas que se publicaron sobre el partido, se destaca “la coordinación y dinámica de juego que exhibió Gimnasia”, con Gustavo Barros Schelotto y “El Zorro” Stremiz como los puntos más altos. En Chile, las redacciones de los diarios cerraban a las 22 horas y salieron pocas fotos, salvo una publicada por el diario El Sur. El empate en uno condujo a la definición desde los once metros.

La definición tras el susto abordo

En un arco Leo Noce, y en el otro lado Nelson Tapia, quien llegaría a ser un ícono del arco chileno, titular en el Mundial Francia 1998. Para Gimnasia convirtieron Stachiotti, Morant, Guillermo, el cuarto fue del arquero (le adelantó y desvió el de San Esteban). Mientras que Noce le atajó a Juan Díaz e “hizo vista” ante el defectuoso remate de Navarrete.

La Copa Hermandad se iba a definir de la misma manera que la ronda de ganadores de la Centenario, cuando el Indio Fabián Alberto Vazquez, mediocampista de pelo largo y fina estampa (nacido en Vélez) apuntó fuerte y cruzado para decretar el 4 a 2. “Teníamos un excelente grupo”, define hoy desde Saladillo, donde se radicó hace catorce años con su mujer y desarrolla una vocación de la niñez, la carpintería.

El Lobo regresó a las 7.50 del día 7 en un vuelo que resultó normal. Volvía a las urgencias del torneo local, despachando un 3 a 0 a Belgrano (Guerra, Ostolaza y Guillermo), con un solo gol en contra en cinco partidos y camino a una campaña donde cerró séptimo, a tres puntos del campeón River—en enero de 1994 asumió Perfumo—. “Veníamos muy embalados y no sé qué hubiera pasado si nos quedábamos”, elogia al grupo y a los hinchas don Sbrissa.

Del partido quedó un video, gracias a un trabajo de recopilación y digitalización del Museo y Archivo del Club Gimnasia y Esgrima La Plata, donde están los principales ataques, los penales y la premiación, con relatos del periodista platense Martín Pertierra.

Las autoridades de Concepción prometieron visitar La Plata el 19 de noviembre, pero en lo futbolístico no hubo revancha. La “Hermandad” pasó al otro lado de la Cordillera, con varios sustos y una sonrisa final que llegó en avión con una Copa que a treintaiún años del amistoso nadie jamás vio en las vitrinas.

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