Treinta y tres años se cumplen hoy de un partido internacional que la Selección argentina le ganó a China por 2 a 1 y que marcó el debut de Juan Sebastián Verón en un Mundial Sub 17. La Brujita marcó uno de los goles del mencionado triunfo.
Un sábado 17 de agosto pero de 1991, Juan Sebastián Verón fue protagonista junto a la Selección argentina, de un hecho histórico.
Treinta y tres años se cumplen hoy de un partido internacional que la Selección argentina le ganó a China por 2 a 1 y que marcó el debut de Juan Sebastián Verón en un Mundial Sub 17. La Brujita marcó uno de los goles del mencionado triunfo.
Fue una aventura italiana que duró dos semanas en la región de la Toscana, con estadios comunales pequeños, en un torneo que cambió de país, ya que en Ecuador (el lugar que en principio debía albergar la competencia juvenil) una pandemia de cólera, obligó a la FIFA a buscar otra sede y fue Italia.
Aquel campeonato, que fue la cuarta edición en esa categoría, modificó el nombre ya que anteriormente era conocido por Sub 16. Más llamativo fue ver dos nuevas reglas de juego que se aplicaron: el off side se cobró desde la línea del área grande y no a partir de la mitad de la cancha; además de sumarse más “deberes” para los chicos (especialmente los defensores) como la prohibición de ceder la pelota a los arqueros, que ante un pase voluntario de un compañero no podían recogerla con las manos.
El sábado 17 de agosto de 1991, salió con ganas de patear y empezar a dejar su nombre en los libros del fútbol, Juan Sebastián Verón, mientras su padre Juan Ramón estaba en una platea del Estadio Dei Piani, en Viareggio, con una temperatura agobiante de 30 grados. A los 5 minutos, el “11” albiceleste sacó un “misil” al palo izquierdo de Yao, quien lució falto de reflejos. Se pudo ver por Canal 9, cuando en nuestro país eran algo más de las 15.
Orientados por Reinaldo Merlo (el técnico que diez años más tarde le dio una estrella a Racing y en 2005 pasó por Estudiantes), los once del debut fueron Raúl Sanzotti; Gustavo Lombardi, Ricardo Castellani, Carlos Chaile y Rodolfo Arruabarrena; Silvio Rivero, Marcelo Gallardo, Verón y Christian Akselman; Luciano Oliveri y Rubén Bernuncio.
La primera foto que circuló en agencias de noticias fue precisamente la de Verón y un gesto técnico, observado en segundo plano por el 10 Marcelo Gallardo —actual DT de River— que ese día también debutaba en una competición mundial. La Brujita y el Muñeco más tarde compartirán juntos un plantel mundialista de mayores, en Francia 1998 y Corea-Japón 2002. A partir del tercer partido, los dos pasaron al banco, por decisión del técnico, pero ingresaron hasta el último partido por el tercer puesto que marcó el final de ese campeonato insólito.
En materia de historiales, el combinado argentino Sub 17 hasta hoy no pudo ganar en esta categoría, habiendo jugado una edición Lionel Messi. El que triunfó fue Ghana y el goleador fue el brasileño Adriano. Argentina terminó en el tercer puesto, tras ganarle a Qatar por penales (en la definición convirtieron Juan Manuel Azconzabal y Ariel Zapata, otros dos valores Pincharratas). El Comité organizador le dio el premio Juego Limpio al plantel argentino, cuando un combinado juvenil argentino de menores de 19 venían de un mundial en Portugal con indisciplina, que les valió un castigo por dos años.
De los 18 de la lista, había otro chico de Estudiantes, el arquero Damián Garofalo que había sido campeón de 7ma división junto a Verón —los dos son clase ‘75—. “Era un lindo grupo, muy unido. Era todo maravilloso, como un cuento… Ir hasta Capital, en la Costera que nos dejaba en el Obelisco. Azconzabaal, Zapata, Verón y yo… Del Obelisco caminando hasta la AFA y de ahí nos llevan en ómnibus a Ezeiza” cuenta Garófalo, que jugó un partido en el Sudamericano y aún sonríe cuando su mente encuentra unas anécdotas: "Gallardo era el más chiquito y le decíamos el pendejo. Extrañaba a su familia, se ponía mal y Merlo no sabía qué hacer, porque nunca había dirigido juveniles y tratamos de contenerlo entre los compañeros”.
Los jugadores por reglamento tenían que ser nacidos desde el 1 de agosto de 1974 en adelante. Y el Vasco Azconzabal, uno de los más grandes, ganó esa chance cuando recién vivía su primer año en el club platense tras su arribo de Mariano Moreno de Junín. En diálogo con 0221.com.ar, comentó: “Antes me habían convocado para entrenar para ir al Sudamericano, pero Ignomiriello (director general del fútbol amateur de Estudiantes) no me dejó ir porque decía que era muy pronto, pero en realidad tenía un compromiso de palabra con mis viejos de que fuera al colegio, y con la Selección, no iba a poder. Pero ya cuando vino el Mundial no me pudieron parar”, sonríe quien por entonces vivía en el Estadio Jorge Luis Hirschi, en la pensión. “El que la rompió en Italia fue Akselman, de Racing, y Comelles, de River, que fue el goleador. Fuimos un equipo sólido”.
Fueron muchas en el espíritu del reglamento. Solo existió el fuera de juego en los últimos dieciséis metros de campo (desde la altura del área grande hasta la línea de fondo) y se habían pintado unas líneas que corrían paralelas a la del área grande. Además, los arqueros no podían recoger la pelota con sus manos ante el pase voluntario de un compañero.
“Lo del off side era una locura, me acuerdo que salíamos a achicar. Nos parábamos tres en el borde del área y tiraban la pelota a la espalda en ese espacio que quedaban. Se hizo un juego con mucho pelotazo porque inconscientemente sabías que si achicabas mucho dejabas al rival habilitado. Si no había presión, tenías que retroceder en bloque, y se hacían partidos de ataque contra defensa muy notorios”, contó Azconzabal sobre las nuevas normas.
Antes de que empiece, Mostaza apuntaba: “De área a área será tierra de nadie”. “Las nuevas reglas no me gustan, no sé, será porque soy conservador”, opinó Alfio Basile, distendido, tras haber ganado en esos días la Copa América de Chile. Pero según Coco estaba bien la prohibición de pasarle al arquero, “¡nada de especular cuando ya la tiene asegurada!”.
La que podía ser una nueva ley del off side resultó un fracaso. Por un lado, permitía a los delanteros situarse de forma casi fija en el borde del área, y obligaba a los defensas a quedarse también allí. Y nunca más el fútbol vio un campo de juego con unas líneas pintadas que prolongaba la frontal del área grande hasta las bandas.
La International Board confirmó la regla de la prohibición de “pasarle el balón” al arquero, situación que cambiará la concepción del juego y, sobre todo, las responsabilidades de los habitantes de los tres palos.
Pelé fue la figura principal de la ceremonia inaugural. Tuvo como espectadores a figuras como el francés Michel Platini y los italianos Marco Tardelli y Azeglio Vicini (DT de Italia en 1990). Ghana fue el campeón. La vida le dio continuidad a muchos cracks, como Alessandro Del Piero (jugó por Italia). Argentina enfrentó a China (2-1), Estados Unidos (0-1) e Italia (0-0).
En cuartos de final, con Australia (2-1), en semifinal España (0-1) y con Qatar (1-1 y triunfo 4-2 en penales). Al volver a la ciudad, la medalla de bronce de FIFA se sumó para los cuatro chicos de La Plata con otra distinción del municipio. También el recordado Tito Benros, el utilero, que era nacido en Ensenada.
El jefe de la delegación fue el dirigente de AFA, Pablo Abbatangelo, y además de Merlo, integraron el cuerpo técnico René Daulte (ayudante de campo), Juan Manuel Olivera (médico), Rubén Benros (utilero) y Rubén Moschella (administrativo).