El Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires “Dr. Ricardo Levene” cumple cien años de vida y conserva casi tres millones de expedientes originales que se remontan al siglo XVII
En medio de tensiones políticas y un escenario de extrema violencia, el proceso que atravesó el país hacia 1880 permitió la consolidación del Estado nacional y, entre otras cosas, derivó en la fundación deLa Plata como capital de la provincia de Buenos Aires. Desde sus orígenes, en 1820, la provincia contaba con un acervo documental en el que se reunían registros de su vida política y administrativa, junto con otros documentos y testimonios esenciales de su historia.
Con el traspaso de la ciudad de Buenos Aires a la órbita nacional, aquel archivo, nacido junto con la provincia como espacio destinado a registrar los acontecimientos que marcaron su derrotero, provocó que toda la documentación reunida durante varias décadas fuera centralizada en la flamante Capital Federal.
Pasó un cuarto de siglo antes de que la provincia se dispusiera a recuperar su propia historia. Recién en 1925, el gobernador José Luis Cantilo, advirtió la necesidad de centralizar en un archivo público y organizado con criterio de selección técnica, los fondos documentales dispersos para ese entonces en distintas reparticiones de la órbita provincial.
El 15 de diciembre del citado año, Cantilo dictó el decreto N° 655. Para el mandatario necesario tomar recaudos ante el peligro real de pérdida o deterioro respecto de una valiosa documentación que obraba en poder de instituciones provinciales como la Legislatura, la Suprema Corte de Justicia y la Dirección General de Escuelas. El nuevo archivo tendría por misión “la conservación y ordenación de los materiales bajo dirección de personal técnico especializado, el que a la vez contribuiría al esclarecimiento del pasado de la provincia”.
Para “reunir y organizar los fondos documentales existentes en las oficinas públicas”, el gobernador Cantilo encomendó al abogado Ricardo Levene la creación de un archivo con sede en la ciudad de La Plata. Levene, doctor en Jurisprudencia y Leyes, era por entonces miembro de la Junta de Historia —antecedente de la actual Academia Nacional de la Historia— y la presidió entre 1927 y 1931. Lervene, quien asumió la dirección de la nueva dependencia con carácter ad honorem, siguió al pie de la letra las instrucciones recibidas pero también puso su impronta en la constitución del archivo. Como primer director y organizador del nuevo archivo, contemplaba funciones de superintendencia en el orden técnico sobre el resto de los archivos provinciales, esto es, en función de relevamiento de los repositorios, reorganización metódica y compilación sistemática. Levene siguió las instrucciones recibidas.
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La institución abrió sus puertas en abril de 1926 y tuvo su primera sede en la “Cárcel de Detenidos” situada en la calle 14 entre 48 y 49 de La Plata. El flamante director no sólo era un apasionado por la historia sino por aplicar el método científico a los estudios históricos. Integraba la llamada Nueva Escuela Histórica que impulsaba esta mirada al tiempo que daba clases en el Colegio Nacional Mariano Moreno, en la Facultad de Filosofía y Letrasm eb Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, en Humanidades y Ciencias de la Educacion en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) en la que fue Presidente entre 1930 y 1931 y luego de 1932 a 1935.
Levene trabajó incansablemente en el archivo desde su fundación hasta que murió en 1959. Más de treinta años y un legado que es parte de la impronta de la institución: la importancia de la historia local, pensar la identidad de la provincia desde la historia de los pueblos.
Documentos desde 1608
Visitar el Archivo es como abrir una amplia y apasionante puerta al pasado. Pero no sólo por el valor de los documentos que guarda, sino porque el propio espacio nos transporta a otro tiempo: el de los orígenes de la capital provincial, marcado por la planificación y la historia.
Desde 1929, el archivo funciona en el segundo piso del emblemático Pasaje Dardo Rocha (calle 49 Nº 588, entre 6 y 7). El edificio -hoy convertido en centro cultural municipal- fue originalmente estación de trenes y más tarde sede del correo y hasta 1982, dependió administrativamente de la provincia de Buenos Aires.
Al lugar se accede por una antigua escalera de mármol o por un ascensor de rejas negras con terminaciones doradas. Las paredes anchas y altas, la puerta de dos hojas trabajadas con molduras se abren hacia un piso de largas pinoteas flotantes. El olor a cera y papel se mezcla con el aire fresco que circula entre los estrechos pasillos que forman las estanterías. Aunque uno no haya tomado contacto con información alguna, es posible sentir que estamos en un lugar con contenido y peso propio.
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Entre los documentos más antiguos se encuentran los correspondientes al Fondo de la Real Audiencia, habían sido conservados por la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires hasta la fundación del Archivo Histórico.
Muchos de estos materiales dan cuenta de los delitos más comunes de la época así como también de sus autores. Injurias, cuatrerismo (robo de ganado), homicidios, vagancia, robos, incesto, amacebamiento (convivencia de hombres y mujeres sin haber contraído matrimonio), castigo a criados aparecen retratados en esas páginas que combinan procesos criminales con causas civiles, ademas de otras comunicaciones de policía y notas elevadas a las autoridades.
El expediente más antiguo data de 1608 y está firmado por el militar y explorador Hernando Arias de Saavedra, más conocido como Hernandarias (1561-1634), quien fue gobernador del Río de la Plata y del Paraguay hasta 1609. El documento lleva por título: “López Francisca. Instrumento que presentó en los autos con los herederos de Amador de Rojas”.
Al Fondo de la Real Audiencia del le sigue el de la Real Audiencia de Buenos Aires, institución encargada de administrar justicia en tiempos de la colonia. La consulta de algunas de estas bases documentales, como la del Juzgado del Crimen, permite asomarse a la vida de la gente común, o, utilizando el término de la época, del llamado “bajo pueblo”. Se trata de personas de condicion humilde con ocupaciones subalternas y sin estatus social.
Según explica la actual directora del archivo, Alicia Sarno, estos registros resultan especialmente reveladores para los estudios de género: en ellos, mujeres esclavas, mulatas, “cómicas”, trabajadoras o prostitutas hacen oír su voz ante la justicia. En uno de los expedientes, fechado en 1791, se conserva incluso una trenza de mujer, presentada como prueba en lo que hoy denominaríamos una causa por violencia de género.
La gestión documental en perspectiva de género que lleva adelante el Archivo es otro aspecto a valorar ya que, las memorias de las mujeres y diversidades como sujetos históricos, están insuficientemente representadas. Algunos de los Fondos como el Juzgado del Crimen y la Real Audiencia, contienen documentación sustancial para los estudios de género.
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Desde el Archivo se busca reconocer a las mujeres productoras de archivos, y se lleva a cabo una política activa de incorporación de esos fondos personales: el de Adelina Dematti de Alaye, Madre de Plaza de Mayo de La Plata fue uno de los primeros en ingresar, declarado Memoria del Mundo por la UNESCO; le siguieron el de Lidia Anselmi y los registros orales de otras Madres de La Plata; militancias feministas como la de Dolores Ruiz de Romero (principios del siglo XX) o Gabriela Barcaglioni; o militancias políticas como Julia Segretto y Ana González Montes.
El legajo de Juan Moreira
Los distintos actores sociales desfilan por las fojas de la Justicia como si se tratara de una gran obra de teatro. Muchas de estas historias fueron muy comentadas y luego contadas y la realidad y la ficción se asociaron en la creación de muchos mitos y leyendas. Por ejemplo, la causa seguida al gaucho Juan Moreira, se inició en Navarro, en agosto de 1869 y se encuentra digitalizada en el Archivo Histórico de la Provincia. Moreira protagonizó un incidente en una pulpería, agredió a varios hombres, incluyendo a Juan Córdoba, lo que derivó en su huida y posterior persecución.
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La historia judicial de Moreira es real, aunque su mito se popularizó a través de la novela de Eduardo Gutiérrez. Escritor que también le dedicó su oficio a la historia de la “Hormiga Negra”, uno de los llamados “bandidos rurales” "... es un ser pequeño, delgado, de nariz aguda y de mirada más aguda aún." Lo cierto es que producto del proceso judicial, Guillermo Hoyo fue acusado y condenado a ocho años de prisión por el asesinato de la almacenera Lina Penza de Marzo, cometido el 14 de septiembre de 1902. El magistrado interviniente dictó sentencia, pero unos años después un hombre llamado Martín Díaz fue arrestado por otro crimen y confesó haber cometido el asesinato de Penza, poniendo en evidencia el error judicial, razón por la cual Hoyo fue liberado. La causa seguida por la muerte de Facundo Quiroga también es patrimonio del Archivo de la Provincia.
A lo largo del tiempo se fueron sumando materiales provenientes del Juzgado del Crimen; Sala de Representantes; Cámara de Diputados de la Provincia; Cámara de Senadores, Ministerio de Obras Públicas; Dirección General de Escuelas y Ministerio de Gobierno. Luego, se incorporaron los fondos documentales de los Juzgados de Paz de Campaña, la Dirección de Geodesia y el Banco Hipotecario de la Provincia.
Más recientemente, se incorpora el fondo fotográfico del diario El Argentino de La Plata, que posee postales incunables que constituyen un valioso testimonio visual de la época. El ingreso de este material al archivo fue fruto de un doble rescate. Cuando El Argentino quebró en la década de 1960, Horacio Ferretti, empleado de la sección Deportes, salvó unas cuarenta cajas con fotografías que iban a ser desechadas. Años más tarde las entregó a su amigo Juan Pedro Cendoya, quien en 2008 las donó al Levene. Un ejemplo elocuente de la importancia de estas imagenes es el caso de un registro que documentaba a los adjudicatarios de créditos del Banco Hipotecario. Se trataba de información bancaria que reflejaba movimientos económicos vinculados con la construcción de viviendas. Sin embargo, con el paso del tiempo, esas mismas fotografías permitieron identificar a personas relacionadas con las logias de masones ya que solían llevar una banda en el pecho.
También están los fondos personales José Hernández, Carlos Ibarguren, Emilio Mignone, el fondo de Historia Oral y otros fondos y colecciones: Berra, Mercante (h), Avanza, Lima, Labarthé, Suárez, Guerrero, Passerini; Lidia Anselmi de Díaz; Senén González; Teófilo Gomila, Jerónimo Boragina, Gabriela Barcaglioni, Julia Segreto, Nicolás Durán, Constanza Erbetta, entre otros.
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La documentación de la Escribanía Mayor de Gobierno muestra la evolución de la tierra pública, y la Dirección de Escuelas acerca una amplia y diversa mirada sobre la educación y sus actores sociales.
Cambios en el tiempo
Con los años, distintas disposiciones fueron delineando la misión del Archivo. Después de mas de dos décadas de depender del Ministerio de Gobierno bonaerense, mediante el decreto-Ley 21.040 de 1957 se lo incorporó a la cartera de Educación y se le asignó la tarea de brindar asesoramiento técnico a los archivos municipales de toda la provincia. Más tarde, el decreto Nº 5532 de 1969 aprobó su reglamento y estableció como sus funciones específicas: reunir, clasificar, organizar y conservar los fondos documentales de la administración pública provincial, además de actuar como organismo de referencia sobre el origen y fundación de los pueblos bonaerenses.
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Desde la creación del Instituto Cultural de la Provincia mediante la Ley Nº 13.056 de 2003, el Archivo Levene pasó a depender de dicho organismo. En sintonía, el decreto N° 1.940/03 actualizó sus funciones, destacando la investigación sobre la historia provincial, el incremento y la difusión del patrimonio documental, la preservación conforme a la normativa vigente y la planificación de acciones de custodia y conservación del material.
Los más de mil quinientos metros lineales de estanterías, también se nutren de fondos particulares correspondientes al pasado reciente. Entre ellos el Fondo Adelina Dematti de Alaye, Madre de Plaza de Mayo, declarado en 2007 Memoria del Mundo por la UNESCO.
El archivo Institucional del Archivo Histórico, por su parte, posibilita adentrarnos en la historia de la institución y sus trabajadores.
El equipo de trabajo del archivo está integrado por profesionales especializados —archivistas, historiadores, conservadores, biólogos, museólogos, diseñadores y comunicadores—, además de personal de apoyo en constante capacitación. Como dato distintivo, tareas centrales como la archivística, de conservación y museología son tradicionalmente llevadas adelante por mujeres, que, consecuentemente, en el archivo son mayoría.
El Archivo Levene se ha consolidado como una institución clave para comprender la historia de la provincia. Es un espacio vivo y dinámico, dedicado a la gestión archivística continua: organiza y preserva sus distintos fondos, los pone al alcance del público y los resguarda para las generaciones futuras.
Como decía Levene, su director-fundador, es una institución de cultura asociada a la historia y el cuidado de las fuentes de producción del conocimiento histórico con la mirada puesta en el interior de la provincia.
Según esa concepción, “los archivos cumplen una triple función social: son fuentes para el conocimiento histórico, preservan las memorias institucionales y garantizan derechos, asegurando el acceso a la verdad, al pasado y a la reparación, y funcionando como límite frente a todo negacionismo”, explica Alicia Sarno, actual directora del archivo. Sarno asegura que la importancia de trabajar para construir un nuevo imaginario acerca de los archivos que no se limite a los historiadores o investigadores, sino ampliar ese espectro a los y las bonaerenses.
La Red de archivos
El marco legal establece que el archivo brinde asesoramiento técnico, capacitaciones y seguimientos, en forma virtual y presencial, a otros archivos. En septiembre último, durante el XX Congreso de Historia de los Pueblos, quedó constituída la Red de Archivos de la Provincia de Buenos Aires para profundizar esa tarea fundacional de trabajo colaborativo.
La conservación y preservación de los documentos siempre ha sido un desafío para los archivos. En las últimas décadas la conservación en general y la preventiva en particular han registrado sustanciales cambios. El desarrollo tecnológico y la implementación de nuevos materiales ha permitido el perfeccionamiento y minuciosidad de las técnicas, aplicables tanto a las agrupaciones documentales como a los entornos de guarda y exhibición. También se ha propiciado la formación de equipos de trabajo interdisciplinarios y las interconsultas con profesionales e instituciones afines. Hoy la preservación está instalada en el Archivo como uno de los pilares de la política institucional. Los planes de preservación integral, registros y evaluaciones periódicas, limpieza mecánica, diseño de guardas, cambios de contenedores, representan tareas cotidianas llevadas a cabo por trabajadoras especializadas y capacitadas para responder a los desafíos permanentes de la actividad.
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El soporte papel, centro de la tarea de conservación archivística, se amplió a otros materiales: la fotografía, las cintas de video y audio, el material fílmico. Por otro lado, las conservadoras del Archivo realizan capacitaciones y talleres a los archivos del territorio provincial, tanto virtuales como presenciales.
El archivo, que recibe en forma permanente visitas de todos los niveles de la enseñanza, es consultado de manera por motivos académicos y pedagógicos y periodísticos por distintos medios de comunicación. La Sala de Investigadores es el espacio para la consulta. Previamente se debe solicitar turno por correo, donde los referencistas asisten al investigador antes de llegar al Archivo: [email protected] o al 0221 482-4925.
Además se organizan exposiciones por el interior bonaerense, talleres de historia oral, talleres de álbum familiar, son parte de esta política. La posibilidad de asesoramiento a archivos del territorio no sólo a los trabajadores sino a personas interesadas en conservar patrimonio familiar de la mejor manera posible. Son algunos de los recursos de acercamiento a las comunidades. Los archivos personales constituyen valiosas fuentes de información para la investigación porque registran no solamente la trayectoria de vida, intereses e inquietudes de sus productoras/es, sino también son testimonios de la época que les tocó vivir.
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Esto permite que documentos que estaban en el ámbito privado pasen a la esfera pública y puedan tener libre acceso para quien lo requiera. Esa conciencia de preservar la memoria en archivos públicos la tienen quienes han donado sus archivos personales a nuestro Archivo Histórico, actitud que valoramos e incentivamos para que sea replicada por más personas y se sostenga en el tiempo. Es el caso, por ejemplo, de Constanza Erbetta que donó el archivo de su padre Homero, maestro rural de la Provincia de Buenos Aires durante el primer peronismo; o Hugo Caruso, en su paso por la Subsecretaría de Cultura de la Provincia.
En el marco de las celebraciones del Centenario, el archivo se abre a la comunidad también a través de su página web institucional https://archivohistoricopba.gba.gob.ar/ y el repositorio digital https://ahpbagestion.gba.gob.ar/index.php/?sf_culture=es -sobre la base de un software específico para archivos que se denomina AtoM- que permite la consulta desde cualquier punto remoto, tanto de la información como de los documentos que se cargan al sistema. Si bien es una tarea de largo alcance, se comenzó con el archivo personal de Adelina Dematti de Alaye y otros fondos y colecciones personales.
“Esa es la tarea, a 100 años de su fundación, y ya cumplidos los 200 años del nacimiento de la provincia, el Archivo Histórico sigue siendo imprescindible en la construcción de la Historia, la Memoria y la Identidad de los y las bonaerenses”, destacan desde el Instituto Cultural, a cargo de Florencia Saintout, quien promovió en conjunto con la Universidad Nacional de La Plata, la creación de la Diplomatura en Archivística y gestión digital de documentos, gratuita y de modalidad a distancia, que comenzará a dictarse en 2026.
Desde las ventanas del archivo se aprecia una buena perspectiva de la avenida 7 y la calle 49. En la esquina, un grupo de adolescentes con ropa deportiva se acomoda para una selfie, mientras una señora con bastón cruza del brazo de un policía.
¿Cuál habría sido la vista favorita de Levene desde estas mismas ventanas? ¿Qué ciudad miraría desde aquel segundo piso?
En las estanterías salen a la luz los gauchos, las lavanderas, los inmigrantes, los artistas. Los nombres y las fechas se entremezclan. El olor de los libros y la pinotea se parecen al de alguna habitación de casa de una abuela. O quizás al de la vieja biblioteca de alguna escuela. En el silencio, un susurro tenue de voces y músicas leves parece ondular con el viento. Mientras, abajo, en la calle, el pulso de la ciudad sigue su ritmo, el archivo nos invita a pensar en otros escenarios de nuestra propia historia.
Begum es un segmento periodístico de calidad de 0221 que busca recuperar historias, mitos y personajes de La Plata y toda la región. El nombre se desprende de la novela de Julio Verne “Los quinientos millones de la Begum”. Según la historia, la Begum era una princesa hindú cuya fortuna sirvió a uno de sus herederos para diseñar una ciudad ideal. La leyenda indica que parte de los rasgos de esa urbe de ficción sirvieron para concebir la traza de La Plata.