Los gemelos Leys son de una familia bostera y, a pesar de vivir en un pequeño pueblo de la provincia, uno salió pincha y el otro fortinero.
En un pueblo de 1.000 habitantes, en el interior de la provincia de Buenos Aires, viven dos hermanos que son gemelos: uno es hincha de Estudiantes y el otro, de Vélez, los equipos que jugarán la final de la Copa de la Liga, el torneo más importante del primer semestre del 2024 en el fútbol argentino.
Franco y Luka Leys tienen 37 años y son nacidos y criados en O’Higgins, un pequeño paraje rural que forma parte del partido de Chacabuco, a 360 kilómetros de La Plata. Allí decidieron tirar el ancla y quedarse a vivir.
Estudiantes se instalará este sábado en Santiago del Estero y realizará una práctica final donde el técnico decidirá cuáles serán los titulares.
Un padre, un hijo y dos amigos están viviendo un viaje que no olvidarán nunca y al que aún le resta un capitulo en la final entre Estudiantes y Vélez.
La familia Leys es futbolera. La mayoría, bosteros. Pero los gemelos patearon el tablero, cortaron el mandato y se hicieron hinchas de dos equipos poco convencionales en las pequeñas comunidades del centro del país.
Ambos son bomberos voluntarios. Franco, el de Estudiantes, trabaja en el campo y está esperando la cosecha para llevar a su hijo a que conozca el Estadio Jorge Luis Hirschi. Intentará hacerlo en el partido contra Huachipato por Copa Libertadores.
Cuando tenía 7 años, Franco se fascinó con el fútbol y una figura lo encandiló e hizo que inmediatamente se haga fanático del Pincha: su primo, Fernando Ochoaizpur. Es que Ochoaizpur, en ese momento, era futbolista de Estudiantes. Debutó en el León en la década del noventa, después jugó en clubes de Bolivia, Perú, México y Ecuador y se retiró en Independiente Chivilcoy en 2006.
Franco era un nene y sus tíos le hicieron una propuesta a la que accedió sin dudar: "Si te hacés del Pincha te damos la camiseta". Él cumplió con su parte a rajatabla, esperando recibir algún día la casaca de su primo. Mañana verá junto a su hijo, en el sillón de su casa, la final del club de sus amores. "A la camiseta todavía la sigo esperando", dice entre risas.
Como padre cumplió uno de sus objetivos, el de llevar a su nene a un partido de su club. Fue en 2017, en el Estadio Único. Fue una de las dos veces que pisó la ciudad de La Plata. Y su hermano, Luka, va a ir al estadio Madre de Ciudades a ver en vivo la final. "Le dije 'para qué vas, a gastar plata y tiempo...'", contó a 0221.com.ar, chicaneando a su gemelo.
Luka es empleado administrativo en Salud y el flechazo con Vélez llegó por un tío. "Yo era chiquito y me crie entre las vacas y los chanchos, cero fútbol. Mi tío me regaló un short de Vélez y dije, 'bueno, soy de Vélez'".
Con el correr del tiempo, Luka se fanatizó y hace tres años se hizo socio y viaja en cada oportunidad que puede a acompañar a su equipo. Verá la final desde la popular del Fortín en Santiago del Estero, alentando al equipo de Liniers.
La estadística es realmente llamativa. Es que a tantos kilómetros de las capitales, en las ciudades del interior la influencia de los grandes medios era tal que la mayoría elegía seguir a los clubes tradicionales. Este caso es realmente llamativo, porque son gemelos y siguen con fervor a sus equipos. Pero no son los únicos en ese pueblo del partido de Chacabuco.
El tema es que hay versiones cruzadas. Según Franco, los únicos hinchas del Pincha serían él y su hijo. Y dice que de Vélez, además de su hermano, habría otros tres ciudadanos. En cambio, Luka dice que si bien el Fortinero tiene dos hinchas más, los números serían así: en un pueblo de mil habitantes, en el interior de la Provincia de Buenos Aires, entre las vacas y los chanchos, habría cuatro hinchas de Estudiantes y seis de Vélez.