viernes 07 de febrero de 2025

El árbitro de la Liga Amateur Platense que rinde memoria a sus padres con una estatua de seis metros

Carlos Britos, ex árbitro de la Liga Amateur Platense, dejó su impronta en el arbitraje de La Plata. Una historia de fútbol y devoción.

Tras su vida en La Plata, está radicado en Necochea, y a sus 87 años, Carlos Britos, un ex árbitro que dejó su huella en el fútbol de la Liga Amateur Platense, inspira una profunda emoción por una obra monumental, un Sagrado Corazón de Jesús sobre la vera del Río Quequén.

Así es como homenajea a sus padres y hermanos e invita a la reflexión a los hombres de fe. “Partamos de la base que no soy rico y en este país soy un jubilado, pero como católico y devoto del Sagrado Corazón de Jesús, un día desperté diciéndome: ‘no quiero que se me vaya la vida sin agradecerle a mis padres. ¡Les voy a hacer un monumento! Llamé a una escultora y logramos este Sagrado Corazón de Jesús”, cuenta Carlos Britos, que disfruta del primer verano en que su obra acompaña la ribera de Quequén, en Necochea, a la vera del río y del Puente Dardo Rocha. “Acá viene la gente a disfrutar de un paseo, a agradecer, hacer sus peticiones o también los ayuda a acercarse a la fe”.

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Ese gran señor de la pulcritud y un modelo arbitral de otros tiempos en el fútbol, recibió a 0221.com.ar una tarde soleada, estacionó su vehículo sin apagar la radio de folclore, y frente al Sagrado Corazón de Jesús, su solo talante de contentamiento habla de un logro más en el final de la vida. En una zona donde antes crecía el pastizal, hoy se disfruta de una vista maravillosa, con bancos y un monumento en el cual está su nombre. “En memoria de Antonio Britos - María Elena Palay y mis hermanos fallecidos. Carlos Britos”.

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El monumento al Sagrado Corazón de Jesús sobre la vera del Río Quequén.

El monumento al Sagrado Corazón de Jesús sobre la vera del Río Quequén.

La historia del mítico árbitro de la Liga Amateur Platense

Recuerda que apenas comenzó a soñar se acercó un ingeniero que recomendó modificar el pedestal “porque no iba a resistir el peso de la imagen”, ese Jesucristo gaucho que simboliza el amor divino. “Pienso que a ese ingeniero lo mandó Dios, como un ángel, o lo mandaron mis padres”, sostiene Carlitos, alejado del fútbol en el 2000, y ahora entusiasmado con seguir mejorando el espacio con la esperanza de que la delegación municipal coloque más bancos.

“Nací a cincuenta kilómetros, en La Dulce, Nicanor Olivera. Me criaron dos seres que han sido extraordinarios, nobles, y muy pobres; mamá fue sirvienta y papá un peón rural. Acá volví después de quedar viudo, me vine con mis hermanos que de a poquito fueron desapareciendo, quedamos tres”, agregó el ex árbitro y padre de tres hijos, todos nacidos en Berisso, Carlos Daniel, en 1958, Jorge, en 1960, y Sergio, en 1966.

Tuvo muchos trabajos en su vida, desde el primero como canillita en la niñez, enfermero en la juventud, y el más destacado, técnico en dactiloscopia y perito en identificación humana a través de la impresión digital, que ejerció en Jefatura de Policía. Pero la vocación fue el arbitraje. “Fui extremadamente pensante y estudioso del reglamento”, se autodefinió. Su ingreso al fútbol fue por la puerta de la Liga Amateur Platense, en la casa madre de la calle 6 entre 60 y 61, donde entabló amistad y formó parte de una camada de referís que integraron Mario Gallina, Enrique Graziani, Aldo Vanza, Roberto Morzilli, entre otros.

Video: mano a mano con Carlos Britos

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Su vida entre Berisso y Ensenada

Estaba radicado en Berisso y los fines de semana tenía partidos por aquella liga de mucha pierna fuerte entre los años ‘60 y ’90. Más tarde, compartió con Carlos Nicoletti, Oscar Lupi y Héctor Rimoldi, recientemente fallecido. Era la troupe de la desaparecida Asociación Platense de Arbitros (APA). Britos recuerda haber sido “el primer presidente del Colegio de Árbitros que funcionó en la Liga”, y no guarda rencor por el final triste a raíz de una sanción que recayó sobre su autoridad.

Entonces, en 1991, dio un paso al costado y fundó una institución de la cual fue cabeza directiva: Árbitros de Fútbol Independiente Asociados (AFIA). Tuvieron el local en la calle 41 entre 12 y 13, y de los cursos de formación pudieron ingresar al fútbol grande de AFA José Zdonek y Gastón Meineri. La agrupación tuvo mucho trabajo y diversidad de torneos, como la Liga de Chascomús, Dolores, Maipú y Ensenadense. Britos recordó con orgullo la edición 1992 de “los Torneos Juveniles Bonaerenses, en Mar del Plata, acordando con el gobierno provincial la cobertura de las dieciséis canchas en fútbol masculino”.

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Una mirada de cerca del monumento.

Una mirada de cerca del monumento.

En esa ciudad, también estuvo al frente de otra agrupación, UNAF, con la cual encabezó una huelga de árbitros ante la Liga Marplatense “por un cúmulo de irregularidades”. Duró varios meses de 1982. En ese tiempo, tras la guerra de Malvinas, Britos ya impulsaba un reconocimiento de corazón, por un amigo caído. “Logramos que el vestuario de árbitros del Estadio José María Minella llevé el nombre de René Pascual Blanco, quien fue compañero referí y ofrendó su vida en defensa de la patria como sargento primero de la Brigada 601”.

Britos visita con asiduidad nuestra región. Familiares y amigos, en Ensenada, ciudad donde se despidió del mundo deportivo con el rol de presidente del Tribunal de Disciplina de la Liga Ensenadense de Fútbol; y en la ciudad de Berisso, donde vivió y más afectos tiene, y donde fue agasajado por un grupo de ex jugadores de Estrella de Berisso, que en la década del ochenta alcanzó el récord de cinco títulos de campeones de Reserva consecutivos, allí jugó su hijo menor, Sergio, uno de los goleadores.

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Carlos Britos en su época de árbitro de la Liga Amateur Platense.

Carlos Britos en su época de árbitro de la Liga Amateur Platense.

Demás está decir que cuando aquello sucedía, si el “viejo” Britos era designado para conducir un partido de Estrella, se aseguraba que no estuviere su hijo. Códigos de la envestidura arbitral y del respeto, ese que sigue emanando a cada paso de un hombre lleno de gratitud por la vida.

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