A medida que el deporte ganaba terreno en la vida social, también crecía la necesidad de una indumentaria adecuada y los elementos necesarios para la práctica de actividad física. Año tras año, el comercio supo reflejar en sus vidrieras y en su siempre bien surtido salón de ventas el crecimiento de los deportes y de las distintas instituciones. La presencia e inserción del negocio en la vida platense tiene más de un mojón significativo.
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Al poco tiempo, se incorporó al emprendimiento familiar el primogénito de Aurelio José, llamado Aurelio Alberto, quien empezó a ayudar a su padre mientras cursaba el bachillerato en el Colegio San Luis. Aurelio Alberto y su esposa, Elba Moreno —más conocida por todos como “Coca”—, aportaban dedicación y compromiso constantes, con una presencia activa y cercana que dejaba huella en cada cliente.
Así, de a poco, Mateu Sport se fue transformando en un punto de referencia obligado para todos aquellos, en especial los jóvenes, interesados en el deporte. Su vidriera mostraba las últimas novedades en indumentaria de primeras marcas y en equipamiento para distintas disciplinas; desde pelotas de fútbol o rugby hasta guantes de boxeo, raquetas de tenis o palos de hockey, reflejando no solo las tendencias locales, sino también las del ámbito nacional e internacional.
Las camisetas canarias
A comienzos de 1930, con la profesionalización del fútbol en el país, se estableció que los equipos de rugby no podían formar parte de clubes vinculados al fútbol profesional. Como resultado, la sección de rugby del Club Gimnasia y Esgrima La Plata decidió independizarse y fundó un nuevo club: La Plata Rugby Club, oficialmente creado el 20 de marzo de 1934.
En esos primeros tiempos, los miembros del flamante club se acercaron en busca de camisetas para usar en los partidos. En Mateu Sport los recibieron y, ante la urgencia, les ofrecieron lo único que tenían en cantidad suficiente: un lote de casacas de arquero amarillas, color que por entonces era obligatorio para los guardametas según la reglamentación de la Asociación del Fútbol Argentino. Así, casi por casualidad, nació el tradicional color amarillo que desde entonces identifica a La Plata Rugby.
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El comercio también se convirtió en un punto de encuentro para los fanáticos del boxeo. En los años ’50, Mateu Sport reunía multitudes frente a su vidriera, donde se colocaba una de las primeras pantallas de televisión de la ciudad para seguir las peleas en vivo. Aurelio José era un gran apasionado del boxeo y, entre sus numerosos vínculos, estaba relacionado con el mítico Luna Park. Así, impulsó la llegada a La Plata de reconocidos púgiles de la época y fue auspiciante en numerosas peleas. Hasta cuentan que varios de los boxeadores terminaban alojados en su casa. Su hijo, Aurelio Alberto —hoy con 95 años— recuerda con emoción la visita de Archie Moore, campeón mundial de los pesos pesados, quien antes de pelear en la ciudad pasó por el local familiar, generando una verdadera revolución. Aquella tarde en que Moore firmó autógrafos en el pequeño local alquilado en que funcionaba Mateu Sport, quedó en la memoria como un momento de gloria.
Una de las tradiciones fue, durante largo tiempo, proveer la pelota con la que jugaban los equipos platenses de fútbol. Una de las tradiciones fue, durante largo tiempo, proveer la pelota con la que jugaban los equipos platenses de fútbol.
Además del televisor en la vidriera que reunía multitudes cada vez que transmitía boxeo, siempre se recuerda su innovadora marquesina. Una estructura vertical elevada sobre el techo del negocio que sobresalía por encima de los edificios de la cuadra. Primero se encendía la marca Mateu, y luego, unidos por la palabra deportes escrita en forma vertical, uno a uno, los nombres de distintas disciplinas: básquet, fútbol, tenis, rugby. La novedad se convirtió en una verdadera revolución en el barrio que, como reconocen en la familia, despertaba algunas críticas entre algunos vecinos ya que interfería la señal de radios y televisores.
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Pero hay otros hitos. Según cuenta Aurelio -que en pocos días cumplirá 96 años- con inocultable orgullo, el comercio participó de la decisión de incorporar la hoja de roble, símbolo de la Universidad Nacional de La Plata, junto con los colores rojo y blanco en la insignia que el Club Estudiantes le encomendó confeccionar.
Las sucursales y los cambios
Todo fue modernizándose con el pulso de los nuevos tiempos. En la década de 1960, el negocio se mudó a la esquina donde hoy funciona la casa central: Diagonal 80 Nº 895, esquina 47. Durante mucho tiempo, Aurelio Alberto había observado con atención ese terreno, ocupado por otro comercio de calzado que permaneció a la venta durante varios años. Cuando finalmente tuvo la oportunidad, compró la propiedad y trasladó allí el negocio, sobre el cual construyó un edificio de diez pisos.
El sábado 7 de diciembre de 1968, en la prensa de la época se anunciaba la inauguración del nuevo y “magnífico local” en donde la firma pondria a disposición “la gama más completa de artículos muy selectos para todos los deportes”, al tiempo que agradeció a su “clientela amiga y público en general” haber posibilitado semejante logro.
Alberto Mateu, de 61 años, representa la cuarta generación familiar ligada al comercio. Tras un paso por la facultad de Ciencias Económicas se sumó de lleno al negocio. Por su iniciativa la empresa comenzó a expandirse e instalar sucursales. La primera fue en Plaza Italia en noviembre de 1997. En un aviso publicitario donde se anunciaba la novedad, se indicaba: “porque con casi un siglo de liderazgo y tradición en el mercado deportivo platense seguimos renovandonos constantemente”. Luego siguieron nuevas sedes. Hoy ya hay 14 en distintos puntos de la región.
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Los Mateu, que sonríen al admitir que en la familia no hay deportistas dedicados ni constantes, han documentado con esmero la historia del negocio y la conservan como un verdadero tesoro, guardada en sobres y cajas. Son cientos de imágenes que retratan grandes figuras del deporte y distintos momentos a lo largo del tiempo.
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Tres generaciones y el negocio en pie.
En la mesa del primer piso del edificio que en su planta baja funciona la casa matriz tres de las cinco generaciones de la familia ligadas al negocio charlan con el cronista de Begum. Entonces se abre uno de los sobres con fotos y ahí están desde Osvaldo Zubeldia o Timoteo Griguol; hasta el destacado atleta Osvaldo Suárez; el futbolista Eduardo "Monono" Domínguez, jugador que pasó por Estudiantes y Gimnasia; junto a decenas de figuras del deporte local. También hay postales de basquetbolistas; un desfile de trajes de baño en el Club YPF de Ensenada en 1945; y, entre muchas otras, secuencias de la carrera de Turismo Carretera denominada la “Vuelta de Ensenada”, que en 1965 terminó en tragedia con un accidente que causó la muerte del piloto Santiago Saigós y su acompañante Mateo Karelovich.
Todo fue modernizándose, la casa deportiva expandida en nuevas sucursales y con el pulso de Gimnasia y Estudiantes
Una de las tradiciones de Mateu Sport fue, durante largo tiempo, proveer la pelota con la que jugaban los equipos platenses de fútbol. Eran balones con gajos de dos colores que se impusieron en todos los estadios. Al inicio de cada match el locutor del estadio repetía: “¡Este partido se jugará con una pelota de Mateu Sport! Señor juez,cuando usted lo disponga”. De eso también la familia conserva muchas imágenes que dan cuenta, asimismo, del sponsoreo en las canchas.
Además de fotos y recuerdos, los Mateu también conservan objetos cargados de historia: floretes, espadas, uniformes y máscaras de esgrima —un deporte muy practicado a comienzos del siglo XX—, una zapatilla Reebok de Shaquille O’Neal, e incluso un sillón del Mundial '78, que cada tanto vuelve a exhibirse en la vidriera.
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Un gran salto fue también la provisión de indumentaria para las distintas actividades practicadas por estudiantes en el campo de deportes de la Universidad Nacional de La Plata. A ello se sumó, con los años el sponsoreo de clubes como Cambaceres, Villa San Carlos, Santa Bárbara o el deporte amateur de Estudiantes.
Desde pelotas de fútbol o rugby hasta guantes de boxeo, raquetas de tenis o palos de hockey: nada quedaba afuera
Los Mateu también tuvieron vínculos con Alvaro Menendez, dueño de Sportlandia, la principal fábrica argentina de artículos deportivos. Con todo, pasan los años y los Mateu mantienen viva la tradición familiar. En 1980 también Alberto Eduardo , hoy de 61 años, se sumó a la actividad y así inauguró el cuarto capítulo familiar de la empresa. Alberto suele comentar la fuerte relación que existe entre los éxitos deportivos y el aumento en la venta de artículos relacionados. Como ejemplo, menciona la época dorada de Guillermo Vilas, cuando la demanda de productos de tenis creció notablemente.
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El local histórico de diagonal 80 y el legado de sus dueños.
En 2008, realizaron un cambio que volvió a posicionarlos a la vanguardia del rubro: inauguraron un local dedicado al desarrollo de marcas de moda urbana, a partir de líneas de indumentaria deportiva. Ese nuevo espacio lleva un nombre con el sello familiar: Aurelius. “Nosotros veíamos que era necesaria una segmentación, porque la gente utilizaba prendas deportivas en la vida cotidiana, siguiendo lo que usaban los deportistas. Al principio, las grandes cadenas no veían esa tendencia que hoy todos cultivan”, recuerda Alberto.
Hoy, la firma familiar, en constante crecimiento, cuenta con una veintena de sucursales, incluyendo cuatro Aurelius y tres franquicias de la marca Adidas. La nueva generación está representada por los hijos de Alberto: Federico (34) y Julián (27), quienes trabajan en el desarrollo de nuevas formas de comercialización, con locales en los que se propone una experiencia diferente y no dejan de pensar en cómo seguir expandiéndose, quizás más allá de los límites de la ciudad. Pero esa, será otra historia.