sábado 08 de febrero de 2025
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Viaje al pasado

La Estación de Bavio entre globos perdidos, cartas de enamorados y ataques guerrilleros

A más de 130 años de su fundación, se creó un museo histórico en el pueblo lechero. Se reviven el paso de personajes célebres, anécdotas de pasajeros y rescate de objetos en un paraje rural que vuelve a recuperar la memoria del tren.

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El gigante de acero negro multiplica sus fantasmagóricas apariencias envuelto en densas nubes de vapor, las que brotan de manera volcánica de su potente chimenea. En su vientre de hierro el carbón, al rojo vivo, lleva el agua de la caldera a más de 120 grados. Está listo para liberar una fuerza térmica capaz de arrastrar la pesada locomotora y la formación de lustrosos vagones de madera, llenos de pasajeros.

La bestia mecánica brama en uno de los andenes de la por entonces Estación La Plata (hoy Pasaje Dardo Rocha). De esa forma se inicia un viaje histórico que marcará la inauguración de la Estación de Bavio, a más de 30 kilómetros.

El jefe de la terminal luce nervioso y a la vez feliz. El almanaque que cuelga de la puerta de su oficina dice que es el 15 de mayo de 1887.

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El gigante de acero, partiendo hacia Bavio.

El gigante de acero, partiendo hacia Bavio.

En el horizonte y mirando hacia la joven ciudad de La Plata, a punto de celebrar su primer lustro de vida, se recorta la silueta de la imparable locomotora escocesa que hace vibrar su campana, en señal de pronto arribo. De lejos semeja un huracán envuelto en una monumental humareda.

“¡Ahí viene!”, grita un lugareño de Bavio asombrado mientras se agitan las banderas celestes y blancas. El bullicio de la gente es ensordecedor, la alegría desbordante y los rostros de sorpresa se multiplican. Las cien toneladas de hierro en movimiento hacen temblar el piso, mientras rezongan los frenos de metal contra metal para detener la marcha del caballo de acero.

La Estación Bavio era lugar clave de tránsito para la comunicación de los pueblos rurales con la gran urbe.

Desde aquella jornada inolvidable para “el pueblo de la buena leche”, enclavado en una de las cuencas lecheras más importantes del territorio bonaerense, otro tren circuló por las “vías del tiempo” dejando una rica historia que hoy cobra una nueva dimensión.

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La vieja estación permaneció inactiva durante largos años.

La vieja estación permaneció inactiva durante largos años.

ASOMA UN MUSEO

Pasaron 136 años. La estación de marcado estilo inglés, clave para los pueblos rurales cercanos a La Plata, recupera su memoria. Decenas de personas anónimas sumaron su voluntad desinteresada para que recobre su brillo fundacional. Un trabajo tenaz y minucioso que fue confiado a los integrantes de la Posta Cultural y Museo Estación Bartolomé Bavio. Su presidente Marcelo Pernigotti, docente y escritor, dueño de una elegante sobriedad y de un demoledor conocimiento de la ruralidad, es el encargado de decodificar el ADN de la vieja estación.

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Las vías del pueblo lechero recuperan su memoria.

Las vías del pueblo lechero recuperan su memoria.

El espectacular Museo que trae el pasado al presente y que de algún modo garantiza que el futuro siga siendo hoy, posibilitando que otras generaciones conozcan esta realidad ferroviaria, abrió sus puertas el 1 de diciembre. A partir de allí, podrá ser visitado los fines de semana, momentos en los que personal capacitado explicará las maravillas del pasado cercano.

Decenas de personas anónimas sumaron su voluntad desinteresada para que recobre su brillo fundacional. Decenas de personas anónimas sumaron su voluntad desinteresada para que recobre su brillo fundacional.

Bajo el techo que aún conserva las originales chapas de zinc inglesas y sobre la impecable pinotea de sus pisos, el pintoresco edificio se distribuye entre la Sala de Espera y Boletería, la Oficina General y Telégrafo, Oficina del Jefe de Estación y la Sala de Señoras, destinada a brindar comodidad a las mujeres y sus hijos, con baño privado incorporado.

En el andén, lustrosas lajas de pizarra azul parecen no acusar el transcurro de los 136 años y los miles de pasos perdidos que anduvieron por su piel de piedra. Son pequeñas y grandes historias. La cartelera ha sido restaurada con esmero, y mirarla permite imaginar la pronta llegada de un tren que ya no ha de arribar.

Es difícil, casi imposible ensayar una pregunta que el conocimiento del profesor Pernigotti no pueda saldar con solvencia. Dice que el esplendor de la estación fue entre las décadas de 1920 y 1950. Y así propone un viaje imaginario en el tiempo para el cual recomienda sacar boleto parar arrancar con el recorrido, allí donde surgen personajes célebres, curiosas anécdotas bélicas y un sinfín de comunicaciones de tantos años de gente.

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El docente y escritor Marcelo Pernigotti, alma mater de la Estación Bavio.

El docente y escritor Marcelo Pernigotti, alma mater de la Estación Bavio.

CUANDO LOS FAMOSOS LLEGARON EN TREN

Carlos Spegazzini fue catedrático de zoología de la Universidad Nacional de la Plata y, entre otros honores, director del Museo de Ciencias Naturales. Su fruición investigativa lo llevó a Bavio, donde hizo un gran descubrimiento botánico. Corría el año 1902 y descubrió una planta carnívora acuática, única por sus características, a la que denominó Utricularia Platensis.

Por el andén siguió el desfile de notables. En este caso, no una, sino varias veces lo transitó el autor de las icónicas obras “Fuerzas Morales” y “El hombre Mediocre”. José Ingenieros, el médico psiquiatra y docente, hacía escala en Bavio rumbo a empalmar Magdalena, ciudad en la que residía su hermano Pablo, recordado editor del periódico anarquista “El combatiente”.

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TITA FUE “DE BAVIO” ANTES QUE “DE BUENOS AIRES”

En su juventud Tita Merello fue boyera en el campo “La Goyita”, distante a un par de kilómetros de la estación. “La Morocha Argentina” vivió en la zona rural por prescripción médica al diagnosticársele tuberculosis. Los facultativos recomendaban el campo y su oxígeno para una recuperación de la dolencia. Así fue que la Merello vivió entre los 12 y los 14 años, hasta que un día abordó el tren Bavio–Constitución, puerta de entrada a la gran urbe que la consagró como “Tita de Buenos Aires” donde desarrolló una carrera artística descollante.

EL DIA QUE A JORGE NEWBERY LO TRAJO “EL HURACAN”

Ese fue el nombre del globo aerostático que piloteó el intrépido aviador fundador de La Aeronáutica Militar Argentina y que fue, por su magnetismo y valentía, uno de los primeros grandes ídolos populares del país.

Newbery salió del Campo Argentino de Palermo para unir Buenos Aires con Montevideo. Un poderoso viento del río tronchó la hazaña y empujó el globo hacia la costa, donde perdió altura cerca de Bavio. Fue rescatado por Vicente Berton que en carreta lo trajo, junto con su globo, a la Estación Bavio. El 12 de diciembre de 1909 el piloto y su nave partieron en tren hacia Buenos Aires. Cuatro días después Jorge Newbery le escribió una carta de agradecimiento y le regaló la sirena del Huracán. El 5 de noviembre de 1912 el as de la aviación aterrizó por segunda vez en el partido de Magdalena, en la Estancia Hermenegildo Velázquez, pero esta vez lo llevaron a la Estación Rio Santiago.

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Medio centenar de guerrilleros, fuertemente pertrechados con armas largas, alteraron la bucólica tranquilidad del pintoresco pueblo rural. Fue a las 14 horas del 28 de junio de 1974 cuando la poderosa “Brigada Héroes de Trelew” se adueño de todo. El ataque planificado y sincronizado copó, de forma simultánea, la Filial del Banco Río de La Plata, el Destacamento Policial, la Sucursal de la Empresa Nacional de Comunicaciones (ENTEL) y la Sede de SEGBA, Distribuidora Eléctrica Nacional.

Al quirúrgico atentado no escapó la Estación Bavio, copada por guerrilleros que cortaron los cables del telégrafo, corazón de comunicaciones de la terminal. El fulmíneo operativo duró apenas 45 minutos, los suficientes para alzarse con el millonario botín de $13.800.000,00 equivalentes al cambio de la época, a la friolera de 2.000.000,00 de dólares.

Personalidades destacadas como Tita Merello, que de niña vivió en Bavio por una enfermedad, y Jorge Newbery, que fue rescatado por un lugareño, pasaron por los rieles rurales.

COSTUMBRES ARGENTINAS

Leyendo el añoso Libro de Quejas se encuentra el enérgico reclamo de un pasajero al Jefe de Estación: ”El coche del tren que sale de Constitución número 657 que trae a Pipinas no anda la calefacción”. El reclamo de Emilio está fechado el 6 de junio de 1937, por lo que no es difícil imaginar que fue una jornada de frío intenso. El jefe de Estación, Juan Pozzo, acusó recibo del pedido del pasajero.

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Una fuente encastrada en la pared, objeto histórico que se luce en la Estación Ferroviaria.

Una fuente encastrada en la pared, objeto histórico que se luce en la Estación Ferroviaria.

Prolijamente guardado en una carpeta con otros papeles, apareció un telegrama de 8x8 cm lacrado, dirigido a una joven de nombre Justa Antonia. La misiva, por alguna extraña razón, nunca llegó a manos de la mujer que, en vano, quedó esperando la palabra de su amado. El día en el que esta fechado habla de cuestiones de Cupido. Es el 14 de febrero de 1940, Día de los Enamorados.

“Nadie quiso abrir el telegrama –dice el profesor Pernigotti-, preferimos conservar el misterio”. Hoy luce en una de las vitrinas del recientemente fundado Museo.

Tal fue uno de los últimos servicios, en este caso bélicos, que prestó la vieja estación. En abril de 1982 un descomunal comboy cargado con más de un centenar de blindados TAM (Tanque Argentino Mediano) pasó por Bavio proveniente de Magdalena, fletado por el Regimiento 8. La pesada formación tenía como destino Río Gallegos, donde fueron apostados ante el temor que los ingleses atacaran el continente.

Medio centenar de guerrilleros, fuertemente pertrechados con armas largas, alteraron la bucólica tranquilidad del pintoresco pueblo rural. Medio centenar de guerrilleros, fuertemente pertrechados con armas largas, alteraron la bucólica tranquilidad del pintoresco pueblo rural.

EL TREN DEL TIEMPO Y SUS NOMBRES

Ramal La Plata Magdalena Ferrocarril Oeste fue su nombre, hasta 1888. Un año después Ferrocarril del Sud y luego Ferrocarril Buenos Aires, Ensenada, Costa Sud. Posteriormente Ferrocarril del Sud hasta que en 1948 el entonces presidente nacionalizó los ferrocarriles y se llamó Roca.

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Pese a la jornada inestable del viernes, el acto de inauguración concitó el interés de numerosas personas. 

Pese a la jornada inestable del viernes, el acto de inauguración concitó el interés de numerosas personas.

LLEGA EL TREN DE LA HISTORIA

A las seis de la tarde del viernes último, remedando aquel histórico arribo de 136 años, la añosa estación vivió otro momento histórico. Con la presencia de lugareños, autoridades y curiosos, se inauguró el Museo y otra vez el pueblo se dio cita para aplaudir el esfuerzo en silencio de vecinos y colaboradores anónimos que dedicaron su tiempo para ponerlo en valor. El Museo se encuentra a poco mas de 30 kilómetros de La Plata, en un pueblo que hace de la hospitalidad una actitud permanente. Ideal para un weekend en familia y con gastronomía cercana, propone un viaje en el tiempo que merece ser revivido. Sólo hay que sacar el boleto, porque en Bavio la historia todavía viaja en tren.

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Begum es un segmento periodístico de calidad de 0221 que busca recuperar historias, mitos y personajes de La Plata y toda la región. El nombre se desprende de la novela de Julio Verne “Los quinientos millones de la Begum”. Según la historia, la Begum era una princesa hindú cuya fortuna sirvió a uno de sus herederos para diseñar una ciudad ideal. La leyenda indica que parte de los rasgos de esa urbe de ficción sirvieron para concebir la traza de La Plata.

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